Archivo por días: 13 julio, 2021

Misión: Tú. Comentario para Matrimonios: Mateo 11, 20-24

EVANGELIO

El día del juicio le será más llevadero a Tiro, a Sidón y a Sodoma que a vosotras.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:
«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.
Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.
Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».

Palabra del Señor.

 

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Misión: Tú.

Al leer esta frase, he sentido un escalofrío que me recorría el cuerpo de arriba abajo: “¿Piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo”. Es cierto que he dejado muchas cosas por el Señor, pero Él me ha dado ¡Tanto…! Y me queda tanto por darle… Ese orgullo, esa falta de misericordia y esa dureza de corazón que sigo teniendo, bloquea la escucha de Dios sobre la misión de esposo que me ha encomendado, y me dificulta para que el Espíritu pueda llevarla adelante. Hoy el Señor me dice “No te confíes, y sigue luchando abrirme las puertas de tu corazón de par en par”.

Y es que, mi esfuerzo tiene que ir especialmente orientado a mi “primer metro cuadrado”. Mi esposo. ¿Qué me ha dado el Señor? Un esposo que es Su hijo, que es amado por Dios, por sí mismo, que es mi Ayuda Adecuada, que es templo de Espíritu Santo, un esposo sagrado ante quien debo descalzarme. El Señor me ha dado medios para conocer mi vocación, la sacralidad del Matrimonio, el Sacramento de la Eucaristía para alimentarme de Él… ¿Estoy respondiendo a tal entrega como para escalar el cielo?
Tus palabras no son amenazas, Señor. Lo sé. Son palabras para empujarme a ser mejor esposo. No sé cuánta vida habrás decidido que me quede por delante, pero pienso esforzarme más, y más. ¡Para mayor Gloria Tuya!

Aterrizado a la vida matrimonial:

Laura: Cada vez que observo lo que impide que fluya el Espíritu entre nosotros, me topo con esa manía de querer llevar razón, o juzgarte y despreciarte, o exigirte la perfección… Hay mucha soberbia en mí.
Javier (Esposo de Laura): Igual que en mí. Y cada vez que no renuncio a todas esas cosas, se rompe nuestra comunión. Pero la reconciliación es preciosa y Dios lo hace todo nuevo. Me parece tan hermoso el amor que nos une, que me impulsa a renunciar a todo lo demás.
Laura: Sé cuánto me quieres, Javier. Me encanta y doy muchas gracias a Dios por ti. Merece la pena luchar por la misión tan hermosa que Dios me ha encomendado: Tú.

Madre,

Dios me ha creado por amor, para amar. No hay nada más importante que nuestro camino hacia Dios, y el mío es el de la Caridad Conyugal. Ayúdanos Madre a ser fieles a nuestra vocación, a responder a tanto amor recibido. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.