
De nosotros depende, seguir regando la semilla de la “vocación conyugal” que Dios ha plantado en lo más profundo de nosotros, con formación, oración juntos y perseverancia.

De nosotros depende, seguir regando la semilla de la “vocación conyugal” que Dios ha plantado en lo más profundo de nosotros, con formación, oración juntos y perseverancia.