EVANGELIO
¡Ay de vosotros, fariseos! ¡Ay de vosotros también, maestros de la Ley!
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 42-46
En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de hortalizas, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios!
Esto es lo que había que practicar, sin descuidar aquello.
¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y los saludos en las plazas!
¡Ay de vosotros, que sois como tumbas no señaladas, que la gente pisa sin saberlo!».
Le replicó un maestro de la Ley:
«Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros».
Jesús replicó:
«¡Ay de vosotros también, maestros de la ley, que cargáis a los hombres cargas insoportables, mientras vosotros no tocáis las cargas ni con uno de vuestros dedos!».
Palabra del Señor
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4 tirones de orejas
El Señor hoy nos da 4 tirones de orejas a los cristianos que queremos seguirle pero que a veces no somos fieles en espíritu y en verdad.
1. Querer que se me valore por lo que hago perdiendo mi humildad.
2. Creerme mejor que otros o más cerca de Dios.
3. Arrastrar a otros por el camino incorrecto con mis criterios o mi mal ejemplo (En especial entre esposos y a nuestros hijos).
4. Exigir a mi esposo que sea mejor para poder amarle, encontrando en sus faltas una excusa para no hacerlo.
Todos son rasgos de soberbia. Y ahora, que tire la primera piedra el que no se sienta interpelado por alguna de éstas.
Aterrizado a la vida matrimonial:
De Jesús a los esposos: ¡Ay de vosotros que cumplís vuestras tareas pero no os esforzáis por acogeros tal como sois y ni os entregáis el uno al otro, encerrándoos en vuestro dolor! ¡Ay de vosotros que os encanta quedar bien ante los demás y no guardáis esos gestos de cariño y esas sonrisas amplias para vuestros esposos en casa! ¡Ay de vosotros que os ponéis la zancadilla en actitud de oposición mutua o despreciándoos mutuamente para haceros caer! ¡Ay de vosotros que os creéis mejores y exigís al esposo la perfección, pero no hacéis nada por amar como Dios ama, con misericordia, con humildad y mansedumbre!
Esposos: Señor, perdóname porque soy un pecador.
De Jesús a los esposos: Un corazón contrito y humillado, el Padre no lo desprecia. Anda y no pequéis más.
Madre,
Estamos muy pendientes de las cosas pequeñas y no estamos siendo fieles a la vocación a la que Dios nos ha llamado: El matrimonio. Es nuestra manera concreta de responder al Amor de Dios. Necesitamos mucha ayuda, Madre. Querida Madre, no nos dejes que perecemos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
En primer lugar nadie es perfecto. Ambos, cónyuges, somos humanos. Nadie posee la perfección absoluta .
Dios quiere que seamos generosos con los defectos de nuestro cónyuge y prestos para corregir sin improperios , sin dañar la autoestima y siendo perseverantes en la comprensión .
De otro lado debemos reconocer nuestros defectos y enseñarnos cada día en mejorar nuestras actitudes, nuestros hábitos y nuestras formas poco aconsejables.
Qué Diosq y María Santisima nos ayuden.