Archivo por meses: septiembre 2025

Poner en práctica la Palabra. Comentario para matrimonios: Lc 6,43-49

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Evangelio del día.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 43-49

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.
El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa del corazón lo habla la boca.
¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?
Todo el que se viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.
El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».

Poner en práctica la Palabra.

¡Qué importante es escuchar la Palabra de Dios! Jesús nos lo recuerda una y otra vez. Cuando le preguntaron cuál era el mandamiento más importante, antes de decir amarás a tu Dios, dijo «Escucha Israel». Cuando Marta trató de afear la conducta de su hermana María por estar escuchando a Jesús en vez de ayudarla, le dijo que María había escogido la mejor parte. Y en este Evangelio nos lo repite de nuevo. Escuchar la Palabra de Dios es esencial para alimentar el espíritu. “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Pero no se trata solo de escuchar, además hay que poner la Palabra en práctica, es decir, llevarla al corazón y hacerla vida, vivir conforme la Palabra. Jesús califica como hombre prudente a quien obedece las enseñanzas de Jesús, escuchando su palabra y poniéndola en práctica, al que vive conforme a Su Palabra, y como necio a quien, escuchando Su Palabra, no la pone en práctica, A uno lo compara con quien construye sobre roca, al otro, con quien edifica sobre arena.
¿Y yo? ¿Qué hago? ¿Construyo mi vida, mi matrimonio, sobre roca, o sobre arena? ¿Escucho a Jesús y pongo en práctica Su Palabra? ¿Escucho a mi cónyuge? ¿Me creo que el Señor me habla a través de mi esposo? ¿Trato de agradarle en todo momento? ¿Realmente me esfuerzo en hacerme una sola carne con mi cónyuge? ¿Hago diariamente oración conyugal y comparto mi intimidad con mi esposo, buscando una verdadera comunión? Porque eso es lo que nos recuerda Jesucristo que es lo esencial del matrimonio como Dios lo pensó: «Dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.» Esa es la voluntad de Dios para los esposos. Que construyan una verdadera comunión.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Luis (manda un audio a su esposa): Marisol, tengo que acompañar al jefe a una recepción y terminaremos tarde. No me esperéis para cenar.
(Al llegar Luis a casa, tarde, Marisol le está esperando)
Marisol: Hola, rey. ¿Has cenado? ¿Quieres que te prepare algo?
Luis: no hace falta, cariño. Gracias a Dios, me han dado algo en la recepción. Pero muchas gracias por ofrecerte.
Marisol: ¿Te parece que hagamos nuestra oración conyugal?
Luis: Marisol, cielo, es más de medianoche y estoy muy cansado. Lo que necesito es descansar y dormir.
Marisol: Es que ayer tampoco hicimos oración…
Luis: Están siendo días complicados.
Marisol: Por eso mismo, es el momento de perseverar y seguir apostando por la oración conyugal, aunque nos cueste esfuerzo, porque ya hemos visto el bien que nos hace. Creo que ahora estamos poniendo bien los cimientos de nuestro matrimonio, pues aunque no se ven los frutos de forma inmediata, nos están permitiendo construir firmemente sobre ellos. Echa la vista atrás y fíjate lo que hemos crecido como matrimonio desde que la hacemos.
Luis: Sí, la oración conyugal nos ha unido mucho.
Marisol: Y también hemos visto las consecuencias de dejar de hacerla.
Luis: Sí, volvían las discusiones por tonterías, y los enfados, y el amor propio nos impedía reconocernos como el don que somos el uno para el otro.
Marisol: Pues eso, que yo no quiero volver a eso de nuevo. Por eso te he esperado, aunque también yo estoy cansada, para hacer oración antes de acostarnos, pero no estar dos días sin oración conyugal.
Luis. Tienes razón, cariño. Es el tentador, que quiere evitarlo, porque sabe el bien que nos hace. Muchas gracias por tu esfuerzo y tu perseverancia. Realmente, la oración ha cambiado nuestro matrimonio, y tampoco yo quiero volver a lo anterior. Vamos a hacer la oración conyugal, seguro que el Señor nos regala después un descanso reparador.
(Y perseveraron en la oración conyugal, y cimentaron su matrimonio sobre roca, y su matrimonio creció y dio frutos abundantes).

