Archivo por meses: agosto 2023

¡Peligro, corrección! Comentario para Matrimonios: Mateo 18, 15-20

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EVANGELIO

 

Si te hace caso, has salvado a tu hermano.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.
En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.
Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Palabra del Señor.

¡Peligro, corrección!

Debería haber una señal de tráfico en la comunicación entre nosotros que fuera ¡Peligro, corrección! Y es que, la verdad, no paramos de corregirnos. Pero ¿actuamos como hijos de Dios en esos momentos? Es decir ¿de manera fraterna? ¿O más bien hacemos juicios actuando como la parte acusadora?
Por eso dice el Señor en otro Evangelio: Antes de quitar la mota del ojo de tu hermano, quítate primero la viga del tuyo. La viga es la soberbia de creernos mejores, de creernos con el poder de juzgar intenciones… Hay que actuar con mucha humildad para hacer una corrección fraterna, y humildad significa creerte tú peor que aquel al que corriges. Si estás lleno de amor de Dios hacia la otra persona, adelante. Si no, primero llénate de Su amor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ramón: Cariño, he estado rezando mucho por ti, y creo que te tengo que hablar sobre algo.
Marta: Sí, por supuesto ¿Cuándo?
Ramón: ¿Quedamos esta noche a las 10?
Marta: Muy bien. (beso)
(Después de cenar en familia, ya a solas)
Ramón: ¿Lo ponemos en manos del Señor?
Marta: Sí
Juntos: En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Ven Espíritu Santo…
Ramón: Señor, tú sabes que no quiero nada para mí, ni busco mi complacencia, ilumíname para transmitirle a mi esposa lo que tú quieres transmitirle para poder ayudarla a llegar hasta ti. Amén.
Marta: Amén.
Ramón: Marta, me ha parecido que en tus conversaciones hablas de ti más de lo que deberías ¿Tú cómo lo estás viviendo?
Marta: ¡Uf! Ramón, ahora cuando me lo has dicho, lo primero que he sentido es dolor, y ganas de excusarme y defenderme, pero deben ser tentaciones del demonio, porque debo sospechar de mí. No soy consciente de lo que me dices, pero si hablo de mí es porque que es importante que se me conozca para que haya relación ¿Tú qué crees?
Ramón: Una vez leí que cuando uno habla mucho de sí mismo es por orgullo, es ponerme yo como el centro, desplazando a Dios, incluso a los demás. Yo también veo en que en muchas ocasiones pongo mi “yo” antes que a ti o a Dios… no sé, disciérnelo a ver. Me dolería que te estuviese alejando de Dios.
Marta: ¡Jo! Pues no me había dado cuenta. Estaré más pendiente e intentaré cambiar el centro de mis conversaciones. Muchas gracias por quererme tanto. Sé que esto no ha sido nada fácil para ti tampoco.
Ramón: Te damos gracias Señor por este don.
Marta: Gracias por este rato, por mi esposo, mi ayuda adecuada que es tu instrumento y me muestra lo que Tú quieres mostrarme.
Ramón: Ayúdanos a que mengüemos para que seas Tu quien reines y superar nuestras tentaciones. En Ti confiamos. Amén.
Marta: Amén.

Madre,

Nuestro orgullo nos impide hacer y recibir bien la corrección fraterna, especialmente entre los esposos. Sabemos que Dios lo quiere por nuestro bien. Ayúdanos Madre a corregirnos con amor, por amor e inmersos en el Amor. Por Jesucristo, tu Hijo nuestro Señor. Amén.

REPETICIÓN RETIRO 1ER CICLO PARA MATRIMONIOS COLABORADORES DEL 15 AL 17 DE SEPTIEMBRE

  1. Queridos matrimonios de Proyecto Amor Conyugal,

¿Os apuntáis a repetir el retiro del 1er ciclo de catequesis en la casa de Proyecto Amor Conyugal de la mano de José Luis y Magüi?

