EVANGELIO

 

Juan es la lámpara que arde y brilla.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 5, 33-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado».

Palabra del Señor.

 

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Obras que nos concede.

Damos testimonio con las obras que el Señor nos concede llevar a cabo. Las cosas de Dios, en cambio, no dependen del testimonio de un hombre. Así es. No podemos gloriarnos de nuestras obras, porque cuando son nuestras, no sirven y cuando son de Dios, no son nuestras. Glorifiquemos a Dios con nuestra vida dando testimonio de Él a través de las obras que nos concede llevar a cabo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alicia: Sé que tengo que menguar para que reine Cristo en mi corazón. Lo que no sé es hasta dónde expresar mis opiniones y cuando callar.
Juanjo: Yo creo que hasta que afecte negativamente a nuestra unión. La unión verdadera se producirá en los criterios de Dios, y el primero de todos es el amor.
Alicia: Está claro. Si no hay amor, de nada sirven nuestros criterios y nuestras obras, porque las obras que no son de Dios no tienen ningún valor.
Juanjo: Es ÉL quien lo hace todo. Dejémonos en Sus manos divinas, y así, seremos Sus testigos.

Madre,

Creemos en el Señor, porque hemos visto Sus obras en nosotros y en muchos. Gloria a Dios.