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EVANGELIO
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
Palabra del Señor.
¿Qué tal si lo pruebo?
Según esto que nos dice hoy el Señor, cualquiera puede ser feliz en su matrimonio, aunque llore y sufra, aunque sea perseguido, insultado o calumniado por su esposo, siempre y cuando no tenga intereses mundanos, busque la voluntad de Dios, esté en gracia y purificándose de las pasiones y criterios mundanos y esté dispuesto a entregarse por la salvación del otro.
¿Qué tal si confío, lo pruebo y dejo de quejarme y exigirle a mi esposo?
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Lucas: ¿Por qué dices que no eres feliz?
Marta: Porque mi esposo es duro conmigo en el trato y no ve nada más que lo que hago mal. Además se burla de mí con sus bromas irónicas.
Lucas: Una pregunta ¿Te preocupas mucho de tu imagen?
Marta: Bueno, sí. Intento cuidarme.
Lucas: Y en los momentos que tu esposo está mal contigo ¿Te preocupas más del daño que recibes o de comprender lo que le lleva a estar así para ayudarle?
Marta: ¡Sí hombre! Encima de las cosas que me dice, voy a estar yo pendiente de lo que le pasa a él.
Lucas: Y ¿tienes un camino espiritual que te ayude a acercarte al Señor y transformar tu corazón?
Marta: No. Pero rezo tres Ave Marías todos los días y voy a Misa los domingos.
Lucas: ¡Ah! Pues ya tengo el diagnóstico.
Marta: ¿Para mi marido?
Lucas: No, tu felicidad no depende de eso. Tú lo que tienes es que empezar a vivir las Bienaventuranzas con tu esposo.
Madre,
Te queremos. Gracias por el camino que nos has dado. Alabado sea el Señor.
Amen