Archivo por meses: noviembre 2023

Eres importante para mí. Comentario para Matrimonios: Lucas 19, 1-10

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EVANGELIO

El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 1-10

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Palabra del Señor.

Eres importante para mí.

Zaqueo se siente valorado. Se sabe importante para Jesús, y esto le hace convertirse y salvarse.
Los esposos, para ayudarnos mutuamente a la salvación, tenemos que hacer que el otro se sienta importante para mí y para Dios. Tendemos a despreciarnos con nuestras correcciones, pero sólo el amor sana y salva. Jesús se implica en la salvación de Zaqueo quedándose en su casa a pesar de las murmuraciones de muchos que afectarían a Su reputación. Hoy Jesús me dice a mí: Deprisa, aparta todas tus seguridades, porque es necesario que hoy descanse en ti.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Rubén: Laura, sé que estás sufriendo. Quiero acompañarte en tu sufrimiento. ¿Me dejas que lo haga en presencia del Señor?
Laura: Sí, gracias Rubén. Nos ponemos en Su presencia y te cuento.
(Tras unos minutos)
Laura: Espíritu Santo ilumíname para transmitirle a Rubén las pruebas que estoy viviendo. Pues mira, Rubén, resulta que me he sentido dolida cuando me has corregido en público. Sé que no era tu intención herirme, pero yo lo he sentido así. Sé que me amas, y no quieres hacerme daño, pero no puedo evitar experimentar este dolor que me aleja de ti.
Rubén: Vaya Laura. Siento de verdad ser la causa de tu sufrimiento. Es lo último que quiero, hacerte sufrir. Pero ¿cómo puedo ayudarte a salir de donde estás? Haré lo que haga falta.
Laura: Me ayudaría que rezásemos y reflexionásemos juntos algunas estaciones del viacrucis para unirnos al Señor en Su sacrificio. ¿Me acompañas?
Rubén: Claro, Laura. Me encanta la idea. Juntos podemos ver esta situación desde los ojos de Dios para conocer Sus designios amorosos.

Madre,

Que nos ayudemos con y por amor. Alabado sea el Señor.

Sé que me amas. Comentario para Matrimonios: Lucas 18, 35-43

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EVANGELIO

«¿Qué quieres que haga por ti?» «Señor, que recobre la vista».
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 35-43

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:

«Pasa Jesús el Nazareno».

Entonces empezó a gritar:

«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».

Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:

«¡Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.

Cuando estuvo cerca, le preguntó:

«¿Qué quieres que haga por ti?».

Él dijo:

«Señor, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».

Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios.

Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

 

Palabra del Señor.

 

Sé que me amas.

Ante mi fragilidad y mi debilidad que me impiden hacer lo que quiero y me llevan a hacer lo que no quiero, queda como solución mirar al Señor con un corazón contrito y humillado y decirle:

“Jesús, misericordioso, ten compasión de mí. Reconozco que, por mí mismo, soy incapaz de llegar a ti, reconozco que por mí mismo soy incapaz de amar a mi esposo como Tú me amas a mí. Sé que es Tu mandamiento, sé que le hago mucho daño y te hago daño a ti, pero tengo esta incapacidad, Señor. Ten compasión de mí. Conduce Tú mi vida, Señor, conduce mi corazón para que ame con Tu amor, ten compasión de mí. Yo sé que Tú me amas infinitamente, sé que quieres unirme a ti, lo creo y confío en Tu amor misericordioso. Por eso te pido y te ruego: Ten compasión de mí, Señor.

 

Aterrizado a la vida matrimonial:

Mario: Otra vez, por intentar defenderme he hecho que mi esposa se sienta atacada y sienta que no la valoro, que desprecio sus esfuerzos. Y su corazoncito precioso y sensible se ha sentido herido por mi falta de delicadeza. Me da mucha pena verla así, Señor, ver que sufre por mi causa. Y te vuelvo a pedir una vez más, ¡Que no me defienda, Señor! ¿Qué más da mi imagen si el importante eres Tú? ¿Qué más dan los juicios de los demás, si sólo me importa Tu juicio Señor, y Tú me vas a juzgar de amor? Menudo negocio desastroso acabo de hacer: Mi honra por encima de mi amor. Cuando perdiendo el amor, es cuando realmente pierdo mi honra. Ten compasión de mí, Señor.

Cristina: Señor, otra vez me he empeñado en corregir a mi esposo. Estoy más atenta a lo que hace y que yo no haría, que a lo bueno que haces a través de él y que no percibo ni aprecio. Señor, mi obsesión por dejar de sufrir enturbia mi capacidad de amar a mi esposo. Ten compasión de mí, Señor.

