Archivo por meses: agosto 2021

¿Tiene autoridad? Comentario para Matrimonios: Lucas 4, 31-37

EVANGELIO

Sé quién eres: el Santo de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37

En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:
¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús le increpó diciendo:
«¡Cállate y sal de él!»
Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.
Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:
«¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».
Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.

Palabra del Señor.

 

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí:  http://wp.me/P6AdRz-D1

¿Tiene autoridad?

La autoridad viene de Dios. Es Él quien designa una misión y da poder para acometerla. Para ello es necesario conocer a Dios y conocer su Voluntad. Si no conozco la Verdad, si no me lleno del Espíritu Santo, hablaré de mis criterios y trabajaré con mis fuerzas, pero no con la autoridad que da la Verdad, que hasta los espíritus inmundos obedecen.
No son los más pesados o insistentes los que convierten a las personas, sino los santos. Los insistentes cansan, se imponen y provocan rechazo. Los santos arrastran a muchos hacia Dios, porque actúan con el Poder de Dios.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos: Se lo he dicho mil veces, tanto a Marta como a los niños, y no me hacen caso. Estoy cansado de decírselo.
Matrimonio Tutor: Carlos, has recibido la autoridad de Dios sobre tu esposa y tus hijos. Pero tú no tienes poder para cambiar a las personas, es Dios quien lo hace. Sólo Dios puede. O te llenas de Dios y por tanto actúas y hablas en Su nombre, o no tienes nada que hacer.
Carlos: y ¿qué tengo que hacer?
Matrimonio Tutor: Lo primero es purificar tu corazón, para que pueda entrar el Espíritu. Para ello, acepta tu situación, esas cosas que no soportas de tu esposa son un indicativo de que tú tienes mucho que purificar, porque si no, serías capaz de amar en esas situaciones. Así que, acepta esas circunstancias como un medio para ser capaz de amar, y recíbelas con alegría, con paciencia y con humildad. Y después, ya sabes, acude mucho a los sacramentos. Una vez que hayas entregado tu voluntad y tus criterios a Dios, podrá actuar el Espíritu Santo a través de ti.
Carlos: Ah! Pues qué visión más interesante. A partir de ahora intentaré amar en cada una de esas situaciones que me cuestan, renunciar, obedecer (siempre que no sea algo en contra de la ley de Dios)… y llenarme del Espíritu Santo. Así podrá actuar Él.

Madre,

La autoridad nos viene dada por Dios, y sólo accederemos a ella por el camino de la humildad. La humildad nos lleva a la fe, la fe a la esperanza de que Dios hará la obra en nosotros, y la esperanza nos lleva a amarnos cada vez más. Madre, que dejemos a Dios ser Dios en nuestras familias. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Para despeñarlo. Comentario para Matrimonios: Lucas 4, 16-30

EVANGELIO

Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres… Ningún profeta es bien mirado en su tierra.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 4, 16-30

En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor».
Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y él comenzó a decirles:
«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían:
«¿No es el hijo de José?».
Pero Jesús les dijo:
«Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».
Y añadió:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán y el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Palabra del Señor.

 

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí:  http://wp.me/P6AdRz-D1

Para despeñarlo.

Dice el Papa Francisco que lo de este Evangelio ocurre cada día, cuando se acoge bien a alguien al principio, pero se empieza a criticarlo hasta casi desollarlo.
“El apóstol Juan nos dice esto: quien en su corazón odia a su hermano es un homicida. Nosotros estamos acostumbrados a los chismes, a las habladurías y muchas veces transformamos a nuestras comunidades y también a nuestra familia en un infierno en donde se manifiesta esta forma de criminalidad que lleva a asesinar al hermano y a la hermana con la lengua”.
Hoy este Evangelio me sugiere, que jamás piense o hable mal de mi esposo, o si no, acabaré despeñando a Cristo en él/ella. Acogemos al Señor, acogiendo a nuestros cónyuges. Señor, no sigas Tu camino y quédate con nosotros.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Almudena: (Rezando con su esposo) Señor, me he dado cuenta de que cada vez que me fijo en el mal de mi esposo, entro como en un bucle en el que sólo veo mal en él. Y empiezo a sentir un rechazo hacia él, que me impide amarlo. Señor, sé que el problema está en mi corazón y en que le miro con ojos acusadores y no con ojos de misericordia como miras Tú. Ayúdame Señor a ver en él todo lo bello y todo lo bueno, y a comprender que es débil como yo y mi labor de esposa no es acusarle y recriminarle, sino aprender a amarle en esas situaciones en que me cuesta, ofreciéndome por él para colaborar en su salvación.
Raúl (esposo de Almudena): Señor, gracias por el corazón que le has dado a mi esposa. Me ama más de lo que me imaginaba. Yo también juzgo a mi esposa a menudo, pienso mal de ella, y la miro con desprecio. Pero yo sé que el problema está en mi corazón, y que tiene una dignidad enorme. Perdóname Señor. Perdóname esposa.

