EVANGELIO
Yo soy el camino y la verdad y la vida.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
Palabra del Señor.
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Hasta escalofríos…
Mi corazón dejará de turbarse cuando crea plenamente en Dios y en Cristo. Ya sé cuál es mi destino, por muy mal que lo esté pasando, por muchos problemas que tenga, el Señor es muy explícito diciéndome que tiene preparado “un lugar” para que esté donde está Él. Hay un lugar, muy concreto en el reino de Dios, que lleva mi nombre, y está vacío, esperándome, junto a mis seres queridos. Es un lugar preparado por el mismo Cristo, para mí.
Aterrizado a la vida matrimonial:
María: ¿Cómo será ese lugar que Dios nos tiene preparado? Sueño con él: Será un lugar físico, porque estoy destinada a resucitar en alma y cuerpo. Quiero creer que Él me dará aquello que más me agrade según mis gustos, quizás un chalet frente a un mar de aguas turquesa, con una preciosa playa de arena blanca como jardín.
Pedro (esposo de María): Quizás pueda volar, siempre he querido volar, quizás escuchando la música celestial, me encanta la música… En realidad dicen que estaremos contemplando a Dios y su visión nos llenará plenamente. Al fin y al cabo, toda la creación es un pequeño reflejo de la grandeza y a belleza de Dios. Si el mar es así de hermoso ¿cómo será ver a Dios? Infinitamente más hermoso.
María: Y estaremos junto a Él, rodeados de nuestros “predilectos” en la tierra, en especial tú, viviendo una preciosa intimidad… y llenos de la Gracia de Dios, alabándole exultantes de gozo…
Pedro: Sea como sea, desde luego que merecerá la pena todos los esfuerzos y sufrimientos con tal de estar en nuestra casa del cielo, junto a Él. Así que, que no se turbe mi corazón, pase lo que pase tengo que ser fiel a la voluntad de Dios, porque el Señor tiene un lugar para ti y para mí en el cielo, y está deseando tenernos allí con Él.
Madre,
Debe ser tan maravilloso lo que Dios tiene pensado para mí, que me supera absolutamente. ¡Dios preparando un lugar para mí! ¿Cómo será ese lugar? Me dan hasta escalofríos de pensar que esto es real. Alabado seas, Señor de cielo y tierra, que me amas tanto… A ti la gloria y la alabanza por los siglos. Amén.