Señor, cada vez que no me comporto como hijo/a tuya, no acogiendo tu cruz, no poniéndote en primer lugar, no siendo misericordioso/a con mi esposo/a y no poniéndolo/a como mi prioridad en la tierra… estoy manchando el nombre de Tu Familia.
Acogerme en su bellísima intimidad. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 8, 19-21
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