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PEREGRINACION A FATIMA “PROYECTO AMOR CONYUGAL” 03-05 SEPTIEMBRE

PEREGRINACION A FATIMA “PROYECTO AMOR CONYUGAL” 03-05 SEPTIEMBRE

 

Queridos matrimonios:

Proyecto Amor Conyugal, en colaboración con la Diócesis de Córdoba organiza una peregrinación a Fátima el fin de semana del 3 al 5 de septiembre. Nos acompañarán el Obispo de Córdoba don Demetrio y José Luis y Magüi.

Está abierto a todos los matrimonios y familias de todas las Diócesis.

 

CHECK-IN: 3 septiembre 2021
Llegada cada familia en coches particulares.
Llegada desde las 15:00 horas. Check in.
Hotel Santo Amaro en FATIMA.

CHECK-OUT: 5 septiembre 2021

13:00 horas comida en el hotel.
Salida del hotel aproximadamente a las 15 h.

Precio: 95€ por adulto y 48€ niños de 2 a 11 años.
El precio incluye :

  • 2 noches de hotel en pensión completa. (sin bebidas)
  • Monitores para niños a partir de 3 años. (Sin pañales).

Se enviará un email con instrucciones de pago para confirmación de inscripción

Accede a la inscripción aquí: COMPLETO

¡Animaos, la Virgen nos espera!

Como uno de los tres. Comentario para Matrimonios: Marcos 9, 2-10

EVANGELIO

Este es mi Hijo, el amado.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 2-10

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les parecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús:
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedo grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.

Palabra del Señor.

 

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Como uno de los tres.

A veces vamos por la vida sin tener conciencia de quién es Dios. Hoy se nos manifiesta con toda su belleza, su grandeza y su poder. Nos muestra su naturaleza divina. ¡Qué experimentaremos cuando estemos con Dios cara a cara! Él me muestra hoy su intimidad, y su intimidad es impresionante. Me la muestra para que sea capaz de demostrarle después cuánto le amo en otros momentos de dificultad. Da ganas de quedarse disfrutando de Él, pero Él quiere que estemos en el mundo cumpliendo con nuestra misión, la que Él quiere que hagamos, pasando por la cruz.
Para ver y escuchar a Dios, es necesario el silencio, estar con Él, contemplarle. No me quiero perder nada Tuyo, Señor. Tampoco la Cruz. Quiero ser como uno de esos tres que elegiste.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alicia: Señor, qué a gusto estoy contigo, aquí, ante ti, ante el Sagrario. Pero no es aquí donde me juego la vida eterna. Es con mi esposo, dándome a él completamente, es con mis hijos, sirviendo. Tú te manifiestas a mí, para que yo muestre a los demás Tu amor infinito, amándoles yo.
Raúl (Esposo de Alicia): Señor, gracias por darme a esta esposa que me ha llevado a ti, me ha mostrado quién eres. Es una pasada ir conociéndote. Yo también quiero amarte tanto como ella, Señor. Alicia, quiero que me enseñes a amar más a Dios. En estos ratos de oración, muéstrame Su amor, muéstrame tu amor por Él. Ayúdame a enamorarme del Señor.

Madre,

¿Qué estás experimentando ahora mismo ante Dios? Imagino tu enorme interés porque todos participemos de esa visión. Por eso actúas con tanta fuerza en nosotros y en tantos matrimonios. Porque nos quieres contigo, ante el Padre, para toda la eternidad. Alabado sea el Señor por siempre.

La otra piedra. Comentario para Matrimonios: Mateo 16, 13-23

EVANGELIO

Tú eres Pedro y te daré las llaves del reino de los cielos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en los cielos»
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
«¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».

Palabra del Señor.

 

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La otra piedra.