Madre,

La paz se construye dentro del corazón de cada uno. Esa es la manera de luchar contra la violencia en los hogares y en los países. Que recemos más en familia y recemos más entre los esposos, para que acojamos a Cristo y pueda hacer el milagro en nosotros. Alabado sea el Señor que entra en nuestros corazones cada día. Amén.

Sana tu corazón. Comentario para Matrimonios: Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

EVANGELIO

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23

En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con las manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
«Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.»
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

Palabra del Señor.

 

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí:  http://wp.me/P6AdRz-D1

Sana tu corazón.

Qué importante es orar con el corazón. Del corazón sale lo puro y lo impuro, por eso tengo que exponer mi corazón a Cristo, para que lo purifique poco a poco.
Orar con el corazón no tiene nada que ver con los sentimientos, sino con el grado de intimidad que comparto. No vale si le honro con los labios, de una manera superficial. ¿Acaso amo yo con los labios? Tengo que conocerle en lo más profundo. De intimidad a intimidad.
Contemplo lo que hay en Su Sagrado Corazón. Sus sentimientos, Sus motivaciones, Sus experiencias en la Trinidad y con los hombres, Su Amor misericordioso… Y aprendo a enamorarme de Él. Él tiene su Sagrado Corazón expuesto, con las heridas abiertas, dispuesto a acogerme, a acogernos en Él. No es verdad que un corazón herido no pueda amar. Cristo me acoge en Su Corazón precisamente por sus llagas. Descubro que lo que sana el corazón es la misericordia. Cuando dejo de mirarme yo para mirar el dolor y las necesidades de los demás, como hace Él.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Sofía: (Fría y distante) Me voy a la cama.
Julián: ¿Sin mí?
Sofía: (No contesta. Pone cara de circunstancia y se va al dormitorio)
Julián: (Va tras ella) Sofía, ¿por qué estás tan distante?
Sofía: Estoy dolida contigo. ¿Ya no te acuerdas de cómo me hablaste esta mañana?
Julián: Pero ¡te pedí perdón!
Sofía: Como si eso fuera suficiente. Deberías reparar por ello.
(Se ponen a hacer la oración conyugal y…)
Sofía: Señor, hoy me doy cuenta de que gracias a que Tú amas con heridas en Tu Corazón, puedes amarme a mí, que te hiero cada día. Yo no tengo derecho a dejar de amar a mi esposo por las heridas que ha provocado en el mío. Julián, te perdono de corazón. Perdóname tú por haber tardado en acogerte después de pedirme perdón.
Julián: Te perdono, Sofía. Comprendo que te he hecho mucho daño hablándote así, pero estoy muy arrepentido. Te amo y la próxima vez, voy a hablar las cosas contigo antes de calentarme y enfadarme. ¡Gracias Señor!

Madre,

Cuánto aprendemos contemplando el Corazón de Cristo. Cuanto más nos adentramos en Él, más incomprensible nos parece la sobreabundancia de Su misericordia. Es admirable. Sólo me salen oraciones de alabanza. Alabado seas por siempre, mi Señor.

Ponerlo en juego. Comentario para Matrimonios: Mateo 25, 14-30

EVANGELIO

Has sido fiel en lo poco, entra en el gozo de tu Señor.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
Su señor le dijo:
“¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.
Su señor le dijo:
“¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó el que había recibido un talento y dijo:
“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió:
“Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabias que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes”».

Palabra del Señor.

