Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 33-39
En aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús:
«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».
Jesús les dijo:
«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».
Les dijo también una parábola:
«Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán.
A vino nuevo, odres nuevos.
Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».
Fruto del bueno.
En ocasiones ofrecemos ayuno o sacrificios pero nuestro corazón no está alegre porque no lo hago por amor, y entonces ese sacrificio no da fruto.
En este pasaje el Señor nos relata que si Él está presente, Él hace todo nuevo. Y que si nuestro sacrificio lo unimos a Él para entregarlo al Padre, entonces dará mucho fruto; Él hace todo nuevo: a vino nuevo odres nuevos.
Si esos sacrificios los hacemos con amor, Él hará su obra en nuestro corazón y en nuestro matrimonio. Porque cuando lo unimos a Él, entonces entra la gracia a través de nuestro sacramento.
¿Cuántas veces ayuno y no amo en mi matrimonio o en mi día a día?
Hagamos todo por Él, con Él y en Él para que nuestros actos de ofrecimiento den fruto abundante.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Berioska: Hola Carlos, ¿Cómo estás?
Carlos: Bueno, bastante cansado del trabajo.
Berioska: Eh… Vale vale, perdona, te dejo que me voy a rezar un rato.
Carlos: Vaya, ni se digna a hablar un rato del día que he tenido. ¿Por qué no hablamos un rato?
Pero Berioska rezando, cae en la cuenta que debe estar con Carlos, así que aunque está muy cansada ofrece su sacrificio unida al Señor.
Berioska: Cariño, perdóname, ¿Qué tal el día, qué quieres de cena?
Carlos: Berioska, mi vida, con lo cansada que estás no te preocupes por mi, cenamos cualquier cosa.
…Y tras preparar la cena y charlar, cenaron juntos y tuvieron una velada maravillosa.
Carlos: Gracias Berioska, porque me haces ver cómo el Amor del Señor puede al cansancio y puede con todo.
Berioska: Gracias a ti porque me haces ver lo que de verdad importa.
Madre,
Tú te uniste al Señor en su santo sacrificio hasta el dolor extremo para darnos la vida eterna. Enséñanos a unirnos a Él como tú, hasta el extremo para dar frutos de vida. ¡Bendito y Alabado sea el Señor!

