EVANGELIO
Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.
Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.
Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se les echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo:
«Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella replicó:
«Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».
Él le contestó:
«Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
Palabra del Señor.
Anuncio de Proyecto Amor Conyugal en Benalmádena: 12 de febrero a las 20h En la parroquia de la Virgen del Carmen (C. Bonanza)
Málaga: Recorrido por vuestro corazón de esposos, con José Luis y Magüi, profundizando en «Los frutos del Amor Conyugal» el miércoles 16 de febrero en la Casa Hermandad del Sepulcro a las 20h
Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí: http://wp.me/P6AdRz-D1
Y punto.
El Señor dice “por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija”. La pregunta es ¿cómo lo ha dicho para merecer tal premio? Pues con humildad y con fe. Esas son las dos claves que hacen que Jesús saque los demonios de nuestro interior: Humildad y fe. Con estas dos actitudes, mi matrimonio puede cambiar diametralmente.
Leo con atención lo que Jesús le dice a la mujer pagana. Me parece durísimo. Yo podría reaccionar diciendo que me parece una injusticia, que Dios no actúa así, porque Él no hace distinciones entre unos y otros… Pero aquella mujer en cambio, acepta las condiciones de Jesús con humildad, y el resultado es ¿cuál? Que salva a su hija. Por su fe y su humildad.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juan: Me cuesta creer que sólo estar ante la presencia del Señor cambie esta situación.
Ana (Esposa de Juan): Lo comprendo, porque no tiene ninguna lógica. Pero es lo que nos han dicho nuestros tutores. Tenemos dos opciones, o fiarnos y hacer lo que nos dicen o seguir como estamos o ir a peor, que no me extrañaría nada. Ellos dicen que son testigos de que esto ha sido así. Pues hagámoslo y punto.
Juan: ¿Y yendo forzado funciona también?
Ana: Imagino que no es lo mismo. Tu libertad es importante para Dios. Tienes que ponerte ante Él con confianza, y Él hará el resto.
Juan: Vale. ¿Qué plazo nos dan para experimentar algún cambio?
Ana: Tres meses.
Juan: ¿Tres meses…? Está bien. Confiaré y punto.
(Y el Señor dijo desde el cielo: Por eso que has dicho, sanaré tu matrimonio.)
Madre,
Alabado sea el Señor, que nos está esperando porque quiere liberarnos de todo mal. Amén.
La humildad para reconocer nuestras faltas y descuidos en la vida matrimonial así como tener una gran fe en que Dios ayudará siempre en la relación de los esposos es imprescindible para la convivencia de cada día. Por supuesto hay que aprovechar «esas migajas » (prqueños detalles) que se nos ofrecen con cariño y a veces so solemos aceptarlas o servirlas.