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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según San Mateo 17,10-13
Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».Él les contestó:«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.
ReconocerTe en mi esposo.
Señor, me pregunto si yo te habría reconocido cuando viniste. Y hoy, ¿te reconozco en mi esposo, o mi orgullo y amor propio me nublan tu presencia en él? En este Adviento, quiero aprender a verte en mi esposo: hablarle con ternura, mirar sus ojos y descubrir allí Tu mirada. Como muchos no reconocieron a Elías en Juan Bautista porque esperaban algo más espectacular, que no nos pase lo mismo contigo en lo cotidiano. San Juan Pablo II nos recordó que el esposo y la esposa son don recíproco, sacramento de Tu Amor. Por eso, ayúdame a reconocer Tus mediaciones a través de mi esposo: en sus palabras, en lo que le gusta y lo que le hiere, en su fragilidad y en los pequeños detalles de cada día. Que no tenga que escuchar: “Te envié un esposo como ayuda adecuada, y no supiste reconocerme en él”. Señor, en este Adviento abre mis ojos y mi corazón para descubrirte en mi esposo y preparar juntos nuestro corazón para Tu venida.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Miriam: Dani, ¿podemos hablar de algo que llevo en el corazón y que me preocupa un poco?
Dani: Claro, cariño. Siéntate y cuéntame lo que necesites.
Miriam: Es sobre nuestra intimidad. Siento que últimamente nos estamos alejando… como si nuestros corazones caminaran sin encontrarse. La verdad que me entristece porque anhelo que vivamos una comunión más plena.
Dani: Cariño, yo también lo he sentido. Cuando me acerco a ti y percibo distancia, me pregunto si tu corazón ya no quiere unirse al mío. Y a veces temo que tu silencio sea un signo de que te estoy perdiendo.
Miriam: No es rechazo, Dani. Es que necesito sentir tu cariño y tu ternura… eso me ayuda a entregarme.
Dani: Te entiendo Miriam y perdona por haber puesto distancia. Pues yo cuando te busco físicamente, no es solo deseo; es mi manera de decirte: “te necesito, quiero unirme a ti, quiero ser uno contigo”. Pero cuando te noto cansada, me detengo… y a veces siento frustración porque parece que mi deseo de comunión no es acogido.
Miriam: Ay, Dani… cuanto lo siento…
Dani: Lo que sí me ayudaría es que, si no estás lista, me digas qué necesitas para sentirte más cerca. No quiero adivinar ni inventar historias que no existen.
Miriam: Claro, Dani. Y a mí me ayudaría que me muestres tu cariño con pequeños gestos: un abrazo, una mirada… sin que inmediatamente implique un encuentro físico.
Dani: Miriam,gracias por tu comprensión y por escucharme.
Miriam: Gracias a ti por confiarme tu corazón.
Madre,
En este Adviento enséñanos a imitar Tu humildad en nuestro matrimonio, para abrir nuestros corazones a Cristo y a la comunión mutua. Bendito y alabado seas por siempre Señor.

