Señor, me quedo abochornado por esas veces que, ante la atadura de un pecado de mi esposa/o, la/lo he corregido con dureza o con desprecio, en lugar de ayudarte a desatarla/o de ese mal de Satanás.
Sin demora. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 13, 10-17
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