Madre,

enséñanos a escuchar la Palabra de Dios y vivir siempre conforme a ella, como hiciste Tú, guardándola en Tu corazón y poniéndola en práctica. ¡Bendita seas, Madre! ¡Alabado sea el Señor!

Compartir la mirada del Creador. Comentario para matrimonios: Lc 6, 39-42

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 39-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como un maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Hermano, déjame que te saque la mota del ojo», sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano».

Compartir la mirada del Creador.

Señor, qué fácil nos resulta juzgar las acciones de nuestro esposo. Si le grita a los niños, si discute con su madre, si solo piensa en el trabajo, si, si, si… podríamos pasarnos mucho rato pensando en todo lo que creemos que debería hacer mejor. Parece mentira que hayamos hecho el retiro de Proyecto, hayamos aprendido que tenemos que cambiar la mirada, varios años de catequesis, pero a la primera de cambio volvemos a caer. Y eso pensando en el esposo, si es con los suegros, los compañeros de trabajo, los amigos o los clientes nuestra mirada aún es más dura. Y Tú nos lo puedes decir más alto, pero no más claro: «Sácate primero la viga de tu ojo» ¿y cómo hacerlo? Con una visita al Sagrario, poniendo delante Tuya todos nuestros pensamientos, un examen de conciencia a fondo y una confesión bien hecha: así limpiamos nuestra mirada y veremos la belleza del interior de todos Tus hijos.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Manolo: Hola Rosa, ¿cómo te ha ido el día? (se acerca dándole un beso)
Rosa: Ay Manolo, bien por aquí, como siempre. Esta mañana con muchísimo trabajo pero hoy los niños se han portado bastante bien, han hecho la tarea y han cenado bien. Y a ti ¿cómo te ha ido?
Manolo: Ha sido un día complicado, me resultaba mucho más sencillo cuando no era jefe. Pero ahora que tengo que estar pendiente de mis compañeros me doy cuenta de que no se esfuerzan todo lo que deberían. Están todo el rato intentando hacer lo menos posible. Hoy Raúl ha sido el colmo, tenía que presentar dos informes y me sale con que a su hija la ha dejado su novio. ¿Qué tendrá que ver eso con el trabajo? Es un irresponsable, de verdad.
Rosa: Vaya, lo siento mucho. Si te parece bien después de cenar hacemos nuestra oración conyugal y lo puedes poner delante del Señor.
(Más tarde)
Manolo: Señor, te pido perdón por todos los juicios injustos que hago. Rosa, el Señor durante la oración me ha hecho recordar que la hija de Raúl tiene un Trastorno de Alimentación, imagino lo que ha debido preocuparle que, justo ahora que está mejorando, la deje su novio. Me noto que llevo tiempo sin confesar y mi mirada se ha enturbiado bastante, me pasa que tengo poca conciencia de mi pecado
Rosa: Acércate sin dudas y sin miedo al sacerdote, dile lo que sientes y él te ayudará a confesarte bien. Está allí en nombre de Cristo, seguro que te ayuda mucho
Manolo: Eso haré mañana mismo, a ver si puedes acompañarme. También quería darte las gracias, porque cuando te he contado el problema que he tenido me has escuchado con mucho cariño y no me has juzgado a mí.
Rosa: Es que justo estuve confesando esta mañana durante la hora del desayuno. Es una bendición desde que me llevo una fruta al trabajo y en lugar de irme al bar me acerco a hacer un ratito de oración en la Iglesia que hay cerca. Me está viniendo muy bien para la salud del cuerpo y, lo que es más importante, mucho mejor para la salud del alma. ¡Alabado sea Dios que tanto nos ama y nos espera!

Madre,

Nadie como tú sabes ver la verdad y la belleza en el interior de cada uno, te pedimos nos enseñes a mirar así a nuestro esposo, hijos, amigos… ¡Bendita seas y bendito el fruto de tu vientre, Jesús!

Aprender a amar. Comentario para Matrimonios: Lucas 6, 27-38

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 27-38.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».

Aprender a amar.

