
El santo temor de Dios, el miedo a herirlo por ir en contra de Su voluntad, se convierte para los esposos en miedo a herirnos porque nos amamos. Dios quiere que le amemos amándonos mutuamente.

El santo temor de Dios, el miedo a herirlo por ir en contra de Su voluntad, se convierte para los esposos en miedo a herirnos porque nos amamos. Dios quiere que le amemos amándonos mutuamente.