Tenemos muy claro que Cristo entregó su vida en la cruz por Amor a nosotros. Él nos enseñó a amar hasta el extremo en su propia carne. Pero nos cuesta mucho aceptar que nosotros tengamos que hacer lo mismo.
Cuando surgen en nuestro día a día situaciones que exigen una entrega, renuncia y/o sacrificio, el diablo nos susurra al oído: Él era Dios, tú no tienes por qué aguantar esto… «¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios» Y la misma piedra (Pedro) que unos minutos antes era el apoyo de la Iglesia ni más ni menos, se convierte de repente en piedra de tropiezo para el Señor. Lamentablemente, muchos partidarios de Jesús podemos ser piedras de tropiezo para aquellos que, por evitarles un sufrimiento en su relación conyugal, les aconsejamos que no sufran más y que se separen o busquen la nulidad.

Nos guste o no, hemos sido creados para entregar la vida, y cuanto antes lo asumamos y descubramos la grandeza de la persona que así lo hace, antes empezaremos a vivir una vida plena. Entonces serás ¡Dichoso tú!, porque eso te lo ha revelado mi Padre que está en el cielo y lo has acogido.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Laura: ¿Qué ha significado para ti la conversión?
Ana: Es una transformación total. Lo que antes veía como un rollo, por ejemplo la oración, ahora me apasiona, es toda una experiencia. En cambio, lo que antes me apasionaba, por ejemplo, saberme atractiva para otros hombres, ahora no entiendo cómo alguna vez pude necesitarlo tanto para sentirme segura de mí misma.
Laura: ¿Y a ti, Javier? Igual. Te pondré algún ejemplo más. Antes odiaba que Laura me dijese lo que tenía que hacer, ahora valoro muchísimo la obediencia mutua. Creo que de ella depende la salvación, como la salvación del mundo dependió precisamente de la obediencia. Son cosas que cuestan, pero después se descubre el verdadero valor que tienen.
Laura: Desde luego, no son fáciles de entender. Eso hay que vivirlo para reconocerlo.
Ana: El Señor te lo muestra.

Madre,

Nos cuesta mucho dejar de pensar como los hombres y empezar a hacerlo como Dios. Sabes que estamos llenos de debilidades, manías y caprichos. Sabes que buscamos los resultados inmediatos y que no nos gusta sufrir. Madre, protégenos y guíanos para que construyamos un matrimonio santo, este es nuestro único deseo. Por Jesucristo nuestro señor. Amén.

Se deja ganar. Comentario para Matrimonios: Mateo 15, 21-28

EVANGELIO

Mujer, qué grande es tu fe.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús se retiró al país de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando»
Él les contestó:
«Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame».
Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor.

 

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Se deja ganar.

Celebramos hoy el día del Santo Cura de Ars. Y con él, recordamos a todos los sacerdotes y damos gracias por su ministerio.
En el Evangelio de hoy, vemos cómo a veces parece que Jesús no escucha. Es la prueba de la fe: El Señor está esperando un paso firme por nuestra parte y entonces, nuestra fe vence y cambia la respuesta de Dios. Cuánto le gusta a Dios dejarse ganar por nuestra fe. Como el padre que se deja ganar por su hijo como premio por el esfuerzo que realiza, y para reforzar su motivación. “Si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”, dice el Señor. Ese, hijo, ese es el camino, pensará nuestro Padre del cielo, cuando nos vea conducidos por nuestra fe, a pesar de todos los indicios, a pesar de Su aparente silencio.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Pablo: Llevo mucho tiempo rezando por mi hija, y no se convierte. Está un poco harta de que yo le hable de Dios, y le envíe testimonios de conversiones. Está harta de que le proponga ir a visitar el Santísimo o rezar el rosario. Le pone nerviosa.
Juan: Pablo, tu hija no se va a convertir gracias a tus esfuerzos directos. Se va a convertir gracias a tu oración y sacrificios. Ten fe. No pierdas la esperanza. Si te parece que no sirve, sigue insistiendo. El Señor te escucha, ya lo verás.
Ramón y Teresa: Pues nosotros parece que nos hemos estancado. Llevamos tiempo rezando y recibiendo los sacramentos con regularidad, y durante un tiempo crecimos bastante, pero ahora parece que ya no avanzamos. A veces nos parece incluso que vamos para atrás.
Juan: ¿No sabéis que el pueblo de Israel vagó 40 años por el desierto por no creer en la promesa de Dios? Él les dijo que tomasen unas tierras que manaban leche y miel, y les dio miedo porque sus habitantes parecían más fuertes que ellos. Amigos, esto es una prueba para que comprendáis que no depende de vuestros esfuerzos o de si cumplís con determinados ritos y costumbres. El Proyecto de Amor de Dios en vosotros, es más grande que vosotros y que vuestras fuerzas. El que os salva es Dios, si tenéis fe. Él es un Padre bueno, y no os dejará abandonados si tenéis confianza en Él. ¡Ya lo veréis! Confiad, confiad, confiad. Decid con frecuencia: Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío. Decid, Madre de los esposos, ruega por nosotros. Ellos os escuchan ¿Me oís? Ellos os escuchan ¡Siempre! Grabároslo a fuego en vuestro corazón: ¡Os escuchan siempre!
Ramón y Teresa: Gloria a Dios.