Jesús nos recuerda el resumen de los mandamientos de la ley de Dios: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. Pero muchas veces la mancha del pecado nos llama al amor correspondido, a amar en función del amor que recibimos, el triste famoso “hoy por ti y mañana por mi” y es una pena, porque desperdiciamos la grandeza del amor. Uno de los grandes problemas del mundo es que no sabemos amar, tenemos que aprender y Jesús nos lo dice muchas veces y muy clarito en este evangelio: amad a vuestros enemigos y tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Cuántas veces en el matrimonio nos puede pasar, entregarnos en función de la entrega del cónyuge, dándonos cuenta de que esa respuesta solo nos aleja el uno del otro. Pero, especialmente a través de la gracia de nuestro sacramento, tenemos la llamada de Dios a ser misericordiosos como Él nos enseña, responder siempre sin esperar nada a cambio y llegar al “hoy por ti y mañana por ti y por ti, por ti, por ti…” El Sagrado Corazón de Jesús nos espera siempre para darnos esa medida generosa, colmada, remecida y rebosante, al igual que la damos nosotros a nuestro cónyuge y a todos los demás.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Paz: ¿Qué ha pasado? Te noto un poco irritado.
Carlos: Nada nuevo, he vuelto a discutir con mi madre, va comentando lo desatendida que está por mí, no entiende que solo quiero lo mejor para ella.
Paz: Es tu madre y no puedes dejarte llevar por tus sentimientos, siempre ha estado a tu lado cuando la has necesitado.
Carlos: Si, lo sé y por eso me esfuerzo para que esté lo más atendida posible, pero parece que nunca es suficiente.
Paz: Es verdad, está un poco mayor y eres tú quien tiene que ceder. No puedes atenderla en función de la respuesta que te dé, sino en función de lo que necesita.
Carlos: Ya, eso es fácil decirlo, pero ver que no te hace caso es muy cansado y dan ganas de tirar la toalla. Además, tengo más hermanos que se pueden encargar.
Paz: Te entiendo, pero tienes que tener paciencia. Ella también está pasando por una prueba difícil con la ausencia de tu padre y no puedes dejarla sola por mucho que te lleve la contraria. Estas siendo un gran ejemplo para tus hijos y seguro que también para tus hermanos, que seguro que la atienden a su manera.
Carlos: Tienes razón otra vez. Se que mi entrega no puede ser en función de la respuesta y no puedo depender de mis sentimientos, tengo que ceder y seguir a su lado.
Paz: ¡Genial! Tienes mucho mérito amando en situaciones difíciles cuando parece que todo está en tu contra y no solo te pasa con tu madre. Es una pasada cuánto has cambiado anteponiéndote a los demás.
Carlos: Puede ser, pero tengo claro que el mérito no es solo mío.

Madre,

Que tu Inmaculado Corazón sea nuestro modelo para amar a nuestros enemigos, haciéndoles el bien, bendiciendolos y rezando por ellos. Bendito sea el Sagrado Corazón de Jesús.

En busca del tesoro. Comentario para Matrimonios: Lucas 6, 20-26

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Evangelio del día

Lectura del Santo evangelio según San Lucas 6, 20-26

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya habéis recibido vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».

En busca del tesoro

Nuestra vida es un camino hacia la unión definitiva con Dios.
Jesús nos ilumina este camino. Con estas cuatro bienaventuranzas y estas cuatro desdichas parece que El Señor nos entrega una brújula para nuestro camino al cielo, el mapa de ruta para no perder las referencias.
El tesoro no está donde normalmente lo buscamos; en las riquezas, comodidades, vivir saciados o aplaudidos. En este evangelio Jesús nos indica que el tesoro está justo en esas situaciones de dificultad que normalmente nos producen rechazo. El tesoro está en la Cruz.
Donde hay una dificultad, hay una cruz, y donde hay una cruz hay una oportunidad para crecer en el amor. Si la Cruz nos hace crecer en el amor, entonces ¡hemos encontrado el tesoro!
En el día a día de nuestro matrimonio vivimos situaciones de incomprensión, humillaciones, juicios, desprecios… lo grandioso es que el Señor se sirve de ellas para unirnos más a Él. No olvidemos que somos esposos cristianos y que la Cruz es nuestra identidad.
El Reino de Dios en el matrimonio florece cuando, en medio de las lágrimas, los cansancios, las renuncias, seguimos eligiendo amar.
Esposos, ¡dichosos nosotros si en las pruebas que se nos presentan encontramos el tesoro escondido en ellas!

