EVANGELIO
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros.»
Palabra del Señor.
Un hogar sin Ley.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
Dice en el catecismo (Nº 2196): ‘El apóstol san Pablo lo recuerda: “El que ama al prójimo ha cumplido la ley. En efecto, lo de: no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud” (Rm 13, 8-10).’
Ahora toca revisar todas nuestras leyes. La vida nos va demostrando que con el tiempo vamos construyéndonos un montón de leyes sobre las que sustentamos nuestra seguridad, nuestra imagen o nuestra comodidad. Como si fuera una cámara oculta, las podemos ver sobre todo en las instrucciones que les damos a nuestros hijos: “Recoge tu cuarto antes de desayunar, no juegues con la almohada, no me interrumpas mientras estoy hablando por teléfono, no corras por la casa, en la casa no se juega a la pelota, no arrastres los pies…” Y otras muchas leyes más de “mayores” basadas en el ahorro, la cortesía con los demás (regalos, asistencia en determinadas circunstancias, felicitaciones…), la dietética, la salud… Pues hoy nos dice el Señor que, si no hay amor a alguien en todas y cada una de estas leyes, no sirven para nada o nos perjudican. A lo mejor después de todos nuestros esfuerzos, estamos construyendo un hogar sin ley, es decir, sin amor.
La unión con Dios nace de abrirle nuestro corazón sinceramente. Hay muchos amores que no son sinceros porque buscan su interés. El amor es auténtico, solamente si la entrega es total. Si le entregamos todo, permaneceremos en Él, y por tanto, le conoceremos y descubriremos lo que nos ama. Él desea nuestro bien. Si cumplimos Su voluntad, Su alegría está en nosotros, porque Él desea nuestro bien. Por eso, en cualquier detalle que nuestra voluntad sea una con la Suya. Por eso Jesús habla de la amistad de un amigo busca la felicidad del amigo.
Su voluntad es que nos amemos como Él nos ha amado. Contemplémosle y descubramos cómo amarnos. Sin esto, todo lo demás, no sirve.
Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/