Casa De Oración La Cruz (Robledo de Chavela) | ➜ HorarioDeMisas.com

Si la respuesta es «sí» leeros las siguientes condiciones que debéis cumplir:
– Estar inscritos en la APP como colaboradores de la Asociación Esposos Eucarísticos Misioneros de Proyecto Amor Conyugal.
– Haber hecho ya el retiro anteriormente.
– Ser comprensivos porque se va a tratar de un retiro piloto ¡Y será el primero en la casa!
– El precio será de 250€ por matrimonio, más reducido de lo habitual por ser un retiro piloto y estar en obras la casa.

FECHAS: Será desde el viernes 15 de septiembre a las 18:00h hasta el domingo 17 a las 17:30h.

LUGAR: Casa de oración La Cruz en c/ Antonio Machado, 4 – Robledo de Chavela
https://goo.gl/maps/aEDvWoJKNwmD41wy6

Plazas muy limitadas.

Inscripciones aquí:

https://app.proyectoamorconyugal.es/ords/pac/r/pac/pre-inscripcion?p515_id=395

El Abrazo del cielo. Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 39-56

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EVANGELIO

 

El Poderoso ha hecho obras grandes en mí: enaltece a los humildes.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que. en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mi: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” – como lo había prometido a “nuestros padres” – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

Palabra del Señor.

El Abrazo del cielo.

María tenía que estar en el cielo en cuerpo y alma. No podía ser de otra manera. Ella es Madre en cuerpo y alma, y Su maternidad se completa como Madre de Dios en el cielo. Además, sólo estando en el cielo en cuerpo y alma se culminaría su obra como corredentora, participando de la muerte y resurrección de Jesús. Ahora quiero imaginarme el momento del encuentro entre las dos únicas personas que tienen cuerpo en el cielo: Jesús y María. ¿Se abrazarían cuando María llegara al cielo? ¡Seguro que sí! ¿No abrazarías tú a tu madre si llegara el cielo después que tú? ¿No te abrazaría tu madre en el reencuentro? Pues ¿cómo no se iban a abrazar Jesús y María? ¡Claro que sí! Así que me he quedado contemplando el primer abrazo del cielo. Los he contemplado bailando al son de millares y millares de ángeles cantándoles y glorificando Su unión amorosa. Todos los ángeles se someten por completo ante la primera criatura llegada al cielo en cuerpo y alma, que además no es cualquiera. En el cielo se celebra en ese momento una fiesta, la fiesta de la coronación de María como Reina y Señora del Universo. ¿Y no bailarían Jesús y María? ¡Pues claro que sí!
Y, a pesar de Su categoría, qué desapercibida pasó por la Tierra la Virgen Santísima, tanto que sólo aparece 8 veces en el NT. Admirable, la figura de María. ¡Te quiero Madre! Gracias por el precioso abrazo de hoy.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Pedro: No sé qué pasa. Pongo todo de mi parte y empleo todas mis fuerzas en ser el mejor esposo para ti y no lo consigo.
Mar: ¡Ay! Pedro, Pedro. ¿Y tu Madre?
Pedro: ¿Qué tiene que ver mi madre en esto?
Mar: No. Me refiero a tu Madre del cielo. ¿Sabes que Dios no cambia nunca de opinión? Pues Él decidió que nuestra salvación nos llegase a través de María Santísima. ¿Y tú pretendes que la tuya llegue a través de tus esfuerzos? Pues creo que has equivocado el camino. Yo que tú me aliaba con la Madre.
Pedro: ¡Es verdad! ¡María! Yo estoy consagrado y antes tenía mucha relación con ella. No sé por qué últimamente me estaba olvidando de Ella. Claro, esa es la clave que me faltaba. La Santísima Virgen, mi Reina y la Reina de nuestro matrimonio. La Madre de Cristo, el que nos une sacramentalmente. ¿Cómo me he podido olvidar de Ella y de su valiosísima intercesión?
Mar: Pues si te parece, renovamos hoy nuestra consagración. Madre, tuyos somos. Todo lo hacemos por ti y para ti. Gracias, bendita Madre.

