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El amor es entrega. Comentario para matrimonios: Lc 9,43b-45

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Evangelio del día.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 43b-45

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
«Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido.
Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

El amor es entrega.

En este Evangelio, el Señor nos habla con claridad: Voy a ser entregado. Lo sabe, lo acepta, y se entrega voluntariamente hasta morir en la cruz por Amor, para redimirme, para redimir mi matrimonio. Jesús nos dice que la mayor demostración de amor es dar la vida por los amigos, entregarse por la persona amada. Y hoy nos lo dice a nosotros, esposos: «Meteos bien en los oídos estas palabras»: el camino del matrimonio consiste en amar al cónyuge, y ese amor se demuestra en la entrega. Una entrega total, voluntaria, que no exige nada a cambio. Parece que me dices: escucha lo que tengo que decirte, presta atención, el camino del amor es un camino de entrega. Métete esto en la cabeza, el amor es entrega, y entrega hasta la cruz. Es un mensaje claro y firme. ¿Qué parte resulta oscura?
¿Quiero enterarme del mensaje, o prefiero cerrar los oídos y hacer como que no lo entiendo? ¿Qué parcelas de mi vida me resisto a entregar? ¿Me atrevo a preguntárselo al Señor, para que me muestre dónde y cómo entregarme más a mi esposo? ¿O tengo miedo a preguntarLe, no sea que no me guste la respuesta?

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ana: Papá, Jaime me ha pedido que nos casemos, y le he contestado que sí.
Juan: Qué alegría, hija. ¿Y estás segura que Jaime es tu vocación?
Ana: ¡Qué raro hablas! No te entiendo, papá.
Juan: ¿Para qué quieres casarte?
Ana: Para ser feliz. Sé que Jaime me quiere y me hará feliz.
Juan: Pero el matrimonio no consiste en que te hagan feliz, sino en entregarte tú para la salvación y la felicidad eterna de tu esposo.
Ana: ¡Yo también le haré feliz!
Juan: El matrimonio no es una cuestión de felicidades, sino la aceptación de una vocación de entrega.
Ana: No entiendo nada de lo que me dices.
Juan: Si Jaime es tu vocación, al casarte le dices sí al Señor, y entonces voluntariamente aceptas entregarte a Jaime. Para lo bueno, y también para lo malo. Hasta la muerte. Hasta dar la vida por él, pase lo que pase.
Ana: Papá, eres un antiguo. Entregarte… Hasta la muerte… Eso ya no se lleva.
Juan: Hija mía, eso es el matrimonio de verdad. El que tu madre y yo tratamos de vivir desde que descubrimos el matrimonio como Dios lo pensó. El que lleva a la felicidad eterna. ¿Por qué no hacéis un retiro de novios de Proyecto Amor Conyugal y profundizáis sobre vuestra vocación, antes de dar ese paso? Os invitamos nosotros al retiro.
Ana: La verdad es que sí me gustaría que mi matrimonio fuera como el que mamá y tú estáis viviendo estos últimos años. Se os ve muy unidos y felices, incluso cuando parece que las cosas no van bien. Le voy a proponer a Jaime lo de ir al retiro.

Madre,

Enséñanos a entregarnos como Tú te entregaste, con alegría, con generosidad, sin límites, para que podamos amar con un Amor como el Tuyo. ¡Bendita seas, Madre! ¡Alabado sea el Señor, que se entregó por nosotros!