Archivo por meses: noviembre 2024

Ficción led. Comentario para Matrimonios: Lucas 21, 20-28

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».

Ficción led.

Qué pequeño es nuestro mundo y qué pequeños somos nosotros al lado de la grandeza y del poder de Dios. A las estrellas en los conciertos, a los gurús y a los grandes dirigentes, les ponen pantallas gigantes que los hacen aparentementemente grandes, pero no es más que una ficción led, porque en realidad son igual de pequeños que los demás. Somos todos de la misma carne frágil, sometida a las mismas angustias y miedos.
Frente a todo esto que somos, está la gloria de Dios, que no necesita amplificaciones porque no puede existir nada mayor.
Comparemos también Su Amor con el nuestro. Bien, pues a esa misma distancia están las relaciones de pareja con respecto al Sacramento del Matrimonio. Demos el salto al Sacramento con fe y alcemos la cabeza, porque se acerca nuestra liberación conyugal.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Lauri: ¿Sabes, Martín? El Evangelio de hoy me recuerda a nuestra historia matrimonial. Nos casamos dando la espalda a nuestro Sacramento e creyendo que nuestra relación y nuestra familia era cosa nuestra.
Martín: Hasta que empezó a tambalearse todo nuestro mundo, ¿Verdad Lauri? Hasta que parecía que se nos venía encima.
Lauri: Eso es. A veces intentábamos huir, otras luchar inútilmente, y llegaron los miedos y las ansiedades ante nuestra impotencia.
Martín: Hasta que recurrimos con fe a nuestra fuerza sacramental, acudiendo al amor de Cristo que está entre nosotros, ofreciéndonos el uno por el otro para su santificación.
Lauri: Y llegó el Señor con toda Su gloria y nos rescató. Él es nuestra salvación.
Martín: ¡Aleluya!
Lauri: ¡Aleluya!

Madre,

Que nos acerquemos al nuestro Sacramento del Matrimonio con fe. Gloria al Señor por los siglos.

Bienaventurados. Comentario para Matrimonios: Lucas 21, 12-19

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.
Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

 

Bienaventurados

Qué poco nos gusta ser perseguidos. A veces sufrimos críticas por rezar y seguir a Cristo, algunas incluso dentro de la Iglesia por hermanos que no entienden nuestras decisiones o nuestra manera de seguirle.
Pero el Señor nos dice hoy que estas situaciones nos darán ocasión para dar testimonio, siempre y cuando no preparemos nuestra defensa. Hay una regla que no sé dónde aprendí, que me parece interesante: Si van contra Dios, defenderle siempre; si es contra la Iglesia, depende, valorar lo que puede hacer más bien; y si es contra mí, no defenderme nunca.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Carmen: Nuestro hijo Carlos me ha vuelto a decir que les tenemos abandonados con tanto rezar y con las misiones de apostolado que hacemos los fines de semana.
Ramón: Y ¿qué le has dicho?
Carmen: Le he dicho que ellos son nuestra prioridad, que me diga qué necesitan y lo hacemos, pero que les pedimos cenar juntos entre semana y muchas veces no están, que les animamos a rezar juntos como familia y se resisten, y son esos los momentos en que más intimidad se crea como familia.
Ramón: Y ¿qué te ha dicho?
Carmen: Me ha contestado que quiere planes más normales. Yo le he dicho que nos perdone si no estamos siendo buenos padres y le he pedido que se reuna con nosotros y nos diga qué necesita, porque él es nuestra prioridad.
(Aquella tarde su hijo reconoció que tenía celos y había juzgado a sus padres por esa resistencia personal que tenía hacia las cosas de Dios)

Madre,

Que sólo defendamos a Dios y nunca nos defendamos nosotros para tener la oportunidad de ser testimonio Suyo. Alabado sea el Señor.

Deslumbra o ilumina. Comentario para Matrimonios: Lucas 21, 5-11

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 5-11

En aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:

«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».

Ellos le preguntaron:

«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

Él dijo:

«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el fin no será enseguida».

Entonces les decía:

«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».

 

Deslumbra o ilumina.

Con este Evangelio el Señor nos pone la mirada en el corazón, para que no nos fijemos en los brillos externos que deslumbran y nos envanecen, sino en la luz que trae Cristo desde dentro por Su gracia, una luz que ilumina el alma. Y para que llegue Su Reino tiene que haber batallas en nuestro corazón, y debemos perseverar en ellas para nuestro fortalecimiento espiritual a base de superar las pruebas que Él vaya permitiendo.

 

Aterrizado a la vida matrimonial:

Bea y Alberto están muy preocupados por las tareas y los problemas del día a día. Esto hace que no tengan tiempo cuidar la intimidad entre ellos y con el Señor. De su corazón sale el orgullo, el egoísmo, la vanidad. Cuando les sale, no tienen la luz que deja el Espíritu por la oración en el entendimiento, así que se convierte en un combate muy fuerte que los destroza y se apodera de ellos. La oscuridad los envuelve en su tiniebla tenebrosa de la que parece que no haber salida. Todo está mal, y sólo aciertan a ver la culpa en el otro.

