¿os apuntáis a realizar el retiro del 2º ciclo de catequesis en la casa de Proyecto Amor Conyugal de la mano de José Luis y Magüi?
Si la respuesta es «sí» leeros las siguientes condiciones que debéis cumplir:
– Estar inscritos en la APP como colaboradores de la Asociación Esposos Eucarísticos Misioneros de Proyecto Amor Conyugal.
– Haber terminado o casi terminado el primer ciclo de catequesis de San Juan Pablo (Las 23 primeras) en el itinerario de Proyecto Amor Conyugal.
– Ser comprensivos porque se va a tratar de un retiro piloto ¡Y será el segundo en la casa!
– El precio será de 250€ por matrimonio, más reducido de lo habitual por ser un retiro piloto y estar en obras la casa.
FECHAS: Será desde el viernes 22 de septiembre a las 17h hasta el domingo 24 a las 18h.
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EVANGELIO
Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 6, 17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo doy».
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?»
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan, el Bautista».
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
Palabra del Señor.
Respeto la Justicia.
San Juan Bautista le habló a Herodes sobre la verdad de la indisolubilidad del matrimonio. Se podía ganar su respeto por hablarle de la verdad, cómo así ocurrió, pero también se podía ganar su odio, como le ocurrió con Herodías.
Digamos que san Juan no fue «políticamente correcto», o que no “respetó las ideas” (como se dice ahora) de Herodías, pero a él que era justo, le parecía necesario defender la Justicia de Dios y claro, fue perseguido por ello hasta ser martirizado. Pero de los perseguidos por causa de la Justicia es el reino de los Cielos, así que, parece que salió ganando ¿De qué le hubiera valido haber vivido unos añitos más? Ya estaría muerto igual hace 2000 años…
A él, que está ya en el cielo, nos encomendamos para tener siempre la valentía de defender la verdad de la grandeza del Matrimonio, que es tan grande que es Dios mismo quien nos une, en una unión donde Él permanece todos los días de nuestra vida.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Mario: Pilar, alguna vez, cuando discutimos nos amenazamos mutuamente con la separación. Creo que por muy mal que estemos, no debemos hacerlo. ¿No opinas tú igual?
Pilar: Sí, Mario. Opino como tú. Mal está que nos enfrentemos el uno al otro, pero amenazar con romper la unión que Dios mismo ha creado entre nosotros, es decir, amenazar con ir contra Dios, creo que es pasarse de la raya, y mucho.
Mario: Y además que estamos hablando de pisotear un Sacramento. Y eso es muy grave y muy serio.
Pilar: Bueno, me encanta que estemos de acuerdo en eso. Ahora sólo hace falta que nos amemos con Su amor. ¿Vamos a seguir esforzándonos?
Mario: Con todas mis fuerzas, tesoro. Dios y tú sois mi prioridad en la vida.
Madre,
Dios ha puesto en nuestras manos de esposos un tesoro maravilloso, que sepamos valorarlo y enseñemos a valorarlo en su justa medida. ¡Alabado sea el Señor, que nos ha unido!