EVANGELIO
¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del Señor
Consagrados.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
Hoy es el día del Sagrado Corazón. Un día grande para los que estamos consagrados a Él.
Los que el Evangelio llama “los sabios y entendidos” son los soberbios, que creen saberlo todo. En ellos no tiene cabida el Sagrado Corazón de Jesús.
Buscando información para el comentario de hoy (solemos apoyarnos en otras fuentes), hemos encontrado este párrafo de una homilía de San Juan Pablo II (6-6-99):
“Todo lo que Dios quería decirnos de sí mismo y de su amor, lo depositó en el Corazón de Jesús y lo expresó mediante este Corazón. Nos encontramos frente a un misterio inescrutable. A través del Corazón de Jesús leemos el eterno plan divino de la salvación del mundo. Y se trata de un proyecto de amor”.
Inmediatamente nos hemos sentido como “llamados” por esta última frase. Es por tanto, a través del Corazón de Jesús, que el Padre nos muestra su plan, que es un proyecto de amor. Es a través del Corazón del Esposo, que el Padre nos muestra Su proyecto de amor para nosotros, los esposos.
Bien ¿Y qué hay es Su Corazón? Nos lo relata San Juan Pablo más adelante: “Jesús es la fuente; de él brota la vida divina en el hombre”.
Si pudiésemos categorizar los matrimonios en tres niveles (un poco “a lo bestia”) podríamos decir que están los “animalizados”, los “humanizados” y los “divinizados”. Los “animalizados” son los que se siguen basando en sus instintos, en lo que me apetece y poco más. Los “humanizados” ya son capaces de reconocer el valor de su esposo como persona, con sus virtudes y defectos. Pero éstos tienen un límite que no pueden superar. Como que llega un punto en que no avanzan. Falta saltar la barrera de la “soberbia” de apoyarse en las fuerzas y en los criterios humanos y adentrarse en el Corazón de Cristo. Él es fuente, de santidad y de vida, y el que beba de su Corazón “no tendrá sed jamás”.
Consagrarse a Su Corazón, es ponerse a Su disposición. Sí, a lo que Él disponga. Precisamente porque su Corazón es grande y misericordioso, porque le amamos y queremos restañar sus heridas. Qué hermoso, un matrimonio que, como consagrados el uno al otro, deciden consagrarse juntos al Sagrado Corazón de Jesús. ¿Creéis que ese matrimonio dará fruto?-
Madre:
Todo para mayor gloria de Dios. Alabado y bendito sea Su Sacratísimo Corazón.