Archivo por días: 16 julio, 2021

En peligro de extinción. Comentario para Matrimonios: Mateo 12, 1-8

EVANGELIO

El Hijo del hombre es señor del sábado.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».
Les replicó:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

Palabra del Señor.

 

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En peligro de extinción.

Imaginemos que hay una especie en peligro de extinción. Tan en peligro, que sólo queda un individuo de esa especie ¿Cómo se le protegería? ¿Cuántas atenciones se le daría? Para que tuviese la temperatura perfecta, el entorno ideal, el alimento perfecto… No habría límites para los cuidados que se merece.
Bien, pues hay uno que es único e irrepetible, y sólo queda uno. Es mi esposo. No hay otro, y está en peligro de extinción. Sí, porque algún día morirá y no sé cuándo será. ¿Quizás mañana? Y además, tiene un valor inmensamente más grande que cualquier especie animal en extinción. ¿Cuántas atenciones le he de dar? Además, es templo del Espíritu Santo, y si bien hay Uno que es mucho más que el templo, que es Cristo, y merece nuestra atención primordial, pero el templo donde Él habita, tiene un valor suficiente para saltarme cualquier norma o supuesta obligación, que vaya contra él/ella y contra su bien. La Ley de Dios, pretende precisamente eso, que sea mi prioridad.
No volveré a centrar más mi atención en el trabajo, la limpieza, el orden, la estética, el deporte, las labores parroquiales… por encima de la atención que mi esposo merece.

Aterrizado a la vida matrimonial:

(Proponemos el salto a la misericordia. Consiste en empujar mi corazón al otro lado de la flecha)
Lucía: ¡Mira cómo está la casa! Se lo deja todo por medio. -> Pero ¿merece que le regañe?
Pedro: Por fin. Mañana del domingo, la hora del tan deseado partido de golf. -> Pero veo a mi esposa triste…
María: Me han pedido que dé catequesis otra vez este año. -> Pero no estoy dedicando tiempo a estar con mi esposo…
Paco: Necesito descansar… vengo reventado del trabajo y necesito relajarme. -> Pero ¿qué necesita mi esposa?
Ana: No le soporto, siempre poniéndose por encima. -> Pero ¿cómo le puedo ayudar a descubrir el tesoro de la humildad?
Raúl: ¿No puede aceptar a mi madre como es? -> Tiene una dificultad con la que tengo que ayudarle…
Teresa: Es un cara dura, hay que hacérselo todo. -> Pero qué bien que me necesite tanto…
Juan: ¿Y le tiene que contar nuestras cosas a su madre? -> ¿Será que no le escucho, que no le comprendo y por eso necesita contárselo a otro?

El Señor: Queridos esposos, misericordia quiero. Déjalo todo y ocúpate de él/ella. Déjalo todo y sigue al Esposo que se entrega hasta la Cruz.

Madre,

Como dice el Papa Francisco, cuando tenemos el corazón de piedra, esas piedras acaban en nuestras manos, listas para ser arrojadas contra el otro. Señor convierte mi corazón en un corazón de carne para acogernos, tal como somos: Miserables, pero únicos e irrepetibles. Amén.