Archivo por meses: abril 2021

Atraídos. Comentario para Matrimonios: Juan 6, 44-51

EVANGELIO

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

Palabra del Señor.

 

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Atraídos.

“Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado”. La iniciativa es de Dios, y por tanto, para vivir la verdad, debemos buscarla en Él como origen también de nuestro matrimonio. Explicarlo desde la visión imperfecta que podemos tener uno del otro y desde las carencias de uno y otro, se hace imposible. Por este motivo se separan tantos matrimonios. El punto de partida es Dios. Pensábamos que nos atrajimos mutuamente, y en realidad, quien nos atrajo fue el Padre. Tengo que interiorizar que Él nos ha creado al uno PARA el otro. Necesito sentirme amado por Dios, o no conseguiré jamás amar a mi esposo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Rosa: Si mi esposo me acompañase en la fe, se haría posible nuestro matrimonio.
Matrimonio Tutor: ¿Estás segura? Conozco muchos matrimonios en los que los dos son muy devotos pero entre ellos no hay unión ninguna. Otros creen que es cuestión de ser
Rosa: Pues no lo entiendo.
Matrimonio Tutor: Claro, porque no somos nosotros los que tenemos que establecer cómo debe ser nuestro matrimonio. Dios nos pone un camino por delante que es el que tenemos que recorrer. En el momento que nos casamos, empieza ese camino, y el matrimonio hay que construirlo desde esas circunstancias concretas que Dios ha permitido.
Rosa: No puede ser que Dios no quiera que mi esposo no tenga fe.
Matrimonio Tutor: Tampoco quiere mi pecado, ni el tuyo, y sin embargo me ama así y espera en ti y en mí. Confía en ti y en mí. Pues igual, tenemos que tener esperanza en Dios y en nuestro esposo. Él nos ha dado todo lo necesario para llegar a ser santos juntos. Aprovechemos todo lo que tenemos para amarnos. El resto no depende de nosotros. Confía, cree, y tendréis vida eterna.

Señor,

No podías decirnos más a los esposos en tan pocas palabras. Gracias por la Palabra. ¡Gracias por la Eucaristía! Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. Disfrutemos de Él JUNTOS.

Que no se pierdan. Comentario para Matrimonios: Juan 6, 35-40

EVANGELIO

Ésta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 35-40

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».

Palabra del Señor.

 

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Que no se pierdan.

¡Qué alegría es saberse amado y salvado por el Señor! Yo voy a Él, creo en Él y me esfuerzo por vivir lo que me dice, pero el resultado depende de Él. Quizás en el último día… Él sabe… Yo solo sé, que Él dispondrá lo mejor para mí y en eso descanso, porque me he acogido a Su amor. Hoy me dice el Señor que no me echará fuera a pesar de mi pecado, a pesar de mis miedos… ¡Qué descanso! ¡Qué maravilla de lección para mí como esposo y padre/madre!
El Señor no pierde a nadie de los que el Padre le ha dado. Que yo tampoco pierda nada ni a nadie de los que me has dado sino que le ayude a salvar a mi esposo y a mis hijos, no con exigencias, sino como Él, con mi entrega.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Silvia: Señor, te pedí que me ayudases a llevar mejor mi relación con mis suegros. Te pedí que mi esposo fuera más delicado y más detallista conmigo, que fuese más servicial y me ayudase más. Te pedí poder descansar un poco más. Te pedí que me dieses más consolaciones en la oración. Pero hoy me pides Tú que sea yo la que me entregue por amor a mi esposo.
Juan (Esposo de Silvia): Señor, te pedí que Silvia fuese más cariñosa conmigo y que me prestase más atención. Te pedí que me ayudases con las dificultades de mi trabajo que me tienen preocupado. Te pedí que me quitases ese nerviosismo interior que siento a veces porque las cosas no salen como yo querría. Pero hoy me has respondido en la oración, que viva esta vida tal cual es y ofrezca mis agobios y mis dificultades por la salvación de mi esposa.
Los dos juntos: Señor, te pedimos que nuestros hijos te amen, te pedimos que fuesen más responsables y se ocupasen de sus cosas… pero hoy nos has dicho en la oración, que ofrezcamos nuestros sufrimientos por ellos, para su salvación.

