Archivo por meses: enero 2025

Por donde no vemos. Comentario para Matrimonios: Juan 1, 19-28

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 19-28

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?»
Él confesó y no negó; confesó:
«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
Él dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?».
Respondió: «No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».
Él contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Por donde no vemos.

Está empezando un nuevo año y es el momento de pasar a la otra orilla, un momento de cambios, como los que anunciaba Juan el Bautista. Y emprendemos estos cambios en los que Dios nos quiere siempre avanzando hacia Él, con ilusión. Vamos con esa docilidad al Espíritu Santo que nos hace a veces tener que responder donde no vemos.
Vayamos este año todos juntos hacia el Señor en este camino nuevo que se nos abre en 2025 con más fuerza y más ilusión que nunca por donde el Espíritu Santo quiera llevarnos.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Pablo: Vanesa, te he comprado salmón para cenar esta noche, que sé que te gusta.
Vanesa: (Muy asombrada) ¿Salmón, Pablo? ¡No me lo puedo creer! Nunca ha sido santo de mi devoción. Al que le gusta el salmón es a ti, no a mí.
(Por la noche en la oración)
Pablo: Señor, perdoname porque me he sentido dolido contra Vanesa por su respuesta cuando le había comprado salmón expresamente para ella. No entiendo nada, porque lo he hecho con cariño y porque otros años le he visto tomar con gusto tostas de salmón con mantequilla.
Vanesa: Señor, perdóname porque no entendí cómo Pablo me conoce tan poco que ni siquiera sabe lo que me gusta. No he sabido aprovechar este momento de no entender nada para amarle más en lugar de criticarle en mi corazón.
Pablo: Espíritu Santo, gracias por ponerme este momento de incomprensión para que me dé cuenta de lo que me impide amar, que es mirarme a mí mismo. Espero saber aprovechar mejor la próxima circunstancia de desconcierto que me pongas por delante.

Madre,

Alabado sea el Espíritu Santo que nos lleva adonde nos conviene ir.

A conquistar corazones. Comentario para Matrimonios: Lucas 2, 16-21

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.

A conquistar corazones.

El Señor viene a conquistar el mundo y Sus armas son: Hacerse Niño y presentarse con pañales recostado en un pesebre.
Y ¿A quién convoca? A unos humildes pastores a analfabetos, Su comitiva de recepción.
Este es el típico estilo de Dios que lo que quiere es conquistar nuestros corazones.
La pregunta es: ¿Qué quiero conquistar yo de mi esposo?

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Liliana: ¿Sabes, Mario? Esto no puede seguir así. He decidido tomar medidas drásticas.
Mario: Me estás preocupando. ¿A qué medidas te refieres, Liliana?
Liliana: A partir de ahora, se acabaron los enfrentamientos. Pienso, con la ayuda de Dios, humillarme siempre que me sea posible y someterme con una sonrisa. Y lo quiero hacer mientras contemplo al Niño Jesús con pañales y tumbado en un pesebre. Si Él hace eso por ti ¿Qué tendría que hacer yo?
Mario: Me encanta tu plan, Liliana. Especialmente para esta Navidad. ¿Puedo hacer yo de mula?
Liliana: Jajaja, anda, no me tomes el pelo, que te lo estoy diciendo en serio.
Mario: No, en serio, me encanta tu plan. Me parece precioso y yo también quiero unirme a ti en ese propósito para esta Navidad. Gracias, mi amor.

Madre,

Cómo me gustaría que me hicieses partícipe de tus meditaciones a propósito del mensaje de los pastores. Alabado sea Dios por este testimonio de humildad.