Sagrado corazón de Jesús,

En ti confío. Madre de los esposos, ruega por nosotros. Madre de nuestros hijos, ruega por ellos.

Sobre las dificultades. Comentario para Matrimonios: Mateo 14, 22-36

EVANGELIO

Mándame ir a ti sobre el agua.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-36

Después que la gente se hubo saciado, enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Y después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo enseguida:
«¡ Ánimo, soy yo, no tengáis miedo! ».
Pedro le contestó:
«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».
Él le dijo:
«Ven».
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:
«Señor, sálvame».
Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:
«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».
En cuanto subieron a la barca amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo:
«Realmente eres Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron a todos los enfermos.
Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.

Palabra del Señor.

 

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Sobre las dificultades.

Pues sí, el Señor nos embarca en una misión, como es la del matrimonio y la familia, Iglesia doméstica. Una misión que nos supera, en la que habrá olas y viento en contra. Pero Él no nos deja, Él está presente. Si apartamos la vista de Él, acabará pareciéndonos como un fantasma. Pero no, es Él, en persona, caminando por encima de mis dificultades.
Con Él, yo también podría caminar sobre ellas, porque Él me llama a hacerlo. Pero en cuanto me falta fe, me hundo, y necesito que me vuelva a rescatar. Hoy el Evangelio nos muestra la vida misma de cualquiera de los esposos. A aquel que se está hundiendo, el Señor le pregunta ¿Por qué has dudado de que tu matrimonio era tu camino? ¿Por qué has dudado de que tu esposo es el que yo quiero para ti? ¿Por qué has dudado de que yo puedo hacerlo posible?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: Pensé que estaría siempre enamorado de mí, que me escucharía como me escuchaba antes, que sería siempre lo más importante para él, que siempre sería delicado conmigo…
Ramón: Pensé que iba a ser siempre dulce y cariñosa, que iba a disfrutar cada mañana de su sonrisa, que con su alegría me alegraría la vida, que los hijos no ocuparían mi lugar en su corazón…
Dios: (En la oración) Pensé que queríais construir una historia de amor verdadero. Pensé que estabais dispuestos a dar lo máximo para alcanzar el Todo. Pensé que querríais ser semejantes a mí. Pensé que os gustaría colaborar conmigo en mi obra creadora y en mi obra redentora.
Ramón y Marta: Perdón, Señor, nos habíamos olvidado de que estás presente en nuestro amor de esposos.
Marta: Yo, Señor, renuevo mi compromiso y le digo “Sí” a mi esposo.
Ramón: Yo, Señor, renuevo mi compromiso y le digo “Sí” a mi esposa.

Madre,

En cuanto dejamos de mirarle, nuestro proyecto de vida se vuelve frágil, a merced de las circunstancias, de nuestros sentimientos, se vuelve un proyecto raquítico de corto alcance. Madre, sé que el Señor está atento a mi vida y quiere hacer de ella algo grande. Alabado sea Dios que nos ama más que como meras criaturas Suyas, nos ama como hijos. Gloria a ti por siempre, Señor.