Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 27-32
En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos, de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
Los malos.
Mirándolo así, dice uno: ¡Qué malos son los escribas y fariseos! Pero cuando nos vamos a la vida, igual resulta que a ese que ha ofendido a mi familia, a ese que me ha despreciado tantas veces o a mi esposo cuando me dedica esos desprecios… tiendo a alejarme, porque ahora los malos son ellos y el bueno que no se merece nada de eso, soy yo.
Pero no. El Señor no es así. El Señor se acerca a ellos para amarles y darles otra oportunidad.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Antonio: Lo que me has hecho hoy, me ha descolocado completamente. Después de haber estado pendiente de todos menos de ti, después de haberte ignorado durante toda la celebración, me vienes con una sonrisa y me das un beso sin dejarme tiempo ni para pedirte perdón.
Candelas: Bueno, es que, te quiero. ¿Para qué lo voy a disimular?
Antonio: Ya, pero estarás resentida conmigo.
Candelas: Resentida no. Es cierto que no lo has hecho bien, pero mejor ayudarte a que ahora sí lo hagas bien, que ponerte dificultades ¿No? Esto es lo que me pide el Señor para ti.
Madre,
Menos mal que el Señor ha decidido amar a los pecadores. Si no ¿Qué sería de mí? Me comprometo a hacer yo lo mismo. Alabado sea Dios.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 9, 14-15
En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».
Sin ellos.
En este Evangelio, Jesús, te identificas con el Esposo. Ese es el tipo de relación que has elegido con la Iglesia, y por tanto conmigo, y en consecuencia, con mi esposo también.
Tu entrega no es a medias tintas. Quieres que sea total. Quieres unir tu destino al nuestro. Por eso, hoy que nos preparamos para vivir Tu Pasión, ayunamos. Vamos a prepararnos para echarte de menos, Señor, enormemente, en estos días que se tornan color morado.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Juan: Muchas veces me preguntó ¿Qué sería de mí sin ti? Muchas veces saboreo cada beso, como si fuese el último. Ya sé que suena un poco tétrico…
Mercedes: Hombre, un poco sí que es.
Juan: Ya, pero me ayuda a valorar cada instante contigo. Es como la Cuaresma.
Mercedes: Sí, que tomamos conciencia de la muerte del Señor y eso nos ayuda a vivir la Pascua de Resurrección con una alegría nueva.
Juan: Exacto. Esta Cuaresma quiero hacer ese ejercicio contigo cada día. Y así tomaré conciencia de lo que supondría para mí estar sin el Señor, como lo hago contigo.
Madre,
Ayúdanos prepararnos bien en esta Cuaresma. Gracias, Bendita Madre.
Proyecto Amor Conyugal en colaboración con la Parroquia de San Antonio de las Cárcavas, Madrid, os invita a participar en un retiro para Matrimonios, con el objetivo de adentrarnos juntos en la Verdad del Matrimonio (según San Juan Pablo II) y experimentar la Alegría del Amor (según el Papa Francisco).
¿A quién va dirigido este retiro? A todos los esposos unidos por el Sacramento del Matrimonio o aquellos que en el momento de la inscripción no tienen impedimento alguno para contraer el Sacramento del Matrimonio, y que quieran vivir una EXPERIENCIA de AMOR juntos, estén en crisis o no. A todos los que quieran fortalecer y reavivar su Sacramento del Matrimonio.
FECHAS: Será desde el viernes 4 de abril a las 18:00 h hasta el domingo 6 de abrila las 17:30 h.
LUGAR: Santuario de la Gran Promesa de Valladolid, C/ Alonso Pesquera nº 10 – Valladolid
PRECIO: 310 € por matrimonio. (Incluye alojamiento, pensión completa y gastos diversos)
Suplemento económico para ayuda a otros matrimonios: Podéis aportar una cantidad adicional, a voluntad, que es muy importante para ayudar a otros matrimonios con dificultades económicas que quieren hacer el retiro.
Subvenciones: Si algún matrimonio no puede asistir por problemas económicos que nos lo comente, por favor.
¿Cuándo? Lo antes posible. Se suele llenar en pocos minutos.
Nos pondremos en contacto con vosotros para confirmaros la reserva de plaza y daros las instrucciones para realizar el pago o indicaros si estáis en lista de espera. En caso de que no hubiese plazas disponibles.
