Proyecto Amor Conyugal en colaboración con la Parroquia El Bautismo de Nuestro. Señor (Madrid) os invita a participar en un retiro para Matrimonios, con el objetivo de adentrarnos juntos en la Verdad del Matrimonio (según San Juan Pablo II) y experimentar la Alegría del Amor (según el Papa Francisco).
¿A quién va dirigido este retiro? A todos los esposos unidos por el Sacramento del Matrimonio o aquellos que en el momento de la inscripción no tienen impedimento alguno para contraer el Sacramento del Matrimonio, y que quieran vivir una EXPERIENCIA de AMOR juntos, estén en crisis o no. A todos los que quieran fortalecer y reavivar su Sacramento del Matrimonio.
FECHAS: Será desde el viernes 30 de junio a las 18:00h hasta el domingo 02 de julio a las 17:30h.
LUGAR: Centro Mariápolis Luminosa, Calle Poniente, 33 (Las Matas) – Las Rozas (Madrid)
PRECIO: (Incluye alojamiento, pensión completa y gastos diversos)
Adultos: 290 € por matrimonio.
Suplemento económico para ayuda a otras familias: Podéis aportar una cantidad adicional, a voluntad, que es muy importante para ayudar a otros matrimonios con dificultades económicas que quieren hacer el retiro.
Subvenciones: Si alguna familia no puede asistir por problemas económicos que nos lo comente, por favor.
¿Cuándo? Lo antes posible. Se suele llenar en pocos minutos.
Nos pondremos en contacto con vosotros para confirmaros la reserva de plaza y daros las instrucciones para realizar el pago o indicaros si estáis en lista de espera. En caso de que no hubiese plazas disponibles.
Sobre Proyecto Amor Conyugal:https://proyectoamorconyugal.es/acerca-de está compuesto por matrimonios católicos que profundizamos en nuestra vocación conyugal y que ayudamos a otros a convertir su matrimonio en algo GRANDE.
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EVANGELIO
Agarrando al hijo amado, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 12, 1-1
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos:
«Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo azotaron y lo despidieron con las manos vacías. Les envió de nuevo otro criado; a este lo descalabraron e insultaron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, a los que azotaron o los mataron.
Le quedaba uno, su hijo amado. Y lo envió el último, pensando: “Respetarán a mi hijo”.
Pero los labradores se dijeron:
“Este es el heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia”.
Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.
¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a los labradores y arrendará la viña a otros.
¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?».
Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente, y, dejándolo allí, se marcharon.
Palabra del Señor.
A cargo de Sus cosas.
Todo lo bueno que hemos recibido viene de Dios. ¡Todo! Todo lo bueno que recibimos a diario viene de Él, incluso las fuerzas para hacer el bien, incluso las buenas intenciones ¡Todo! De manera que no podemos apropiarnos de nada porque no es nuestro. Nosotros somos puros administradores. Lo único que puede proceder de nosotros es el mal.
Vivamos así, conscientes de que todo le pertenece a Él y no debemos intentar apropiarnos ni adjudicarnos nada o será una gloria vana o vanagloria. Siempre, siempre, siempre, demos gloria a Dios.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Pedro: No lo entendéis, mi mujer está todo el día corrigiéndome. Y no valora lo que hago. Ya no soporto más.
Matrimonio Custodio: ¿Qué te ha dado Dios a ti? A ver si consigues decírnoslo todo.
Pedro: Dios me ha dado la vida, mis capacidades para que las hiciera crecer, me dio unos padres que me cuidasen y me educasen, una familia donde aprender a amar, un trabajo que me permitiera construir mi propia familia, una esposa a la que entregarme para desarrollarme como persona, y a ambos, las llaves de la vida humana con los hijos que Él también nos ha dado.
Matrimonio Custodio: ¡Muy bien! Se nota que eres una persona que medita. Eso en el plano terrenal, ¿y en el ámbito espiritual?
