Archivo por meses: agosto 2021

La necesidad es prioridad. Comentario para Matrimonios: Mateo 14, 13-21

EVANGELIO

Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos se los dieron a la gente.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer».
Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Palabra del Señor.

 

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La necesidad es prioridad.

El antídoto contra las auto lamentaciones es la compasión. El Señor sufriría mucho con la noticia de la muerte de Juan el Bautista, e imaginamos que por eso se iría a una zona despoblada a pasar el duelo. Pero al encontrarse tanta gente necesitada, centraría toda su atención en sus necesidades.
Tenemos que aprender a mirarnos como esposos necesitados, para dejarnos de victimismos y centrar nuestra atención el uno en el otro, que es para lo que hemos sido creados.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Él le ha pedido a ella muchas veces que haga la lista de la compra, porque siempre se lo olvidan cosas o compra cosas que no necesitan y caducan. Pero ella, una vez más, se va a comprar sin lista. Pocos minutos después de llegar, descubre que le faltan cosas. Él siente la fuerte tentación de decirle que es culpa de ella por no haber hecho la lista como le lleva diciendo muchos años ya. Pero en lugar de eso, se ofrece a ir a comprar lo que falta. Piensa que ella hace lo que puede, que es su manera de ser y que es probable que nunca cambie, pero él la quiere así.

Madre,

Que venza en nosotros la compasión sobre las lamentaciones y que pongamos todo lo que tenemos al servicio de nuestro esposo y de los demás matrimonios para que Él pueda hacer el milagro y queden saciados. Compasión y ponerlo todo de nuestra parte al servicio de Dios, una hermosa combinación para aplicarla en nuestro matrimonio y nuestra familia. Alabado sea el Señor, que se compadece de nosotros.

¿Llevarle en el maletero? Comentario para Matrimonios: Juan 6, 24-35

EVANGELIO

El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 24-35

En aquel tiempo, cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra que Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».
Le replicaron:
«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer “».
Jesús les replicó:
«En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron:
Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».

Palabra del Señor.

 

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¿Llevarle en el maletero?

Es una pasada que el Señor quiera ser mi amigo. El Hijo de Dios, busca mi amistad ¿Cómo rechazarla?

La vida es como un vehículo que hay que conducir. Puedo llevar a Dios en el maletero, porque aunque no le haga ni caso, Él va a estar conmigo. Puedo llevarlo en el asiento de atrás, sin darle mucha conversación. Puedo llevarle de copiloto, teniéndolo más presente pero de manera que aunque me indique el camino, yo pueda conducir por donde me dé la gana. Por último, puedo dejar que Dios sea quien conduzca y me lleve a donde Él quiera.

Señor, haz de mí lo que quieras. Todo en la vida, lo hago por Ti y para Ti, Señor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Teresa: Ramón, ¿por qué sigues conmigo?
Ramón (esposo de Teresa): Porque tengo un compromiso contigo para toda la vida ¿Recuerdas?
Teresa: ¿Y si no te doy lo que buscas? ¿Seguirías conmigo?
Ramón: ¿Sabes ese chiste? Le dice uno al otro: Pepe, ¿tú estás con tu mujer por amor o por interés? Y Pepe contesta: Será por amor, porque interés ¡No tengo ninguno!
Teresa: Jajaja Qué tonto eres…
Ramón: Bueno, ahora en serio. Está claro que no me das lo que necesito. Eso sólo lo puede hacer Dios a través de ti. Estoy contigo porque entre los dos tenemos que construirnos mutuamente, y tenemos que construir un matrimonio y una familia. Es el camino que Dios ha elegido para nosotros. Y quiero hacerlo lo mejor posible para Su mayor gloria.
Teresa: Me gusta. Luchemos juntos, a ver si logramos vivir nuestro matrimonio como Dios lo pensó.

Madre,

Qué triste sería tener una relación interesada con tu Hijo. Él tan grande, yo tan pequeño, y no valorar la amistad que me ofrece. Doy gracias al Señor porque ha querido encontrarse conmigo y amarme tal como soy. Él quiere que esté con Él para toda la eternidad. Ese debe ser mi principal objetivo. Alabado sea el Señor.