Archivo por días: 30 abril, 2015

Cuando no hay donde agarrarse. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 14, 1-6

EVANGELIO
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice:
– «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde:
– «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»

Palabra del Señor.

Cuando no hay donde agarrarse.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Mientras tengamos soluciones, las soluciones serán nuestras y no de Dios. Cuando el dolor y la angustia se apoderan de nosotros, estamos listos para la fe.

Los esposos, tenemos la suerte de poder compartir también el dolor “en las penas”, aunque muchas veces cometemos el enorme error de aislarnos o de abandonar al otro en su sufrimiento. Debemos luchar juntos contra el dolor con todas nuestras fuerzas, contra el nuestro y contra el de nuestro esposo. Jesús nos invita a ello. A Él le desgarra el dolor de los demás, Él sufrió tremendamente en Getsemaní: “Mi alma está triste hasta la muerte” decía. Debemos afrontar el dolor y no darle la espalda, es el momento de seguir a Jesús y decir con Él, Padre, no podemos con esto, no lo entendemos, si es posible líbranos de esta situación, pero que se haga tu voluntad y no la nuestra.

Dice San Pablo: Rom 5, 3-5: “Más aún, nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado “.

Esposos, el Señor nos dice: “Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí.” Porque Él nos tiene preparado un sitio, y eso nos da la esperanza. Como decíamos al principio, mientras nosotros tengamos soluciones, serán las nuestras y no las de Dios. Cuando ya no nos quede ninguna solución, es el momento para la esperanza. Para esperar en Dios. Entonces vendrá a nosotros Su respuesta.

Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/

Un amor contagioso. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 13, 16-20

EVANGELIO
El que recibe a mi enviado me recibe a mí

Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 16-20
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo:
– «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: «El que compartía mi pan me ha traicionado.» Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.
Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe recibe al que me ha enviado.»

Palabra del Señor.

Un amor contagioso.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Y estamos llamados a algo mucho más grande que nosotros mismos. A amarnos con el mismo amor de Cristo y por tanto con el mismo amor del Creador que nos hizo. Pero esto es algo que se saborea cuando, como Jesús, nos dedicamos a servir, nos ponemos los últimos de la cola, incluso cuando nos ridiculizan por su causa. Cuando todo esto lo hacemos por amor a Él y al esposo, nuestro amor es fecundo, da fruto en nuestra relación y en nuestros hijos.

El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado. Esta es la unión de la que tenemos que ser fiel imagen en nuestro matrimonio y a la que tenemos que tender para ser más semejantes.
Todos los dones que hemos recibido de Dios, tienen un objetivo: La comunión de personas, como contraposición a la competitividad, el individualismo o el respeto como paradigma del “te dejo en paz para que me dejes tú a mí”. Cristo nos habla de otro tipo de relación. Una en la que el criado no es más que su amo: “Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, (y) les dijo: …dichosos vosotros si lo ponéis en práctica”. Era ni más ni menos que un acto de servicio que hacían los esclavos a los invitados de su señor. ¡Menudo gesto nos deja Jesús en herencia!. ¿Cuánta distancia hay entre esto y el trato que se dan los esposos hoy en día?

Lavemos los pies de nuestro/a esposo/a para alcanzar la dicha. Como dijo el Papa Francisco: “Así Jesús lo quiso de nosotros”.

Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/