Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Signo de amor.
Celebramos hace dos días la memoria de San Claudio la Colombiere. Destaca de él el acto de confianza. Es la contraposición del acto de desconfianza de los fariseos hacia Jesús, que le piden un signo como prueba.
No será así entre nosotros. Confiemos y veremos muchos signos.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Jaime: Otra vez hemos caído. Qué vergüenza. Como si fuéramos principiantes.
Lucía: Sí. El Señor lo ha permitido para que tomemos conciencia de que sin Él, no somos nada. Pero estamos confiados porque sabemos cuánto nos ama. Confiando en Él, lo que haya pasado da igual. El Señor sabe que nos amamos y que le amamos, aunque somos débiles.
Jaime: En Él confiamos, y estamos alegres.
Madre,
No necesitamos más signos porque sabemos que el Señor nos ama. Alabado sea.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 6, 17. 20-26
En aquel tiempo, Jesús bajó del monte con los Doce, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».
Digan lo que digan.
Si seguimos al Señor, habrá cruz. En cuanto profundizamos, en cuanto entramos en la radicalidad del Evangelio, en cuanto proclamamos la cruz como camino necesario para alcanzar la salvación, en cuanto hablamos de desear la santidad… Ya empieza a haber gente alrededor que se rebota o que crítica o señala o difama…
Es el momento para alegrarme porque estoy por fin en el camino de la Verdad.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Montse: Hay gente que se revuelve contra el planteamiento de San Juan Pablo sobre la sexualidad en el matrimonio. Una pena porque se pierden lo más grande.
Vicente: ¡Y tanto! No han descubierto aun la dignidad tan enorme que Dios les ha dado y que eso nos obliga a abstenerse de determinados actos incluso dentro del matrimonio. Lo que no saben es lo que ganan al vivir la unión también de las almas y la efusión del Espíritu Santo que se produce.
Montse: Totalmente. Claro que nuestra dignidad exige un respeto por el que se busca la comunión y el placer siempre es una consecuencia, no un fin. Cuando no nos respetamos como templos del Espíritu Santo, luego lo pagamos en la convivencia matrimonial. El caso es que nos critican por anunciarlo así.
Vicente: Pues nada… Gloria a Dios.
Madre,
Damos gracias a Dios que nos muestra la verdad. Alabado sea por siempre.
Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».
Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».
Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Lo humano y lo divino.
Qué fácil resulta darte un consejo espiritual y qué difícil es muchas veces atenderte en lo humano. Hacerte las comida con cariño, recogerte las cosas, escucharte en silencio cuando lo necesitas, aceptar lo que me digas sólo porque estás pasando un mal momento…
Para asegurarme de que te amo: primero lo humano y luego lo divino.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Teresa: Debes ser más comprensivo con los niños. Hay que sentarse con ellos a escucharles antes de corregirles.
Juanjo: Ya. Eso me falta. Contigo tampoco lo hago. Qué importante es escuchar al otro cuando tiene algo que decir.
Teresa: Sí. Es por donde empieza el amor. También empieza así el amor a Dios. Por cierto, ahora que lo dices, te estoy corrigiendo sin haberte escuchado antes…
Madre,
Qué importante es estar pendientes de las necesidades de los demás. Así lo haría el Señor. Alabado sea por siempre.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa.” Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, en ella y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».
Asistencia garantizada.
La batalla del demonio contra el matrimonio y la familia es voraz. De ello nos advirtió Ntra. Sra. de Fátima a través de sor Lucía. Pero también nos ha dejado dicho que Su inmaculado Corazón triunfará. Para ello necesita un ejército de apóstoles que luchen con las armas de Dios: Anunciando la buena noticia del matrimonio, su belleza y su grandeza, siendo compasivos y misericordiosos con los que sufren…
Nuestra Madre está empujando con mucha fuerza para salvar a muchos matrimonios. Necesita algún matrimonio santo para cambiar el mundo, necesita muchas manos para llegar a muchos. Hay matrimonios sufriendo hoy. Hay familias a punto de destruirse hoy, sí, hoy. Hay otras ya destruidas, pero que pueden salvarse si tenemos Esperanza y nos ponemos al servicio de María. “Rogad, pues, al dueño de la mies” nos dice el Señor. Hacen falta manos, voces, testigos… y oración. Mucha oración.