Pedro: En ese plano, Dios me dio el alma, me dio el Espíritu Santo, me dio a su Hijo para redimir mis pecados y hacer posible el perdón, para hacer posible el amor en mi matrimonio, para devolverme la posibilidad de la vida eterna, y con Él, me dio los sacramentos, como fuentes de gracia…
Matrimonio Custodio: ¡Fenomenal! Se ve que tienes una vida espiritual intensa. La pregunta ahora es ¿qué frutos está recogiendo Él de todo esto? Porque hay veces que seguimos sin enterarnos de la película y seguimos pensando que estamos recibiendo de todo esto, como si fuese nuestro. No es mío, todo es de Dios y me lo da para que lo administre. Así que, insisto en mi pregunta: ¿Qué frutos está recogiendo Él de todo esto?
Pedro: Ya. Pues quejas y malos rollos… Ahora lo veo. ¡Gracias! (Pedro en oración) Señor, no voy a despreciar tus inmensos dones. Trabajaré para ti. Yo me ocuparé de Tus cosas y Tú ocúpate de las mías. Alabado seas, Señor.
Madre,
¿Cómo puedo ser tan Vanidoso? En seguida me apodero de las cosas de Dios y me creo que son mías, y reclamo derechos, y exijo… Me olvido de la Piedra Angular, me olvido de Cristo. Todo es suyo, soy suyo, y merece que dé fruto. Alabado sea el Señor que ha puesto tantos dones en mis manos y los ha confiado a mi administración. Gracias Señor!!
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EVANGELIO
Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 16-18
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito para que todo el que cree en él no perezca, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Palabra del Señor.
Sólo por creer.
Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad.
Caemos en cuenta de que, la misma fuerza del Amor con que se aman las tres Personas de la Santísima Trinidad entre ellas, es la fuerza con que nos aman a nosotros. Los tres se han confabulado para crearnos, salvarnos y unirnos totalmente entre nosotros y a Ellos.
Esto es lo que tengo que creerme de verdad, ese “tanto amó Dios al mundo”. Tantas muestras de amor me ha dado que, si creo que me ama así, me salvo, porque mi vida cambia radicalmente sólo por creer esto.
Si reconozco cuánto me ama, lucho con todas mis fuerzas por no pecar, no me quejo, soy agradecido, confío en Él, estoy atento a Su gracia para acogerla toda… Y esto me lleva a la salvación.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juan: Cuando nos casamos creíamos que éramos iguales y que nos necesitábamos para hacernos felices mutuamente. Pero luego nos encontramos que parecíamos incompatibles.
Teresa: Me pareció que pasaba de ser mi mejor amigo a ser la persona que peor me veía.
Juan: Después aprendimos que Dios no se podía equivocar uniéndonos. Dios nos ponía en una circunstancia en la que teníamos que aprender a renunciar para poder amarnos.
Teresa: Era la prueba que necesitábamos para madurar en el amor. Aprender a amarnos en las dificultades, era aprender a amar de verdad, como Él.
Juan: Así que, a base de mucha oración, de recibir los sacramentos y de aprender a considerar que esas eran las circunstancias que nos enviaba el Señor con todo su amor infinito, nos pusimos a ello.
Teresa: Sí. Fue duro, pero nos empeñamos en ello. Tanto nos amaba Dios que nos creó para santificarnos entregándonos el uno al otro. Era un lujo poder participar del amor de Dios, de Su misión inmensa por amor.
Juan: Y Dios lo hizo posible. Entre tareas cotidianas, había miradas de cariño entre nosotros. Había un hombro en el que llorar cuando uno de los dos llegaba al límite, había mensajes de “te amo” a media mañana…
Teresa: Y el sábado por la noche, había largos ratos para compartir juntos nuestras cosas. Era nuestro momento para reavivar el amor.
Juan: Tanto nos amó Dios, que entregó su vida para hacer nuestro amor posible. No podíamos defraudarle.
Madre,
Qué hermosa es la creación, y más si cabe, nuestra redención. Es un misterio que Dios nos quiera tanto, pero tristemente, es casi más misterio que nosotros no lo acojamos. Ayúdanos, Madre a acoger cada gota, cada resquicio del amor de Dios. Alabado sea nuestro Señor, honor y gloria a Él por los siglos. Amén.
