Archivo por días: 26 mayo, 2017

Me alegro de existir para ti. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 16, 20-23a

EVANGELIO
Nadie os quitará vuestra alegría
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «En verdad, en verdad os digo, vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».

Palabra del Señor.

Nota: Proyecto Amor Conyugal anuncia un retiro para matrimonios que se celebrará en Madrid entre los días 16 y 18 de junio.

Hay pocas plazas. Para más información pincha aquí:
https://proyectoamorconyugal.es/retiro-matrimonios-proyecto-amor-conyugal-madrid-16-17-18-junio-2017/

Me alegro de existir para ti.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

¿Estás sufriendo? No te preocupes. Si es por causa del Señor, llegará un día en que nadie podrá quitarte la alegría.

La promesa de Dios es la santidad, es la alegría del Espíritu Santo. La vida es un camino hermoso hacia la comunión. Caminando a través de la dinámica del amor esponsal que nos une, acabamos por ser uno en todas las dimensiones de nuestro ser.

¿De dónde procede la alegría? En el Génesis vemos que el hombre descubre que lo que le constituye como ser humano es aspirar a entregarse a un igual, capaz de recibir tal entrega. El hecho de no descubrir entre todos los animales, este igual, le hace vivir la experiencia dolorosa y espantosa de su soledad en el mundo, descubre que no puede realizar plenamente lo que es, si no se da a sí mismo. Solamente nos realizamos existiendo con alguno, y más completamente para alguno. No es lo mismo vivir con ________ que vivir para _________.

Por tanto, hay una gran diferencia entre amor verdadero y amor de conveniencia. Es el fundamento que diferencia entre una convivencia en pareja y la vocación conyugal. El hombre no puede encontrar la plenitud si no es con la entrega sincera de sí mismo (Gaudium et Spes n24) Y es así como descubre la alegría.

Dice San Juan Pablo II es que fuente de la alegría de amar, la alegría de todos aquellos que se aman de verdad, es decir de aquellos que han conocido que el amor es, en primer lugar, entrega de uno mismo. A pesar de las desfiguraciones por el egoísmo, esto está en nuestro origen, en lo más profundo de nuestro corazón. Y esa pieza del corazón, se puede reconquistar por la acogida de la gracia de la Redención de Cristo. De hecho Cristo nos exhorta a ello.

Y llegamos a la alegría en comunión. La alegría de la entrega, en el mismo momento en que es recíproca, se convierte en comunión de personas.

Una historia:
Alicia y Víctor se casaron en Cristo.
Ellos reciben de Dios fines para entregárselos el uno al otro y juntos a sus hijos. Así responden a Dios y a su Amor, Amando
Ella se entrega acogiendo a Víctor en sus momentos de cansancio de Víctor, o en su nerviosismo. No es que ella disfrute con ésto, además ella también hay veces que está cansada, pero mira al Señor su Esposo y sabe que amar a Víctor ahora es amarle como Dios ama. Además Alicia sabe que Dios, le está dando la gracia para dársela a Víctor, sabe que Dios le llama a vencer su naturaleza caída, y decide no mirar su propio cansancio. Saca toda su fuerza de voluntad, cogida de la mano del Señor y va a darle a Víctor todo su amor:
Víctor cariño, no te preocupes, sé que estás agotado, vete al sofá, hoy yo me encargo de todo. Descansa, acoge mi don, por favor.

Madre,
Ya tenemos claro nuestro objetivo. Podemos estar alegres. Nuestra alegría no depende de nadie, nada más que de nosotros mismos. Cristo nos ha salvado y nos ha enviado su Espíritu, y estamos alegres. Alabado sea el Señor. ¡Aleluya!