Madre,

Felicidades en este precioso día del reencuentro con Tu Hijo, ese ansiado encuentro que te acompaño hasta la dormición. Gracias bendita Madre, gracias, gracias.

En lo injusto. Comentario para Matrimonios: Mateo 17, 22-27

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EVANGELIO

 

Lo matarán, pero resucitará. Los hijos están exentos de impuestos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 17, 22-27

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo:
«El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día».
Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron:
«¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?».
Contestó:
«Si».
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
«¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?».
Contestó:
«A los extraños».
Jesús le dijo:
«Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».

Palabra del Señor.

En lo injusto.

Jesús habla hoy de dos tributos. El que pagará Él por la salvación de la humanidad y el que no debería reclamársele que es para el sostenimiento del templo de Dios, ya que es Su propia casa. Ambos tributos son injustos porque Él es el único inocente y tampoco le toca pagar por nuestros pecados. Pero Su humildad llega a tal extremo que se somete a éste por voluntad del Padre y, por si fuera poco, al pago de los tributos impuestos por voluntad de los hombres. ¿Qué haría yo si llamase Jesús a mi puerta para pagarme los impuestos? Es la sobreabundancia de la humildad divina.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Mercedes: A veces me he preguntado, hasta dónde es lícito que yo me entregue si tú no acoges mi entrega. Me refiero por ejemplo a las tareas del hogar. Tú te escaqueas en cuanto puedes y el peso de la casa recae sobre mí.
Juanjo: Perdona, Mercedes. Es que, considero que tengo cosas más importantes que hacer.
Mercedes: Ya, imagino que tendrás tus razones. Pero viendo este Evangelio, me doy cuenta de que Jesús también se entregaba en las cosas menores y se sometía a la voluntad de los hombres a los que había venido para algo tan grande como alcanzar la salvación para ellos. Así que, he llegado a la conclusión de que debo seguir sometiéndome y entregándome haciendo lo que tú consideras que no tienes que hacer.
Juanjo: No Mercedes, con este Evangelio y con tu reflexión, me doy cuenta de que a veces con lo que parece más pequeño se puede causar un gran escándalo. En mi caso, por mi soberbia no me he querido entregar en las tareas más humildes, que son las del hogar. Pero eso va a cambiar, Mercedes.
Mercedes: Gracias, Juanjo por la humildad de reconocerlo y proponerte entregarte en lo pequeño.

Madre,

Jesús es el Maestro, y aprendo tanto de Él… Me encanta contemplarlo. Seguro que a ti también. Alabado sea el Señor.

Señor del mar. Comentario para Matrimonios: Mateo 14, 22-33

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EVANGELIO

 

Mándame ir a ti sobre el agua.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-33

Después de que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida:
«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir a ti andando sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».

Palabra del Señor

Señor del mar.

Presenciamos hoy una teofanía: Cristo se presenta como hijo de Dios. El Padre ya se había presentado como Señor del mar y Jesús en esta escena también lo hace.
Me gusta ver a Cristo como Rey de reyes y Señor de señores.
Él es un Dios cercano, y se presenta escondido en un trocito de pan, pero yo debo verlo siempre como quien realmente Es, con toda su Majestad, su Gloria y Su poder.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Lucas: Mi modelo de Esposo es Cristo, pero claro, Él es Dios, y yo no tengo Su poder ni Su Santidad. Me conformo con ser un esposo normalito.
Marta: No Lucas. Tu puedes aspirar a ser un esposo semejante a Cristo, pero para eso necesitas fe, la fe de saber que Él te lleva de la mano.
Lucas: ¿Tú crees que con fe podría aspirar a tanto?
Marta: No lo creo, estoy segura. Y si no, no tendría fe.

Madre,

Que siempre caminemos mirando al Señor y no apartemos la mirada de Él, ni siquiera cuando el viento arrecia. Alabado sea el Señor que siempre está cerca de nosotros para auxiliarnos.