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EVANGELIO
¿Con qué autoridad haces esto?
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras este paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le decían:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?»
Jesús les respondió:
«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres? Contestadme».
Se pusieron a deliberar:
«Si decimos que es del cielo, dirá: “¿Y por qué no le habéis creído?” ¿Pero cómo vamos a decir que es de los hombres?».
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Jesús les replicó:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
Palabra del Señor.
Poniendo a prueba.
En varios textos del Evangelio vemos cómo los escribas y fariseos ponen a prueba al Señor. Él nunca «entra al trapo», sino que más bien los deja en evidencia posibilitando así que reconozcan sus verdaderas intenciones.
Nosotros también ponemos a veces a prueba al Señor cuando le preguntamos por qué permite ciertas cosas que no entendemos. En realidad son momentos para demostrar nuestra confianza en Él.
Otras veces nos ponemos a prueba los esposos el uno al otro, ponemos a prueba nuestro amor. Son momentos en los que lo único que merecemos es quedar en evidencia, porque al ponernos a prueba demostramos nuestra falta de confianza y por tanto nuestra falta de amor.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Marta: Luis, ¿a ti te parece razonable que me interrumpas con esa chorrada mientras te estoy hablando de nuestros problemas? ¿Así de poco valoras nuestra relación?
Luis: Marta, ¿hay algo que te importe más que tus propios sufrimientos? ¿Exigiéndome que reaccione como tú lo harías consideras que puedes darme lecciones de amor?
El Señor: Queridos esposos. ¿No entendéis que os he puesto el uno al otro para ayudaros en vuestras limitaciones y pecados? Si no queréis comprenderlo, luego no me preguntéis si no me habré equivocado con vuestro matrimonio, porque no obtendréis respuesta.
Madre,
No permitas que pongamos a prueba nuestra vocación como Dios la pensó. Es un camino para la santidad, no para la exigencia mutua. Gracias Señor por mostrarnos la grandeza del Matrimonio.
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EVANGELIO
Mi casa será casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 11, 11-26
Después que el gentío lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, salió hacia Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:
«Nunca jamás coma nadie frutos de ti».
Los discípulos lo oyeron.
Llegaron a Jerusalén, entrando en el templo, se puso a echar a los que vendían y compraban en el templo, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y los instruía, diciendo:
«¿No está escrito: “Mi casa será casa de oración para todos los pueblos”? Vosotros en cambio la habéis convertido en cueva de bandidos».
Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo admiraba su enseñanza, buscaban una manera de acabar con él.
Cuando atardeció, salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:
«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».
Jesús contestó:
«Tened fe en Dios. En verdad os digo que si uno dice a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá.
Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.
Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».
Palabra del Señor.
¿Qué encuentras?
Mi corazón debe ser ahora Tu casa, Señor. Pero ¿cuántas cosas contrarias al amor sigues encontrando en él? ¿Cuánta falta de fe hay en él todavía? ¿Cuánta falta de perdón hay porque sigo llevando cuentas del mal con mi esposo?
Al menos Señor dame la fe suficiente para pedirte, con esa fe, que tengas misericordia de mí.
Que mi corazón sea en todo momento casa de oración y lugar de descanso para mi esposo.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Álvaro: Hoy he estado pendiente de todo lo que pasa por mi cabeza a lo largo del día. Me he dado cuenta de que tengo el corazón en mil cosas que no son para la eternidad.
Teresa: Santa Teresa llamaba a la imaginación la loca de la casa. Cuánto quisiéramos que nuestro corazón estuviese siempre en el Señor. ¿Verdad?
Álvaro: Sería maravilloso. Pero al mismo tiempo tenemos que estar en las cosas del mundo. ¿Cómo estar en el mundo sin ser del mundo?
Teresa: Yo creo que deseándolo y pidiéndolo con fe. Te lo pedimos, Señor.
Álvaro: Te lo pedimos Señor.
Madre,
Tú nos llevas por este camino. Confiamos en ti para que transformes nuestro corazón en auténtica casa de Dios y lugar de amor para mi esposo/a.