Archivo por meses: septiembre 2025

Ante el rechazo, entrega. Comentario para Matrimonios: Lucas 9,51-56

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,51-56

Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.
De camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:
«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.

Ante el rechazo, entrega.

En este pasaje del Evangelio observamos cómo los samaritanos no recibieron al Señor por su aspecto. Ante esta situación Santiago y Juan quieren venganza, se sienten ofendidos, pero ¿qué hace Jesús? Él los reprende, siente compasión hacia aquellos que “viendo, no ven” porque aún no le han descubierto por la cerrazón de sus corazones. El Señor nos busca constantemente para quedarse con nosotros, pero si no le acogemos, Él continúa, no fuerza esa relación de Amor y espera con paciencia a ser acogido.
Así debemos hacer nosotros los esposos; aun cuando no somos capaces de ver a nuestro esposo con la dignidad de hijo de Dios o aun cuando no nos sentimos correspondidos, debemos seguir amando, sin enfadarnos ni ofendernos, continuar nuestro camino y buscar otro momento donde mi esposo sí tenga el corazón receptivo.
Para lograrlo, es necesario que tengamos cada día esos ratos de oración con el Señor para poder enamorarnos de Él, asemejarnos a Él, en definitiva: amar como Él.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Álvaro: ¡Muchas felicidades cariño, hoy es un gran día! Celebramos nada menos que 19 años de casados. ¿Sabes una cosa? Esta mañana, durante la oración, Jesús me ha mostrado que, desde el primer momento, ha querido reinar en nuestro matrimonio y hacernos inmensamente felices… pero, por la dureza de nuestro corazón no puedo ser; ¡cuánto nos ha costado acogerle incluso en esos momentos tan difíciles!. Hoy le doy las gracias por su paciencia y su misericordia con nosotros.
Nuria: ¡Muchas felicidades para ti también esposo! Sí, es curioso como Él no se cansa nunca de esperar y nos busca constantemente para salvarnos con todo tipo de mediaciones. Nos ha enviado familiares que nos han hablado de los milagros del rezo del santo rosario, sacerdotes que nos han acompañado y aconsejado o amigos que nos recomendaron hacer el retiro de Proyecto Amor Conyugal, ir a los grupos de catequesis… Realmente, Él ha estado siempre a nuestro lado, aunque no supiéramos reconocerle.
Álvaro: Ahora entendemos muchas cosas, todo lo maravilloso que nos ha regalado, pero también todas esas pruebas que ha permitido y que tanto dolor nos causaban; realmente han sido tan necesarias para la purificación de nuestros corazones. Sin todo eso, por nuestro orgullo, no hubiéramos abierto nuestros corazones a Jesús. Todo formaba parte de Su plan.
Nuria: ¡Qué grande es el Señor que nos permite dar testimonio que, por Su Misericordia, es posible hacer nuevo lo viejo, transformar un matrimonio roto en un matrimonio que ha descubierto el tesoro de su vocación!

Madre,

Te damos las gracias por acudir al auxilio de tantos matrimonios que están sufriendo para que no se sientan solos.
¡Gloria al Señor que hace todo nuevo!

Mirar como Cristo. Comentario para Matrimonios: San Juan 1, 47-51

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 47-51

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño» Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?».
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel» Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo
del hombre».

Mirar como Cristo.

Cómo debió de mirar Cristo a Natanael para que le brotara esa expresión de felicidad. Jesús miró a Natanael en su intimidad, más allá de las apariencias. El matrimonio cristiano está llamado a ser una alianza donde los esposos se sientan vistos, comprendidos y amados incluso en sus miserias. Debemos experimentar lo que es el amor incondicional siendo acogidos y amados en nuestra totalidad.
Y si hacemos esto, Jesús nos promete ver el cielo abierto, una vida donde el cielo toca la tierra. Nuestro amor esponsal debe abrirse al cielo situando a Dios en el centro: cada gesto de perdón, de ternura y de servicio en el matrimonio es ya un anticipo de esas “cosas mayores” que Dios promete.
Propongámonos que el cielo toque nuestro matrimonio amando y entregándonos, para que veamos en lo cotidiano de nuestro hogar, la promesa de Dios de cosas mayores.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

