
Los esposos representamos la imagen de Dios para nuestros hijos.
Cristo está entre los dos y, lo que nos digamos, atraviesa necesariamente el Corazón de Cristo.

Los esposos representamos la imagen de Dios para nuestros hijos.
Cristo está entre los dos y, lo que nos digamos, atraviesa necesariamente el Corazón de Cristo.

Cuando somos fieles a nuestra vocación, el Señor nos hace descubrir cosas mayores de las que podía haber imaginado. ¡Gloria a Dios!

¿Quién soy? Hijo de Dios y esposo de mi cónyuge, eso es lo que me define. Soy un don que tiene una tarea que Dios me ha encomendado: Colaborar en la salvación de mi esposo/a haciéndome uno con él/ella.

Dios tiene preparado un tesoro para los esposos y se lo están perdiendo por no perseverar en lo importante, conociendo y profundizando en su vocación.

Los esposos cristianos mostramos la verdad y la belleza del matrimonio y colaborando con nuestro tiempo y esfuerzo para que otros se ilusionen en vivir el matrimonio como Dios lo pensó.