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EVANGELIO
El grano creció y se hizo un árbol.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, decía Jesús:
«¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas».
Y dijo de nuevo:
«¿A qué compararé el reino de Dios?
Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».
Palabra del Señor.
El guiso de la abuela.
Dios nos da la gracia para ser santos. Por un lado la gracia permanente y en los momentos en que lo necesitamos especialmente, la gracia actual. Digamos que hay una virtud sobrenatural que impulsa cualquier virtud natural que vayamos adquiriendo.
Luego no tenemos excusa para no alcanzar la santidad.
Pero claro, aquí no caben las impaciencias. La santidad es un proceso lento que se da a base de mucha unión con Dios y muchos esfuerzos por nuestra parte con los que vamos alcanzando los méritos necesarios y recibimos la recompensa de Dios que nos permite avanzar al siguiente nivel en el amor.
Somos como ese buen guiso de la abuela que a base de tiempo de cocción a fuego lento del Espíritu Santo va cogiendo todo el sabor de los ingredientes sobrenaturales que Dios pone en nosotros por los méritos de la Sangre de Cristo.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Nacho: Me encanta, porque miro para atrás y veo la maravillosa acción de Dios en ti. Es cierto que hay una transformación. Antes eras muy materialista, y has dejado de serlo. Antes eras criticona y ahora eres misericordiosa. Antes eras miedosa y ahora te veo llena de confianza en Dios. Antes vivías una religiosidad y ahora estás enamorada del Señor. Antes seguías tu camino por tu cuenta y sólo me exigias aquello que necesitabas y ahora me amas realmente y luchas por entregarte a mí y construir una comunión conmigo. Y así, muchas más cosas.
María: Y tú antes eras muy superficial y ahora eres muy profundo, antes tenías muy mal carácter y ahora eres mucho más manso, antes eras más egoísta y ahora te dedicas mucho más a los demás, antes ibas a disfrutar de nuestra relación sexual y ahora eres súper delicado y vives lo sagrado de nuestra unión matrimonial. Y así, muchas más cosas.
Nacho: Todo por obra del Poderoso.
María: Son las proezas del brazo del Señor.
Madre,
Bendita semilla la que Dios ha sembrado en nosotros, que nos permite hacernos uno entre nosotros y con Dios. Alabado sea por siempre.