Tres puñales al corazón. Comentario para Matrimonios: Mateo 18, 12-14

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».

Tres puñales al corazón.

Tres frases. saltan como puñales de este texto del Evangelio. A ver si los esquivo y me excuso o dejo que me lleguen al corazón.
La primera es: No es voluntad del Padre que se pierda ni uno de estos pequeños. Esta frase me deja sin tiempo libre.
La segunda es cómo se alegra el Padre por un pecador arrepentido. ¿Me alegro yo igual cuando mi esposo me ha hecho mucho daño y me pide perdón?
Y la tercera es que ante una ofensa, el que toma la iniciativa es el ofendido, la iniciativa para rescatar al ofensor. ¿Tomo yo esa iniciativa cuando soy ofendido o espero un perdón antes de dar un paso?

Aterrizado a la Vida Matrimonial:

Miguel: Rocío, me doy cuenta de que no he sabido responder en tus peores momentos. Cuando has estado hundida en la miseria de tu pecado, en lugar de tomar la iniciativa y salir en tu rescate he tirado de la cadena para deshacerme de tu porquería sin mirar qué también te descartaba a ti.
Rocío: Tranquilo, Miguel, lo entiendo perfectamente porque me pongo muy insoportable.
Miguel: Pero ahora te digo que estoy dispuesto a enfangarme y tirarme de cabeza a la porquería si hace falta con tal de rescatarte.
Rocío: No soy digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya la acogeré como la Palabra que Dios me envía y que bastará para sanarme.
Miguel: Vaya, pues si llego a saber que con una palabra era suficiente, no me tiro a la charca.
Rocío: Jajaja. Bueno, era una palabra pero embarrado en mi fango hasta las cejas.

Madre,

Damos tantas gracias a Dios por haber salido a buscarnos… No tengo vida ni sacrificios suficientes para agradecer lo recibido colaborando con Su obra redentora.
Alabado sea el Señor que tanto nos ha amado.

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