Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ
EVANGELIO
Yo os digo que no juréis en absoluto.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza,
pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.
Palabra del Señor.
Esa transparencia tuya.
Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Se nos exige una sinceridad y una honestidad. La sinceridad tiene que ver con dos virtudes: La humildad, porque para ser sincero debo primero conocerme y la virtud de la justicia porque Dios es veraz y nos pide dar a cada uno lo que Él quiere administrarle en casa momento.
Qué importante ser sinceros para que los demás puedan confiar en nosotros, así cuando demos testimonio, creerán que también decimos verdad.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Isabel: Cuando me cuentas tus debilidades, tus meteduras de pata e incluso tus pecadillos, me das mucha confianza. No confío en los que siempre hablan bien de sí mismos, porque eso no es real.
Tomás: Quiero presentarme ante ti tal como soy. Además, si pretendo que me ayudes ¿Cómo vas a hacerlo si no conoces toda mi verdad?
Isabel: Eso también te dignifica, porque estás abierto a mi ayuda. Esa transparencia tuya es una de las cosas que más admiro de ti y más me enamora de ti.
Tomás: Gracias, Isabel. Me encanta saber que me amas tal como soy. Qué fácil me lo haces todo.
Madre,
Somos pequeños y torpes, pero te seguimos con nuestro sí día tras día. Ayúdanos a ser fieles a nuestro compromiso. Amén.