José: Cariño: creo que cada vez te quiero más y mejor.
Ana: Uy! Qué declaración de amor más bonita. Pero ¿por qué estás pensando eso?
José: Porque estoy seguro de que antes, con el comentario que me hiciste esta mañana, me hubiera sentado a cuerno y ahora, sin embargo, he pensado que, a lo mejor, estabas muy cansada o que sufrías una gran tentación. Además, pensaba también que era una buena oportunidad para crecer en humildad
Ana: Desde luego, sí que has cambiado. Ya sabes que yo voy a mucha velocidad y muchas veces no soy consciente de lo que digo y después ni me acuerdo de lo que he dicho. Así que, si esta mañana no he sido cariñosa contigo, perdóname y muchas gracias por no haberme mirado mal. Me encanta mi “nuevo José”.
José: A mí también me encanta mi “nueva Ana», ja ja ja.

Madre,

Ayúdame a mirar a mi esposo a través de los ojos de Tu Hijo, que no juzga ni condena, sino que me ama en mi debilidad y me invita a hacer lo mismo en mi matrimonio. Alabado sea el Señor.

Viaje al centro. Comentario para Matrimonios: Lucas 16,19-31

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según San Lucas 16, 19-31

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
«Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.
Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.
Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán.
Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo:
“Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas”.
Pero Abrahán le dijo:
“Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.
Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”.
Él dijo:
“Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”.
Abrahán le dice:
“Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”.
Pero él le dijo:
“No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”.
Abrahán le dijo:
“Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”».

Viaje al centro.

La indiferencia de Epulón es fruto de una vida superficial, sin peso, que busca el placer y las sensaciones. Una gula de comida, sentimientos, chismorreos, críticas, … que etiquetan la realidad y la dejan sin esperanza: “Lazaro es un vago”, “nuestro matrimonio no tiene solución”, “no hay nada que hacer con mi hijo”, … un “etiquetar” que me aleja del entendimiento, del conocimiento y de la conciencia. En definitiva, me aleja del Espíritu Santo que habita en el centro de mi alma, y acabo viviendo en la periferia emotiva y sensual.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Pedro: Me duele que Luis y María organizaron una cena sin invitarnos.
Verónica: Es comprensible; últimamente hemos estado centrados en nuestro matrimonio y nuestros hijos.
Pedro: Pero éramos íntimos …
Verónica: Más bien compartíamos aficiones y diversiones, no tanta intimidad.
Pedro: Cierto. Con nuestro grupo de matrimonios hay mucha más profundidad.
Verónica: Y también con nuestros hijos. Hoy Pablo me llamó para agradecernos el día de ayer. Se sintió muy acogido y escuchado en su dolor tras romper con Clara.
Verónica: ¿Rezamos? Hay que dar gracias a nuestro Dios por ponernos en verdad. Por tomar consciencia del dolor de los que tenemos cerca.

Madre,

Maestra del sufrimiento a los pies de la cruz de tu Hijo, ruega por nosotros. ¡Alabado sea el Señor!

El amor es entrega. Comentario para matrimonios: Lc 9,43b-45

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Evangelio del día.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 43b-45

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
«Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido.
Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

El amor es entrega.

En este Evangelio, el Señor nos habla con claridad: Voy a ser entregado. Lo sabe, lo acepta, y se entrega voluntariamente hasta morir en la cruz por Amor, para redimirme, para redimir mi matrimonio. Jesús nos dice que la mayor demostración de amor es dar la vida por los amigos, entregarse por la persona amada. Y hoy nos lo dice a nosotros, esposos: «Meteos bien en los oídos estas palabras»: el camino del matrimonio consiste en amar al cónyuge, y ese amor se demuestra en la entrega. Una entrega total, voluntaria, que no exige nada a cambio. Parece que me dices: escucha lo que tengo que decirte, presta atención, el camino del amor es un camino de entrega. Métete esto en la cabeza, el amor es entrega, y entrega hasta la cruz. Es un mensaje claro y firme. ¿Qué parte resulta oscura?
¿Quiero enterarme del mensaje, o prefiero cerrar los oídos y hacer como que no lo entiendo? ¿Qué parcelas de mi vida me resisto a entregar? ¿Me atrevo a preguntárselo al Señor, para que me muestre dónde y cómo entregarme más a mi esposo? ¿O tengo miedo a preguntarLe, no sea que no me guste la respuesta?

