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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 16-19
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«¿A quién compararé esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».
Besugos o sabiduría.
Cuánta falta de escucha y de comprensión puede llegar a haber entre nosotros. Un auténtico diálogo de besugos… Y es una pena, porque eso significa que hay mucho amor propio y mucho menos amor del que debería haber entre nosotros.
Al final, el Señor, nos ha puesto el uno para el otro porque tenemos muchísimo que aportarnos, un plan maravilloso, y estos comportamientos poco fructíferos deben desaparecer de nuestra relación matrimonial para que dé frutos de amor. No seamos tontos, no desperdiciemos el don y digamos hoy un enorme ¡Se acabó! Para que por las obras, la sabiduría sea acreditada en nosotros.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Mario: María, ¿Cómo es posible que me olvide de lo importante que eres para mí? ¿Cómo es posible que ni siquiera saque tiempo al día para atenderte como te mereces? Y más ahora que estás embarazada…
María: Es que tienes mucho trabajo, Mario.
Mario: Sí, pero en cambio, para quejarme me sobra tiempo ¿No es cierto?
María: Eso sí es verdad. En eso tienes que mejorar, pero yo tengo también muchas cosas que mejorar, así que te quiero con quejas y todo.
Mario: Tú sí que sabes amarme. Gracias Señor por esta esposa tan maravillosa. A partir de ahora, Tú, Señor, serás mi primera prioridad, mi esposa la segunda y el resto, vendrá detrás, hasta donde me dé el tiempo.
Madre,
Que sepamos valorar lo que nos ha dado y nos da casa día el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.