Madre,

Tú sí que eres Madre. Tú sí que te ofreciste por nosotros y para nuestra salvación. Tú sí que hiciste en todo la voluntad del Padre. Madre de los esposos, ruega por nosotros.

Sacia mis necesidades. Comentario para Matrimonios: Juan 6, 30-35

EVANGELIO

No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35

En aquel tiempo, en gentío dijo a Jesús:
«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”».
Jesús les replicó:
«En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron:
«Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed».

Palabra del Señor.

 

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Sacia mis necesidades.

Sí, tengo hambre, un hambre interior que sólo se sacia contigo, Señor. Es el hambre del amor verdadero en mi matrimonio; el hambre de salir de la rutina para vivir cada día un matrimonio renovado; es el hambre de que me libres del mal que me aprisiona, me autodestruye y hiere a mi esposo. Dame de tu Pan de vida en la Eucaristía, sacia esas necesidades espirituales que me tienen inquieto. Por Tu Matrimonio con la Iglesia nos salvaste. Por el nuestro, nos haces santos. Alabado seas Señor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Olga: No sé qué te aporta tu religión. Para mí es una comedura de coco. Os tienen alienados. Tienes que ser más moderna.
María: ¿De verdad lo quieres saber? Te puedo contar mi experiencia, pero tienes que estar sinceramente abierta.
Olga: Perdona, yo estoy abierta. No tengo prejuicios.
María: Genial. Te voy a contar qué ha ocurrido en mi matrimonio desde que entramos en nuestro camino de fe juntos. Son experiencias reales, porque tú has salido mucho con nosotros y sabes que ha habido un cambio.
Olga: Eso es cierto.
María: Pues mira. El Señor nos está enseñando a amar, y en nuestra intimidad con Él va transformando nuestro amor misteriosamente. Y te lo tengo que decir así, porque ha sido así. Ya no vivo mi matrimonio como como una prisión, sino como una liberación de mis caprichos, mis egoísmos, mis seguridades falsas; no lo vivo como una trampa en la que he caído por error, sino como una prueba que me hace fuerte, que da sentido a mi vida; no es para mí un lastre, sino una gracias que hace que nuestro amor se contagie a nuestros hijos y más allá; Tampoco lo vivo como un esfuerzo de dos, sino como un recipiente que se va llenando del Amor de Dios y a través del cual, Él actúa y hace sus obras divinas. No sé, me gustaría expresártelo mejor, pero es lo más que te puedo decir.
Olga: (Emocionada)
María: ¡Ey! Olga, ¿Qué te pasa, bonita?
Olga: Yo quiero vivir eso que vives tú (Se abraza a María).
María: Tranquila… Tienes sed de Amor, es normal, y está a tu alcance. Puedes vivirlo. Ven con tu marido y os ayudaremos. Ahora, por la Gracia de Dios, nos hemos convertido en Matrimonio Tutor, al servicio de otros matrimonios.

Madre,

La Eucaristía ¡Qué gran alimento! Nuestro sacramento unido al de la Redención, ¡Qué Gracia Divina! Qué alimento son esos sacramentos salidos del costado de Cristo. Alabado sea el Señor por Su misericordia Sobreabundante. Amén.

A pie de obra. Comentario para Matrimonio: Juan 6, 22-29

EVANGELIO

Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29

Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es Esta: que creáis en el que él ha enviado».

Palabra del Señor.

 

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A pie de obra.