(Y el Señor atendió sus peticiones, porque dos corazones de esposos contritos y humillados, el Señor no los desprecia. Con ellos, si tienen un poquito de paciencia, el Señor hace grandes cosas)

 

Madre,

El Señor ante todo es compasivo y misericordioso. Que me sepa pequeño y necesitado siempre, Madre. Gracias Señor por tanto como sé que me amas.

 

Nuestros méritos. Comentario para Matrimonios: Mateo 25, 14-30

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EVANGELIO

Como has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu señor.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.
Su señor le dijo:
“¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió:
“Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

Palabra del Señor.

Nuestros méritos.

El Señor nos da unos dones naturales y la gracia santificante que transforma nuestros actos de amor en méritos sobrenaturales. Se trata de administrar nuestros dones a través de las virtudes naturales para que las virtudes sobrenaturales fructifiquen en nosotros.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: Recuerdo cuando nos hubiéramos conformado con volver a vivir lo que vivíamos cuando éramos novios.
Carlos: Sí, hay mucha gente que se conformaría con lo visible, con la complacencia natural.
Marta: Claro, pero si volvemos a vivir lo mismo del noviazgo y nos mantenemos en eso ¿Qué habríamos avanzado desde entonces?
Carlos: Pues nada de nada.
Marta: Concentrémonos entonces en los frutos sobrenaturales, los frutos del amor de Dios en nosotros. Eso es lo que nos permitirá crecer.

Madre,

Que como tú, centremos nuestra vida en acoger la gracia para que el Poderoso haga obras grandes por nosotros. Alabado sea el Señor.

¡Justicia! Comentario para Matrimonios: Lucas 18, 1-8

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EVANGELIO

Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús, dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viviendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

Palabra del Señor.

¡Justicia!

Muchas veces quiero imponer la justicia. Por eso reclamo, por eso me defiendo, por eso me enfado… Entra la ira por el anhelo de justicia que hay en mi corazón.
Ese anhelo es bueno, Dios lo ha puesto en mí, pero el camino para alcanzar justicia no es querer exigirla o imponer la mía. El camino es pedírsela a Dios y ser manso, paciente, perseverante, con la fe de que Él la hará sin tardar. ¿Encontrará esta fe en mí?
Bienaventurados los mansos.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Luis: Quiero ser manso, pero no lo consigo. Mis pasiones me arrastran ante lo que considero una injusticia y la ira se apodera de mí. Quisiera controlarla, y me hago propósitos, pero no lo consigo.
Sole: Eso es porque te falta fe.
Luis: No entiendo… ¿Qué tiene que ver la fe con esto?
Sole: Está bien que te pongas propósitos, pero además tienes que pedirlo con insistencia, con la doble seguridad de que Dios te dará la mansedumbre y que Él será quien haga justicia. ¿Cómo te va a dar la mansedumbre si no crees que Él vaya a hacer justicia y la tienes que imponer tú?
Luis: Tienes razón, María. Ahora lo entiendo. Me falta fe. Le pediré al Señor día y noche hasta que Él haga justicia. Gracias, María. Gracias, Señor.

Madre,

Auméntame la fe. Señor, hazme justicia. Confío en ti.

¿Quién no se resiste? Comentario para Matrimonios: Lucas 17, 26-37

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EVANGELIO

El día que se revele el Hijo del hombre.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente el que esté en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?».
Él les dijo:
«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

Palabra del Señor.

¿Quién no se resiste?

El que pretenda guardar su vida, la perderá. ¿Quién no se resiste a perder su vida? ¿Quién no se resiste ante una acusación? ¿Quién no se defiende ante una difamación?
Señor, asísteme, porque me estoy guardando la vida y la estoy perdiendo.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Mario: Humildad. Fácil decirlo pero imposible de vivir. Una y otra vez me propongo ser comido, pero cuando llega el momento, soy incapaz de dejarme comer. Te miro Señor en la Eucaristía y cada vez me admiro más.
Carmen: Oblación, quiero ser oblación y entregarme para Tu consuelo, Señor, pero no soy capaz ni de aguantar una diferencia de opinión sin defender mi criterio a costa de acusar si hace falta. Soy incapaz de ser ofrenda para ti.
Mario: Auxíliame, Señor, que sin ti, me hundo.
Carmen: Auxílianos Señor, que perecemos. En Tu misericordia confiamos.
(Y así, Mario y Carmen se iban haciendo pequeños ante el Señor)

Madre,

¿Nos encontrará con fe el Señor cuando venga? Haznos perseverantes en la fe. Alabado sea el Señor misericordioso.