EVANGELIO
La lámpara se trae para ponerla en el candelero. La medida que uséis la usarán con vosotros.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 4, 21-25
En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío:
«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero?
No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no haya nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».
Palabra del Señor.
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¿Cuánto acojo?
Al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Esta frase suena a injusticia, pero hay una interpretación que me parece muy reveladora: Al que acoge a Dios, al que acoge Su amor y recibe Su gracia, se le darán más gracias. Crecerá como persona, crecerá en su matrimonio, aprenderá a amar… Recibirá “gracia tras gracia”. El que no tiene amor porque no acoge al Amor, porque no está abierto a recibir Su gracia, no reza con su esposo… ese perderá la paciencia que tenía, la alegría que pudo tener, etc.
La pregunta que me hago hoy es, cuánto acojo del amor de Dios para después poder entregárselo a mi esposo en Su nombre. Tanto entrego, más tengo. Pues bendito sea Dios, porque cuanto más tengo, más me da, y entro como en una espiral hacia arriba que hace crecer nuestro amor hasta llegar a la caridad conyugal. Hasta llegar al cielo.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juan: Me doy cuenta que mido lo que no debo.
Matrimonio Tutor: ¿A qué te refieres?
Juan: Me empeño en medir el amor que me tiene mi esposa, según mi criterio, y esa no es la medida que Dios quiere que utilice. Si Él viniera ahora mismo, no me preguntaría por lo que me quiere mi esposa. Me pediría pesar mi corazón para ver cuánto pesa mi amor. Así que pienso “tomar medidas”…
Matrimonio Tutor: Genial!! Has dado en la clave, Juan. Vas por muy buen camino. Pero ten en cuenta una cosa, que tú no puedes. Nosotros, al menos, lo intentamos, y no podíamos dar amor, porque no teníamos amor. Primero teníamos que recibirlo, y sólo Dios puede dártelo. Acércate a Él, empápate de Él, regocíjate en Él. Entonces tendrás amor para dar y para tomar… Y verás grandes maravillas en tu matrimonio y en tu vida. Eso sí que no tiene medida.
Madre,
Como decían nuestros obispos, “Cristo necesita familias para recordar al mundo la dignidad del amor humano”. Cristo nos necesita, nos quiere necesitar, y está encantado de que estemos abiertos a recibir todo lo que Él nos quiere dar. Alabado sea el Señor.
Cuando nace una criatura está recibiendo el cariño y amor de los padres y demás familiares. De esta forma al sentirse querido puede darlo a los demás.
Esta sería en el plano humano. Y sirve para todos locas las personas sean de la raza, cultura y religión que sean.
Los bautizados somos, o debemos ser, conscientes del Amor de Dios y que este Amor estamos obligados a darlo a nuestros semejantes. En la medida que sienta el Amor de Dios, se incrementará en mí y darlo a los demás.
Virgen María, ayudanos a conseguir que nuestro amor a Dios sea lo más grande posible y sepamos llevarlo a los demás partiendo desde el matrimonio, los hijos y nuestros semejantes.