Archivo por días: 27 mayo, 2015

El Novio se declara. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 22, 14-20

EVANGELIO
Esto es mi cuerpo. Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre

Lectura del santo evangelio según san Lucas 22, 14-20
Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:
-«He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»
Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo:
-«Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.»
Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
-«Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»
Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:
-«Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»

Palabra del Señor.

El Novio se declara.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Jesús, el Esposo, brinda con sus discípulos justo antes de ofrecer su cuerpo, en forma de pan bendito y su sangre en forma de vino bendecido por el Espíritu de Dios. El Novio, se compromete para siempre.

Señor, nos entregas tu Cuerpo, a nosotros, tu Esposa, para hacerte uno con nosotros. Para que tu Cuerpo esté en nuestro cuerpo a través de la Eucaristía. Es la unión nupcial que se renueva cada vez. Tu Sangre purificadora, pasa a nuestra sangre como ocurre con el vino, y la limpia de nuestras impurezas y la oxigena, y le da una nueva vida.

Tu Cuerpo en forma de pan, penetra en nosotros, tu Esposa la Iglesia, y nos fortalece, y se hace uno con nuestro cuerpo. Un solo cuerpo y un solo Espíritu. Y en esa, nuestra íntima unión nupcial, nos llenas de la Vida, que genera vida.

Tras entregarnos tu Cuerpo y tu Sangre benditos, nos dices “haced esto en memoria mía”. Sí, “haced”. Nos toca a los esposos, hacer lo que Tú haces. Los maridos entregarse a sus mujeres como Tú y las mujeres acoger a sus maridos como la Iglesia te acoge, como María te acogió en su seno. Ambos abiertos a ser un medio para generar vida. Como Tú generaste Vida.

Bailemos esta noche, Señor, antes de unirnos en la Eucaristía de mañana. Te has comprometido con nosotros para siempre con la Alianza de Tu Sangre, y hoy, llenos de alegría te respondemos: “Sí quiero”.

Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/

Zona VIP. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Marcos 10, 32-45

EVANGELIO
Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser en, regado

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 32-45
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban, y los que seguían iban asustados. Él tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:
-«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.»
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
-«Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó:
-«¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron:
-«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda. »
Jesús replicó:
-«No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron:
-«Lo somos.»
Jesús les dijo:
-«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo; está ya reservado. »
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
-«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos. »

Palabra del Señor.

Zona VIP.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El “servicio” está desprestigiado en nuestro tiempo. Ser servidor, parece algo de segunda clase. ¿Quién dice: Tengo la suerte de poder servir a mi marido/mujer?. Sin embargo, nuestro Maestro no ha venido a ser servido sino a servir.

Por otra parte, nuestra lengua tiene también esas frases hechas, llenas de sabiduría popular. Se dice de alguien que no sirve, cuando se quiere decir que es un inútil. Y no hay nada más triste que no servir. Muchas personas, cuando llegan a la ancianidad en que se lo tienen que hacer todo, sufren muchísimo. Los seres humanos somos así: Primero sufrimos porque tenemos que servir y después sufrimos porque no servimos.

A todos nos gusta la zona VIP, donde se nos sirve, se nos trata con amabilidad y cortesía, y se nos da todo lujo de caprichos y agasajos. Pues en nuestra casa no hay zona VIP ¿Y en la vuestra?. En algunas, la zona VIP la ocupan los niños. Mal asunto ese, porque no aprenden a vivir en la verdad…

¿Cuál es la verdad de nuestra existencia? Nos la revela el Señor: Hemos venido a servir y no a ser servidos. Cuando nacemos y durante nuestra infancia somos un objeto de derechos. Si no se nos dan, morimos. Y por tanto somos, como dice Chércoles, pura deuda. Una deuda hacia nuestros padres, que nunca les podremos devolver, pero que ellos a su vez la tienen con sus padres y así sucesivamente hasta llegar al Padre Dios. Una deuda que nos recuerda que todo se lo debemos a Dios.

Nuestra vida, tiene una vectorialidad. Primero apunta hacia nosotros mismos, pero una vez que nos hacemos adultos, debe apuntar hacia el esposo primero y conjuntamente hacia nuestros hijos. Hay otra frase de nuestra lengua que es muy reveladora: “Mirarse el ombligo”. El ombligo fue algo muy importante, por ahí pasaba nuestra vida, pero estaba destinado a cortarse y secarse. No podemos seguir pendientes de él. Estamos destinados a darlo todo, o si no, nos volveremos inútiles y nos secaremos, como el ombligo.

A Cristo todo se lo ha dado el Padre ¿Y qué hace? Nos lo entrega a nosotros. Y cuando se va, no nos dice que respondamos a su amor amándole a Él, sino “amaos los unos a los otros como yo os he amado”. La vectorialidad. Primero recibimos todo para luego darlo. Ese “darlo”, es el matrimonio.

La zona VIP del cielo, está en el servicio al esposo por amor a Dios del que todos somos deudores.

Eh aquí los esclavos de la Esclava del Señor.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/