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El salvoconducto. Comentario para Matrimonios: Mateo 3, 1-12

EVANGELIO

 

Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 3, 1-12

Por aquellos días, Juan el Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».
Este es el que anunció el profeta Isaías, diciendo:
«Voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos”».
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados; y él los bautizaba en el Jordán.
Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizará, les dijo:
«¡Raza de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
Dad el fruto que pide la conversión.
Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.
Ya toca el hacha la raíz de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego.
Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias.
Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».

Palabra del Señor.

ANUNCIO

EN JAEN: 4 dic Parroquia Santa Isabel 16:00h

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El salvoconducto.

El camino espiritual debe llevar a la par tres aspectos: La formación, la mística (oración y sacramentos) y la ascética (hacerlo vida). Si uno de ellos anda cojo, el camino no funcionará. Todas mis oraciones, todos mis apostolados, toda mi formación religiosa, tiene que dar fruto en el amor a mi esposo. Si no es así, algo estoy haciendo mal. Si sé mucho pero amo poco, si soy muy devoto pero amo poco, es que no avanzo hacia Dios.
Hoy pondré a prueba mi salvoconducto para el cielo: Le preguntaré a mi esposo si se experimenta amado por mí y en qué aspectos. Después, según su respuesta, me plantearé qué debo hacer con mi camino espiritual.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Pedro: Cariño, estamos avanzando en muchos aspectos de nuestra vida espiritual. Desde que empezamos el camino de formación, de oración y de vida, experimento que nuestro matrimonio ha mejorado muchísimo. Pero de aquí a la santidad, nos queda recorrido. Hoy quiero preguntarte si ves los frutos de amor por mi parte.
Ana: ¿Sinceramente? Sí. Sí los veo, pero aún hay mucho espíritu de dominio entre los dos y, como tú dices, Dios quiere de nosotros que luchemos por la santidad.
Pedro: Entonces ¿qué podemos hacer?
Ana: Si te parece bien, dedicaremos todos nuestros esfuerzos a conocer nuestra pequeñez, para que no se nos suba a la cabeza todo lo que sabemos y nos creamos buenos porque rezamos. Así que, centraremos todo, nuestra oración, nuestra formación y nuestros esfuerzos del día a día en descubrirnos y hacernos más pequeños ante Dios. A ver si así, se nos bajan los humos. Nos lo jugamos todo.

Madre,

Necesitamos este camino eficaz y progresivo que nos lleve hasta Dios, a base de humillarnos y dejar que Dios actúe en nosotros. Alabado sea el Señor que se ha comprometido a ayudarnos a hacerlo realidad.