 

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí:  http://wp.me/P6AdRz-D1

Ponerlo en juego.

Dios hace un reparto de dones a uno y a otro, según Su voluntad. Serán normalmente diferentes, para que podamos ser complementarios. ¿Y qué hago con los que he recibido? Puede que le exija a mi esposo que tenga los mismos que yo. Puede que, si no responde como le pido (porque no tiene esos dones) decida que tampoco yo los pongo a su servicio como represalia. Y cuando el Señor me pregunte qué he hecho con los dones que me dio, ¿qué le diré? ¿Qué mi esposo no respondía como a mí me gustaría que lo hiciese?
Si Dios me ha dado un don, tengo que ponerlo en juego a tope, para mayor gloria de Dios.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: Y si mi mujer no responde a la fe al mismo ritmo que yo ¿Qué tengo que hacer? Si ella no quiere entregarse como Cristo, no voy a estar yo haciendo el panolis dando mi vida por ella.
Ramón: Paco, tienes que preguntarte qué quiere Dios de esa situación que está permitiendo, pero lo que seguro que no quiere es que tú no respondas a lo que Él te pide. Recuerda que tu vocación es una llamada de Dios y es a Él a quien respondes, y Él te lo ha dado todo. Un corazón humillado, Dios no lo desprecia. Ya lo verás.
Paco: Gracias, Ramón. Veo que en esto, tengo una misión encomendada por Dios. Gloria a Él.
(Paco se entregó sin mirar la respuesta de su mujer, y Dios hizo Su obra en ella… y en él, siervo bueno y fiel)

Madre,

Cuántas veces verías tú que San José era pecador y Tú no. Y sin embargo le tratabas como un igual y te sometías a él y a sus decisiones porque sabías que Dios le había asignado el don de custodiarte a ti y a tu Hijo. Qué hermosa manera de responder al Amor con mayúsculas. Bendita Madre.

Esposos de corazón. Comentario para Matrimonios: Mateo 25, 1-13

EVANGELIO

¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
“Señor, señor, ábrenos”.
Pero él respondió:
“En verdad os digo que no os conozco”.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Palabra del Señor.

 

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí:  http://wp.me/P6AdRz-D1

Esposos de corazón.

El aceite podemos compararlo con el Espíritu Santo, que es el Amor de Dios. Aquel que tiene su corazón predispuesto siempre a recibir al Esposo, que no se distrae con otro tipo de atractivos mundanos, ese puede descansar en el Señor, porque estará listo cuando venga a desposarse con él/ella.
Pero la conversión del corazón no es algo que se pueda producir de un día para otro. Hace falta un camino de purificación, de limpiar los malos hábitos, desapegarse de lo mundano, buscar a Dios en todo y en todos, y hacer todo con la motivación de glorificar a Dios. Nuestra Madre, fue Madre de Dios en su Corazón antes que en su vientre. Nosotros tenemos que ser esposos del Esposo en nuestro corazón antes de que llegue el día de nuestra muerte, el día en el que definitivamente nos haremos uno con Él.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alicia: Si te ofrecieran cualquier cosa en este momento ¿Qué pedirías? Yo necesito retirarme, estar a solas con Dios. Llenarme del Amor de Dios.
Alejandro: Yo pediría tomar conciencia de todo lo que tengo. Seguir viviendo mi día a día, en mis mismas circunstancias, con las mismas personas, con las mismas dificultades, pero entender que todas esas circunstancias son medios para desapegarme. Lo que me molesta, me molesta precisamente por mi concupiscencia, y tengo que permitir que siga ahí, molestándome, hasta purificar mi corazón por amor a ti y a Dios.
Alicia: Creo que las dos cosas con complementarias y ambas purifican nuestro corazón. Necesitamos de la ascética y de la mística. Del sufrimiento purificador y de la gracia redentora.
Alejandro: Pues ayudémonos mutuamente a conseguirlo. ¿Te parece?
Alicia: Me parece. Te amo y quiero lo mejor para ti.
Alejandro: Y yo para ti.

Madre,

Ayúdanos a purificar nuestro corazón y prepararlo a través de nuestro matrimonio, para cuando venga el gran momento de la unión con Cristo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.