Si no creéis en nosotros, creed en Sus obras. Allí donde estéis, poneos a su servicio en este Su Proyecto Amor Conyugal. Y los Corazones de Jesús y de María, triunfarán.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Marta: Jesús ¿nos animamos a colaborar en esta misión de salvar matrimonios?
Jesús: ¿Nosotros? Nosotros no estamos preparados para eso.
Matrimonio Tutor: Dice el Papa que, por el Bautismo, tenemos garantizada la asistencia del Espíritu Santo. Lo que es seguro es que si no hacemos nada, no ayudaremos a nadie. Mejor ser matrimonios que vayamos en nombre del Señor que ser matrimonios que no salgamos por omisión de responsabilidades. No hay que ser expertos, hay que ser esposos cristianos. Ya tendremos tiempo de ir formándonos cada día más.
Jesús: Pues vais a tener razón. Como esperemos a considerarnos listos para llevar la buena noticia del matrimonio, moriremos en el intento.
Matrimonio Tutor: Además, tenemos ya la experiencia de que los matrimonios que se entregan, crecen mucho más como matrimonio y como cristianos que los que no hace más que recibir. Ya sabéis, Dios da el ciento por uno, siempre. Todos los matrimonios custodios y tutores lo dicen. Que les está ayudando muchísimo en su matrimonio y en su camino de fe, juntos. Así que, como dijo San Juan Pablo II ¡No tengáis miedo!
Marta: Estamos deseando empezar. ¿Verdad Jesús?
Jesús: Me da cierto vértigo, pero confío en Ntra. Madre. Con Ella, ¡No hay miedo!
Madre,
Sabemos cuánto nos amas, porque percibimos cuánto nos empujas. Necesitas matrimonios que ofrezcan sacrificios de entrega mutua para hacer presente a Cristo… Matrimonios dispuestos a salvar el mundo bajo Tu Manto. Señor, envía obreros a tu mies. Amén.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 7, 24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.
Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.
Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
Él le dijo:
«Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella replicó:
«Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».
Él le contestó:
«Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
Es por la fe.
“Las migajas que tiran los niños”. Qué pena que desperdiciemos las gracias que Dios nos da, y son tantas que podrían curar a otros que tengan más fe. Resaltamos hoy por un lado la pena de desperdiciar la gracia que hemos recibido, en gran parte por el Sacramento del Matrimonio y, por otro lado, el poder de nuestra fe, que puede sacar demonios de nuestros hijos. Aquí el Señor no se va a ver a la hija, en todo momento se relaciona sólo con la madre, pero por el poder que ha conferido a la fe de la madre, se salva la hija. ¡Tremendo!
No desperdiciemos esta gracia para nuestros hijos (carnales o espirituales) por falta de fe.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Inés: Menuda racha llevamos, primero con nuestros hijos que parece que están cada vez más alejados y no hay manera de recuperarlos para Dios, y segundo con nuestros tutelados, que casi no hacen caso a lo que les decimos y claro, no hay avances, y parece que se empiezan a cansar.
Pedro: Es el momento para la fe, Inés. Es el momento de la fe. Pidámosle al Señor por ellos y confiemos en que el Señor va a actuar seguro. Una sola palabra Suya bastará para sanarles.
Inés: Gracias, Pedro. A veces me olvido de que no podemos nada sin Él, pero con Él, estando unidos tú y yo, lo podemos todo por la fuerza de nuestro Sacramento Matrimonial.
Pedro: Él podrá hacer en la medida de nuestra fe. Ya lo dijo, y Él no miente nunca.
Madre,
Auméntanos la fe. Siempre más, siempre necesitamos más. Alabado sea el Señor que nos permite obrar por la fe.