Archivo por meses: febrero 2025

Ante el misterio. Comentario para Matrimonios: Marcos 9, 14-29

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 14-29

En aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. El les preguntó:
«¡De qué discutís?».
Uno de la gente le contestó:
«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces».
Él, tomando la palabra, les dice:
«Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
«Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».
Contestó él:
«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».
Jesús replicó:
«Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».
Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:
«Creo, pero ayuda mi falta de fe».
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:
«Por qué no pudimos echarlo nosotros?».
El les respondió:
«Esta especie solo puede salir con oración».

Ante el misterio.

Hay momentos en la vida en que uno se encuentra ante el misterio. ¿Por qué esto? Una pregunta sin respuesta. Pero ¿Para qué necesito entender el por qué del plan de Dios? ¿Quizás porque no creo en que me ama? ¿Quizás porque no creo en Su poder?
¿Por qué esto? Respuesta: ¿Y qué más da si lo entiendo o no? A mi Padre no se le ha escapado esta situación de las manos. Esta es la respuesta correcta. Él me ama, Él es muy grande, y esto no se le ha escapado de Sus manos poderosas. Así que… tranquilo. Siente cómo tu Madre te abraza, y te dice al oído: tranquilo, tranquilo…
Y así, viviré esta situación con fe: Creo Señor, pero ayuda mi falta de fe.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Lucía: El Señor me llama a este camino. Lo veo claro.
Paco: (Rezando al Señor) Señor, no veo este camino. No lo veo para nada. ¿Por qué me haces pasar por esta situación? No entiendo a qué viene, no acabas de reunirnos en una espiritualidad conyugal que nos permita vivir nuestra fé juntos. Entonces ¿A qué viene esto?
(Unos días más tarde…)
Lucía: ¿Qué te parece lo que te dije el otro día de ese camino al que me llama el Señor.
Paco: Me parece que, si lo ves claro, pues adelante. Intentaré acompañarte con todo mi corazón.
(Y así este esposo saltó al vacío por amor a su esposa sin entender nada, con la confianza puesta en Dios).

Madre,

Creemos, pero ayuda a nuestra fe. Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confiamos.

No tendría cabida. Comentario para Matrimonios: Lucas 6, 27-38

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 27-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida que midiereis se os medirá a vosotros».

No tendría cabida.

El Señor nos pide que amemos hasta lo terrenalmente injusto para ser como el Padre, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Y gracias a Dios que es así, porque si no, yo no tendría cabida en Su Corazón. Él no me pide nada que no haga conmigo. Así que, si me duele amar a los que son injustos conmigo, debo acordarme de que necesito que Él me ame así. Es una necesidad, no un capricho.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Andrés: Nuestra fe es muy exigente. ¿No te parece, María? Eso de amar al que me odia es demasiado. Podría decir, «no odies al que comete injusticias contigo», pero tener que amarle encima, ya es mucha tela.
María: ¿Recuerdas ayer el daño que nos hicimos el uno al otro? Nos comportamos como auténticos enemigos. ¿Verdad, Andrés?
Andrés: Cierto, fuimos muy duros el uno con el otro.
María: Pues toda esa dureza la estábamos lanzando contra el Corazón de Jesús, porque Él está en nuestro matrimonio. Y ¿Cómo respondió Él?
Andrés: Fuimos a confesarnos y nos perdonó todo de un plumazo, sin la menor queja, ni reproche.
María: Nos envolvió con Su Amor misericordioso y nos devolvió la paz ¿No es cierto? Después de haberle traicionado en nuestro Sacramento.
Andrés: Así es.
María: ¿Y no vamos a hacer nosotros lo mismo cuando el otro me juzga injustamente o me recrimina o me desprecia?
Andrés: Deberíamos, sí.
María: Pues eso es.
Andrés: Gracias María. Démonos el uno al otro el Amor que recibimos de Él.

Madre,

Porque existe el pecado, existe la misericordia de Dios. Que nos amemos con ella. Alabado sea el Señor que nos ama cuando nos hacemos enemigos Suyos.

¿Te imaginas no tenerla? Comentario para Matrimonios: Mateo 16, 13-19

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo»
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

¿Te imaginas no tenerla?