Deciden por consejo de sus Tutores, ponerse un rato ante el Señor todos los días. Poco a poco se va iluminando su alma, y ven, ven lo que hay en su interior. La verdadera razón de su tristeza y sus miedos.

Por fin, tienen algo donde empezar a luchar en la dirección correcta. Por fin hay esperanza.

 

Madre,

Que sometamos nuestro corazón a una crítica sincera, para que veamos en nuestro interior, sin excusas, el verdadero origen de nuestras tristezas y nuestros miedos. Después, ayúdanos a trabajar por lo eterno: El amor. Alabado sea el Señor, que nos muestra el camino del amor.

Ver tu corazón. Comentario para Matrimonios: Lucas 21, 1-4

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 1-4

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Ver tu corazón.

La medida de Dios siempre tiene que ver con el amor. Pesamos lo que pesa nuestro amor.
Por eso, lo importante no es cuánto hacemos sino con el amor que lo hacemos. Cuanta renuncia hay y cuanto Amor hay hacia la persona a la que nos entregamos.
Por otra parte está el tema del juicio. Mucho ojo con juzgar el amor de mi esposo, porque quizás esté entregando muchísimo más que yo y no lo esté sabiendo valorar.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Jaime: Esposa, hoy en el Evangelio el Señor me ha hecho ver cuánto me amas. He visto muchísimas renuncias que tienes por amor a mí y que no estaba sabiendo valorar porque eran renuncias que a mí no me costaban. Por eso no era capaz de valorarlas. Pero tu entrega era real.
Andrea: Me alegro mucho. ¿Cuáles por ejemplo?
Jaime: Por ejemplo mis faltas de delicadeza. Ayer por ejemplo te dije que dije: «Claro, tú siempre estás cansada», de manera que en lugar de valorar tantos momentos en que superas tu cansancio por amor a mí, banalizo esos esfuerzos convirtiendo tu cansancio en una especie de exageración tuya.
Andrea: Muchas gracias por decirme esto, esposo mío. Veo cómo te esfuerzas por ser más delicado y eso mucho más de lo que yo merezco.
(Y el Señor vio complacido en el corazón de estos esposos el esfuerzo por valorar su mutua entrega, y les bendijo).

Madre,

Quiero valorar más la entrega de mi esposo/a. Muéstrame su corazón. Gracias Madre. Alabado sea Dios que ve en nuestros corazones.

Cuestión de prioridades. Comentario para Matrimonios: Juan 18, 33b-37

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Juan 18, 33b-37

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:

«¿Eres tú el rey de los judíos?».

Jesús le contestó:

«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».

Pilato replicó:

«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».

Jesús le contestó:

«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».

Pilato le dijo:

«Entonces, ¿tú eres rey?».

Jesús le contestó:

«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

 

Cuestión de prioridades.

El Señor dice que Su reino no es de este mundo. Hay un mundo mundano que se guía por los intereses egoístas y por otro lado está el reino de Dios que ya está aquí y que se rige por los parámetros del Evangelio, que son los del Corazón de Cristo. La pregunta es ¿en qué mundo me muevo? Porque si no vivo como ciudadano del cielo que se rige por el Evangelio, entonces, Cristo no es mi Rey. Pero si priorizo lo que el Señor prioriza, amo como Él ama, me sacrifico como Él se sacrifica y deseo lo que Él desea, entonces mi reino tampoco será de este mundo y mi Rey será el Señor.

 

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alfredo: ¿Cómo deberíamos hacer para vivir nuestro matrimonio como ciudadanos del cielo? Los dos queremos que Cristo reine en nuestro matrimonio, pero también hay que ocuparse de lo material y de las tareas cotidianas.

Lourdes: Creo que es una cuestión de prioridades. Primero nuestra oración, nuestros sacramentos y nuestra formación espiritual. De ahí beberemos del amor de Dios y podremos amarnos como Él, segunda prioridad y casi igual de importante que la primera. Después vendrá nuestra misión como padres y como cristianos hacia el mundo. Y por último todo lo demás que necesitamos para subsistir. ¿Qué opinas?

Alfredo: Estoy totalmente de acuerdo en que en poner correctamente nuestras prioridades está la clave. Pero, sobre todo, que reine el amor de Dios en nosotros y entre nosotros, en todo lo que hacemos y en cómo lo hacemos.

Lourdes: Maravilloso. Con el amor que lo hacemos es tan importante como lo que hacemos.

 

Madre,

Que reine Cristo en nuestra vida, en nuestras mentes, en nuestra voluntad y en nuestros corazones. Sólo eso queremos. Alabado sea nuestro Rey de reyes.