Lo demás, Suyo es. Comentario para Matrimonios: Marcos 11, 27-33

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EVANGELIO

¿Con qué autoridad haces esto?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 27-33

En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras este paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le decían:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?».
Jesús les respondió:
«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres? Contestadme».
Se pusieron a deliberar:
«Si decimos que es del cielo, dirá: «¿Y por qué no le habéis creído?» ¿Pero cómo vamos a decir que es de los hombres?».
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta.)
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Jesús les replicó:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Palabra del Señor.

Lo demás, Suyo es.

Está claro que no podemos abarcar las cosas de Dios. Es buenísimo que no lo sepamos todo, que aunque haya muchas cosas que no entendemos Le sigamos. María estaba encantada con no entender muchas cosas, que guardaba en Su Corazón, porque así sabía que eran de Dios, pues si lo entendiéramos todo, no podrían ser de Dios que es inabarcable para nuestra pequeña mente humana. Porque hay misterio, hay fe, y «dichosos los que crean sin haber visto».

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Clara: No entiendo por qué, después de todo lo que me estoy entregando, ahora me viene esta prueba. No entiendo por qué me tiene que venir además a través de ti. que sea otro el que me hace sufrir, vale, pero que seas tú, es que no lo entiendo. ¿Sabes?
Pepe: Lo siento, Clara, perdóname. Sé que soy un pecador y todavía me queda mucho que purificar en mi corazón. Me ha pillado con el pie cambiado y he saltado, y te he dicho lo que no debería haber dicho, y además que no lo pienso. Hago el mal que no quiero y no el bien que querría.
Clara: Ya… Y quién entiende que Dios se haga hombre, y que cargue con tus culpas y con las mías y que se entregue, y que esté ahí, ante nosotros encerrado en una custodia.
Ahora entiendo que no entienda. Esto es cosa de Dios que me lo está poniendo para que aprenda a ser misericordiosa como Él. Gracias Señor, vuelve a ponerme estas situaciones cuantas veces quieras. La próxima vez te pido que me ayudes a vivirlas en Ti.
Perdona Pepe. Comprendo tu fragilidad. Sé que quieres quererme más de lo que me quieres, y con eso me basta y me sobra.
Pepe: Alabado sea Dios.

Madre,

Somos muy pequeños para saberlo todo. Danos el don de inteligencia justo para ser fieles a la voluntad de Dios. Lo demás, Suyo es. Alabado sea el Señor

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