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¿Cuál es mi dieta? Comentario para Matrimonios: Juan 3, 31-36

EVANGELIO

El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Palabra del Señor.

 

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¿Cuál es mi dieta?

Estamos inmersos en la moda de cuidar el cuerpo y prácticamente todo el mundo cuida muchísimo su alimentación. Pero ¿Y el alimento del alma? ¿Qué dieta espiritual sigo? Si me alimento del mundo viviré “de tejas para abajo” y tendré unas aspiraciones raquíticas. ¡Qué vida más pobre!
No puedo hablar de las cosas de Dios ni vivir las cosas de Dios si no las recibo de Él. Sin comunicación con Él no puedo entender Sus cosas. A veces me parecerán disparatadas, o imposibles, o seré incapaz de descubrir su grandeza y su belleza. Puede que las cosas de Dios, lo más grande, lo más hermoso que existe, me parezcan un aburrimiento o un rollo.
Lo que tengo que recibir de Dios fundamentalmente es ese inmenso Amor de comunión que viven Ellos en Sí mismos. Ese es nuestro motor, nuestro origen. Pero para acogerlo tengo que tener el corazón abierto. El que acoge a Dios habla de las cosas de Dios y actúa como Dios, en Su nombre, y eso está muy por encima de cualquier otra misión de este mundo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carmen: Hoy he estado hablando con mi madre. Pedro, únete conmigo para pedir por ella y por la familia de mi hermana. Mi madre me estaba diciendo que mi hermana debe separarse, que no debería consentir seguir viviendo con un hombre así… ¡Es tremendo! Pero más grave aún es que se lo dice así a mi hermana. Lo que le faltaba ¿sabes? Que encima le empujen a separarse
Pedro: Tranquila cariño. Voy a unirme en esa oración contigo, para que el Espíritu Santo les dé luz. Le pedimos que les muestre la verdad del Evangelio, y que deseen seguir los caminos del Señor.
Carmen: Muchas gracias Pedro. Cuánto te lo agradezco porque sé que es la única solución. También intentaré ayudar al Señor como instrumento Suyo. Hablaré con mi hermana, y le invitaré a un retiro de Proyecto Amor Conyugal para que se pongan a tiro de lo que Dios ha pensado para ellos.
Pedro: ¡Genial! Tenemos un nuevo encargo de Dios. ¡A por ello!
Carmen: Te amo.

Madre,

Dame esa sed de Dios, esa mansedumbre de acoger su voluntad y la ilusión de ser un esposo que vive a Su servicio. Envíanos Su Espíritu Santo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.