Sobre Proyecto Amor Conyugal:https://proyectoamorconyugal.es/acerca-de está compuesto por matrimonios católicos que profundizamos en nuestra vocación conyugal y que ayudamos a otros a convertir su matrimonio en algo GRANDE.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 22-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».
Un gran salto.
En los diferentes grados de amor, llega un momento en que el amante ama lo que ama su amado. Cristo, mi Amado, me anuncia hoy que va a padecer mucho, a ser desechado por los más «respetables» y a morir crucificado por mi esposo. Y me pregunta si amo a mi esposo como para hacer lo que Él hace. Después vendrá Su resurrección, o sea, el triunfo de la gloria de Dios, pero ¿Estoy dispuesto a seguir Sus pasos antes?
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Javier: Lorena, estoy viviendo el gran salto que hay entre vivir contigo y estar dispuesto a entregarme por ti. Es un salto grande, porque es el de los que están dispuestos a seguir a Cristo hacia la cruz.
Lorena: Desde luego que me parece un gran paso, Javier. Pero eso implica mucho sufrimiento por mí ¿no? ¿Quién te va a sostener?
Javier: El Señor. Para vivir este grado de amor, hay que vivir los diferentes grados de oración con Cristo, hasta llegar a la oración de quietud, en la que te dejas hacer por Él. El Señor te va despojando de todo hasta estar dispuesto a entregarse en silencio en los desprecios y en las dificultades, sin quejas. Esto es una labor que sólo puede hacer Él.
Lorena: O sea, que por mucho que nos esforcemos eso no está en nuestra mano. Es cuestión de ir avanzando en los grados de intimidad con Él.
Javier: Así es. No hay otra manera.
Madre,
Hay que amar mucho a Jesús para estar dispuesto a ser despreciado y entregarse con Él. Le amamos mucho, pero danos más de Su Amor. Alabado sea por siempre.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».
Silencio de un diario.
La oración es hablar de amor con aquel que sabemos que nos ama, decía Santa Teresa. Pero cualquier acto de amor que se hace para la galería o para quedar bien, deja de ser un acto de amor y se convierte en un acto de vanagloria.
En la intimidad de mi relación con Dios, voy a entregarle mis pequeños tesoros del día, como el niño que viene muy contento con el dibujo que le ha hecho a su padre. No es mucho, pero es lo mejor que he podido hacer con mis limitaciones. Ante los demás, siempre apunto a Dios como el artífice: Él me inspira, me da la fuerza, me empuja, me ilumina… Siempre ¡Gloria a Dios!
Aterrizado a la vida matrimonial:
Una tarde que se encontraba Marta sola en casa de sus padres, encontró por casualidad una caja de zapatos llena de libretas. Eran de estos cuadernos azules de toda la vida. Se trataba de los diarios de su madre, ya fallecida. Ni siquiera sabía que los escribiera…
Así que comienza a leer uno de ellos abriéndolo aproximadamente por la mitad. Aquello le engancha y no puede parar de leer… ni de llorar. Descubrió que a su madre no le gustaba nada la remolacha, y siempre se comía la que su padre se dejaba porque a él, tampoco le gustaba. Marta estaba convencida de que le encantaba. También le sorprendió muchísimo que odiaba veranear en la montaña, siempre le gustó la playa, pero la recordaba contenta cada verano el día que salían de viaje hacia aquella casita que compró su padre en los Pirineos. También descubrió, y esto fue lo más duro, que tuvieron una crisis matrimonial bastante fuerte. Fueron momentos durísimos para su madre, en los que lloró muchísimo, la tinta de esas hojas estaba medio emborronada por las lágrimas, y las hojas deformadas por efecto de la humedad. Pero Marta, a pesar de que ponía la fecha, no consigue situar aquello en el tiempo, porque nunca dejó ver ni la más mínima expresión de sufrimiento.
En aquellos cuadernos Marta encontró muchas pistas sobre cómo amar a su esposo, en silencio. Como su madre solía decir: Yo quiero lo que Dios quiera.
Madre,
Como en el Magníficat, el Señor hace obras grandes por nosotros. Que sean siempre para mayor gloria Suya. Alabado sea el Señor que nos hace partícipes de su poder. Amén.