Archivo por días: 28 junio, 2024

Connatural. Comentario para Matrimonios: Mateo 8, 1-4

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

EVANGELIO

Si quieres, puedes limpiarme.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 1-4

Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Extendió la mano y lo tocó diciendo:
«Quiero, queda limpio».
Y enseguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo:
«No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».

Palabra del Señor.

Connatural.

Hablemos de la fe. Hoy en día, parece que hay que hacer algo extraordinario para alcanzar la fe. Pero no es así. La fe es connatural al hombre, porque es un don de Dios y está inscrita en el corazón humano. Si no fuera por las influencias ideológicas y la manipulación psicológica de las personas, todos buscaríamos esa divinidad como lo han hecho todas las tribus y castas humanas desde los anales de la historia.nsin quererlo tendemos a creer en la acción sobre natural de Dios. Algunos por la rama de las medicinas alternativas o por la del esoterismo… Sustituyendo al verdadero Dios.
Despojemos a los esposos de nuestro alrededor de esas influencias externas para que se abran al don de la fe.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ella se arrodilló ante el Señor. Llevaba años viendo a su marido como el malo de la película. Tenía razones contundentes. Pero ¿Por qué era posible la relación entre Dios con su esposo y ella era incapaz de mantenerla? Era su orgullo, que le nacía de dentro y le impedía ver que ella era tan culpable o más que él, y que lo estaba mirando con una mirada pecadora y destructiva.
Él se arrodilló al lado de su esposa, ante el Señor. También llevaba años rechazando las correcciones de su esposa con una enorme soberbia. Estaba harto de ella. Pero aquel día se preguntó: ¿Y por qué Dios no se harta de ella sino que la ama infinitamente? Algo había en él que no estaba en Dios. Y así descubrió su soberbia que le impedía ver que él era también causante de que la unión entre ellos no se estuviese purificando, como Dios le había encomendado. Tenía una mirada sucia hacia ella que le impedía considerarla como un don y entregarse a ella.
Ambos, con el corazón roto en pedazos, arrodillados ante el Señor, le suplican que les cambie el corazón de piedra por un corazón de carne.
Y Dios se apiadó de ellos, y los perdonó, y les puso por el camino muchos medios de purificación. Diferencias de criterio entre ellos, juicios injustos el uno al otro, ofensas… pero esta vez, no las vivieron como si el otro fuese un apestado, sino que las recibieron como un camino que Dios les ponía para salir de sí y doblegar su orgullo. Esta vez, sí. Se pedían perdón constantemente y recibían las humillaciones mutuas como un regalo.
Aquel matrimonio se fue construyendo, sanando, y hoy, gracias a Dios, son uno. Son un corazón tierno, agradable a Dios.

Madre,

Alabado sea el Señor por los milagros que está haciendo en tantos matrimonios a nuestro alrededor. Es una maravilla contemplar cómo purifica los corazones, transforma vidas y llena de alegría los hogares. En la medida en que nos acercamos a Él y perseveramos con ese “si quieres puedes limpiarme” Él reconstruye, sana, une… Gloria a Dios.