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ana: Estoy muy desanimada y sin ganas de nada, tantos problemas me quitan la alegría y las ganas de vivir. Todo nos sale mal, mi jefe me tiene harta, la avería del coche es un dineral que no tenemos, todos los días con estos dolores que no se me pasan…pero lo peor, el disgusto anoche con tus hijos, cuanto más mayores peor… y puedo seguir la lista si quieres… Esto no tiene sentido, de que nos sirve rezar si luego nos pasa todo esto ¡no es justo!
Jose Carlos: Pues creo que justamente rezar es lo que necesitamos. Mira, el evangelio de hoy me ha desconcertado…fíjate que Jesús bendice estas situaciones difíciles. Creo que el Señor nos pide confianza en Él… y ¿cómo podemos demostrarle confianza si todo nos fuera estupendamente y no tuviéramos ninguna dificultad?
Ana: Qué me quieres decir, ¿qué todo esto que nos pasa es bueno?
Jose Carlos: no es que sea bueno en sí mismo, pero con el Señor sí que puede ser muy bueno. Pueden ser momentos de gracia para nosotros.
Ana: Gracias por esta visión, desde luego visto así todo toma otro sentido.

Madre,

Tú que también viviste muchas situaciones difíciles, ayúdanos a encontrarnos con Jesús en cada una de ellas. ¡Bienaventurada Virgen María, ruega por nosotros!

Tú decides. Comentario para Matrimonios: Lucas 6, 12-19

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 12-19

En aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Después de bajar con ellos, se paró en un llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Tú decides.

La verdad, no nos engañemos, es que tenemos tiempo para lo que queremos; si no llevo vida de oración, es porque para mi no es una prioridad y si no lo es, es que no sé lo que me estoy jugando al vivir sin ella. A lo mejor has salido de uno de nuestros retiros con la ilusión enorme de haber visto que es posible vivir un matrimonio feliz. Pero si ha pasado el tiempo, y ya no lo ves tan claro, lo que te pasa es que te falta oración. ¿Quieres vivir un matrimonio como Dios lo pensó? Haz oración. ¿Quieres tener paz? Haz oración. ¿Quieres ser feliz? Haz oración. ¿Dices que amas a Dios y no rezas? La medida de tu amor a Dios, es la medida de tu oración. Si Dios siempre tiene tiempo para mí, ¿cómo voy a decir yo, que no tengo tiempo para Dios? Vemos a nuestro Señor pasando la noche entera en oración. Jesús siempre rezaba (y era Dios), pero ante momentos críticos de su vida en la tierra, rezaba aún más. Salimos de Dios y volveremos a Él. Más tarde o más temprano entraremos en la vida eterna, escoge el camino de la oración para que tu meta sea el cielo. Tú decides.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

(María habla con su tutora)
María: Rocío es que estamos otra vez igual. Yo estoy inaguantable y lo reconozco, pero es que Pablo tampoco ayuda. El otro día salíamos de casa y llegábamos tarde y lo mismo de siempre, a él que le cuesta aligerar, yo me encendí, le grité, grité a los niños y bueno a él también un poco. Luego él se enfadó conmigo… en fin… hasta nos fuimos a la cama sin hablar, ¿te lo puedes creer? ¡Parecía que estábamos como al principio!
Rocío: ¿Cuánto tiempo lleváis sin hacer oración?
María: Uf
Rocío: María, no hay vida de amor sin oración. Ya lo sabes. No se trata de hacer un día oración y al día siguiente no. Lleva una vida de oración, fiel, diaria porque como nos dice el Señor: “Sin Mi no podéis hacer nada”. Está en vosotros tomar la decisión. ¡Ánimo!

María,

Tú que eres La llena de gracia, porque tu vida era oración, porque todo lo que hacías, lo hacías unida a Dios. Ayúdanos a perseverar en la oración, ayúdanos a tomar conciencia de que sin vida de oración, no puede haber vida de gracia. ¡Bendita seas por siempre Madre!