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ana: Papá, Jaime me ha pedido que nos casemos, y le he contestado que sí.
Juan: Qué alegría, hija. ¿Y estás segura que Jaime es tu vocación?
Ana: ¡Qué raro hablas! No te entiendo, papá.
Juan: ¿Para qué quieres casarte?
Ana: Para ser feliz. Sé que Jaime me quiere y me hará feliz.
Juan: Pero el matrimonio no consiste en que te hagan feliz, sino en entregarte tú para la salvación y la felicidad eterna de tu esposo.
Ana: ¡Yo también le haré feliz!
Juan: El matrimonio no es una cuestión de felicidades, sino la aceptación de una vocación de entrega.
Ana: No entiendo nada de lo que me dices.
Juan: Si Jaime es tu vocación, al casarte le dices sí al Señor, y entonces voluntariamente aceptas entregarte a Jaime. Para lo bueno, y también para lo malo. Hasta la muerte. Hasta dar la vida por él, pase lo que pase.
Ana: Papá, eres un antiguo. Entregarte… Hasta la muerte… Eso ya no se lleva.
Juan: Hija mía, eso es el matrimonio de verdad. El que tu madre y yo tratamos de vivir desde que descubrimos el matrimonio como Dios lo pensó. El que lleva a la felicidad eterna. ¿Por qué no hacéis un retiro de novios de Proyecto Amor Conyugal y profundizáis sobre vuestra vocación, antes de dar ese paso? Os invitamos nosotros al retiro.
Ana: La verdad es que sí me gustaría que mi matrimonio fuera como el que mamá y tú estáis viviendo estos últimos años. Se os ve muy unidos y felices, incluso cuando parece que las cosas no van bien. Le voy a proponer a Jaime lo de ir al retiro.

Madre,

Enséñanos a entregarnos como Tú te entregaste, con alegría, con generosidad, sin límites, para que podamos amar con un Amor como el Tuyo. ¡Bendita seas, Madre! ¡Alabado sea el Señor, que se entregó por nosotros!

Cuestión de fe. Comentario para matrimonios: Lucas 9, 18-22

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,18-22

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?». Pedro respondió: «El Mesías de Dios». Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. porque decía: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

Cuestión de fe

Una de las cosas más importantes que el Señor enseñó a sus discípulos fue la importancia de la oración, y lo hizo predicando con el ejemplo. Fe y oración son dos caras de la misma moneda y para que pueda aumentar nuestra fe no hay mejor receta que hacer oración oración diaria, tener una relación de intimidad con aquel que nos Ama y ha dado su vida por nosotros.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

(Al salir de Misa)
Miguel: Lucía, el Señor, me ha interpelado fuerte en el Evangelio de hoy. Me pregunta, «y tú ¿quién dices que soy?»
Lucía: ¡Qué maravilla Miguel! Esto tienes que llevarlo a la oración esta noche.
Miguel: Deseando estoy…
(Esa noche durante la oración conyugal)
Miguel: Señor, quiero pedirte perdón, por todas las veces que no he dado testimonio de quién eres para mí. De las veces que por vergüenza o por timidez me he quedado callado cuando me han preguntado que por qué voy a Misa o porque soy creyente. Por todas las veces que con mis actos no doy testimonio de tu amor. Perdóname, Señor, yo sé que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios y quiero decirlo al mundo entero.
Lucía: Yo también quiero pedirte perdón, Señor, Llevo mucho tiempo pidiendo que aumentes mi fe, pero no pongo nada de mi parte. Una y otra vez en el Evangelio nos recuerdas la importancia de la oración. Y hoy quiero tomar la determinada determinación de aumentar mi tiempo diario de oración, esa será la manera de que aumente mi fe.
Miguel: Precioso compromiso, me uno a ti y también tomo la determinada determinación de aumentar la oración.
Los dos juntos: ¡Ayúdanos, Señor, a perseverar!

Madre,

Nadie como Tú conoce la importancia de la oración y la contemplación, queremos de Tu Mano ir aumentando nuestra intimidad con Tu Hijo y adentrarnos en Su Sagrado Corazón. ¡Alabado sea por siempre!