Se celebra hoy en España la Cátedra de San Pedro. Por un lado nos suscita admiración, que Dios confíe a los hombres las leyes de la Iglesia y la interpretación del Evangelio, en la persona del Papa. Por otro, ese reconocimiento del Papa como pastor de la iglesia al que debemos fidelidad. Qué importante es para nosotros tener la referencia de la doctrina de la Iglesia para no equivocar el rumbo.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Jaime: No se trata de lo que opines tú u opine yo, se trata de lo que dice la doctrina de la Iglesia.
Sofía: Qué bueno es poder unirnos en la verdad y en la voluntad de Dios. Así no puede haber fisuras entre nosotros.
Jaime: Qué bendición contar con la Santa Madre Iglesia. ¿Te imaginas no tenerla? Estaríamos a la merced de las interpretaciones de unos y otros. Recemos por el Papa, que tiene el encargo de Dios de gobernarla y dirigirla hacia Él.
Sofía: ¡Uf! Menudo don y menuda responsabilidad. Hay que rezar mucho por Él.

Madre,

Gracias por ser Madre de la Iglesia. A ella nos sometemos. Bendita Madre Iglesia.

Monstruo tentempié. Comentario para Matrimonios: Marcos 8, 34–9, 1

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 34–9, 1

En aquel tiempo, llamando a la gente y a sus discípulos, Jesús les dijo:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».
Y añadió:
«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».

Monstruo tentempié.

El imbatido es: el amor propio. Mira que es difícil negarse uno a sí mismo… A veces parece que lo consigues con la gracia de Dios, y de repente, a la primera de cambio se levanta sobre sí mismo y se vuelve a erigir como rey.
El amor propio es como un monstruo tentempié.
Sólo por amor se puede batir. Sólo con el amor de Dios se puede vencer. Cuando ame a Dios y a mi esposo más que a mí, seré un buen discípulo, porque podré entregarme por él o ella en la cruz, por amor, y así seguir al Señor.
¿Quieres vencer tu amor propio? Ama más al Señor y ama más a tu esposo.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Negui: Carlos, ¿me amas más que a ti mismo?
Carlos: Te diría que sí quiero amarte más que a mí mismo, pero aún me pongo como prioridad por encima de ti en algunas ocasiones. Aún hay veces que pienso más en mí que en ti. Todavía hay veces que te hago daño por defenderme a mí mismo, Negui.
Negui: A mí me pasa igual. A veces doblegó mi amor propio, pero cuando me tocan las narices… Y ¿qué crees que debemos hacer?
Carlos: Creo que debemos seguir fieles a la oración cada día y hacer ejercicios de entrega mutua para enamorarnos más el uno del otro.
Negui: Vale. ¡Me apunto a eso!

Madre,

Queremos ser discípulos de Tu Hijo. Permítenos seguirle, porfa. Le amamos, pero queremos amarle más. Nos amamos, pero queremos amarnos más. Gracias, Bendita Madre.

Vale pero no lo entiendo. Comentario para Matrimonios: Marcos 8, 27-33

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Marcos 8, 27-33

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que soy yo?».
Ellos le contestaron:
«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».
Tomando la palabra Pedro le dijo:
«Tú eres el Mesías».
Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.
Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».
Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:
«Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».

Vale pero no lo entiendo.

A veces nos puede parecer que la manera de querer a nuestro esposo o nuestros hijos es buscando la manera de aliviarles o quitarles el sufrimiento, pero ¿Y si esa es una cruz querida por Dios para su propia redención o la de otros? Ojito ante el sufrimiento de nuestros seres queridos. Busquemos el «para qué» de Dios y no nuestros criterios humanos, que a lo mejor estamos formando parte de una tentación que les aparta del camino del Señor.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Carmen: El Señor me pide ayunar de amor propio no defendiéndome.
Lucas: Ya, pero eso que te ha dicho mi hermana es súper injusto. Van a pensar que efectivamente les evitas.
Carmen: Déjalas que piensen de mí lo que quieran.
Lucas: Pues hablaré yo con ellas.
Carmen: No esposo. Por favor, respeta la voluntad de Dios. Él quiere que ayune de amor propio no defendiéndome y este es el camino. No seas tú quien me tiente, por favor.
Lucas: Vale, vale. Pero no lo entiendo.

Madre,

Que aceptemos las cruces que Dios permite para nosotros y para nuestros seres queridos como camino de seguimiento a Cristo. Él es el Señor.