Nosotros también queremos hacer las obras de Dios, porque ya hemos aprendido que las que hacemos por nuestra cuenta, siempre nos llevan al dolor, a la insatisfacción, etc. Y concretamente, quiero hacer las obras de Dios en mi matrimonio. ¿Qué tengo que hacer para llevar a cabo la obra que Él quiere que yo haga? ¿Quiero que mi matrimonio dé fruto abundante? La fecundidad de mi vocación depende de mi unión vital con Cristo. Él está en nuestro matrimonio, a pie de obra. El matrimonio no es cuestión de técnicas, es cuestión de recibir la Gracia de Dios, del Espíritu Santo, y el Señor quiere concedérnosla.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: No vamos bien. Veo muchos defectos en mi esposo, y encima parece que ni se da cuenta.
Ángel: Y ella no para de recriminarme y de exigirme la perfección. ¿Qué se cree? ¿Qué es perfecta o qué? No entiendo por qué no deja de observarme y se centra en estar un poquito más simpática conmigo, como lo es con los demás. A veces deseo estar con gente porque entonces está simpática incluso conmigo.
Matrimonio Tutor: ¿Cómo lleváis la oración en común dentro del matrimonio?
Marta: Tenemos poco tiempo. Llegamos cansados…
Matrimonio Tutor: Chicos, os falta oración. Mientras sigáis mirando el mal en el otro, es que no estáis permitiendo que el Espíritu Santo entre en vuestros corazones. Por eso os acusáis mutuamente en lugar de miraros con Misericordia. Rezad juntos, o no conseguiréis seguir avanzando en vuestro amor.

Madre,

Aumenta mi fe. Tiendo a ver los defectos de mi esposo, me fío de mis fuerzas y le exijo que avance con las suyas, y eso es una batalla perdida. Necesitamos más fe, necesitamos que el Espíritu Santo entre en nosotros y vaya limpiando nuestros corazones y nuestra mirada. El Señor quiere entregárnoslo y no lo acogemos, porque no tenemos una relación íntima y estrecha con Él. Alabado sea el Señor que tanto nos ama. Amén.

Consecuencias del Resucitado. Comentario para Matrimonios: Lucas 24, 35-48

EVANGELIO

Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra del Señor.

 

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Consecuencias del Resucitado.

Ver a Cristo resucitado parece increíble, porque todos lo vieron morir destrozado. Ver las consecuencias que nos trae el Resucitado en nuestro matrimonio, también parece increíble, sobre todo cuando se trata de un matrimonio que previamente lo hemos llegado a ver destrozado. Sí, nuestro camino es el de Jesús pero desde nuestra vocación de esposos. El Mesías tenía que padecer mucho, y nosotros también. La única diferencia es que Él cargó con nuestros pecados (los de todos) y a nosotros nos toca cargar con los míos y los de mi esposo (principalmente).
Pero la historia no acaba ahí. Resulta que el Señor resucita y nos permite seguirle también en ese camino de la resurrección. Ah! Milagro! Y los que hemos vivido esto, somos testigos. Por eso, proclamamos la conversión en Su nombre. Es necesario que muera a los reclamos de mi yo, para que nazca un nosotros. Esposos, vivamos nuestra cruz, veréis y creeréis.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Javier: ¿Me vas a decir que Dios va a cambiar las cosas en nuestro matrimonio?
Alicia: Totalmente, Javier. ¡No sabes lo vivo que está!
Javier: Dios está en el cielo, y nosotros en la tierra. Hay que ser prácticos.
Alicia: Que no, Javier, que Dios se ha hecho hombre para algo, que tiene carne para algo, que tiene una madre humana por algo… Confía en mí y vamos a poner la prioridad donde tenemos que ponerla. Hasta ahora, lo práctico no nos ha funcionado, y hay muchos testimonios de los que han confiado en Dios y en Su plan y Él ha intervenido en sus vidas, y sus vidas han cambiado.
(Y Alicia y Javier pusieron sus vidas al servicio del Señor buscando en todo momento Su voluntad y Él cambió sus vidas)

Madre,

Ayúdame a que busque la voluntad de Dios en todo, especialmente en momentos de dificultad, en la batalla interior… en los que únicamente he de rezar, confiar y esperar el resto lo hará milagrosamente el Señor. Amén.