Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 1-6
En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.
Los dedos en el enchufe.
Igual que el Amor de Dios es perfecto y el nuestro en cambio deja bastante que desear, así también existe una ira perfecta de Dios frente a la nuestra que suele ser deplorable. La ira de Dios es por nuestro bien y por amor a nosotros, mientras que la nuestra suele ser bastante egoísta.
¿Cuándo aplica Dios Su ira? Frente a la dureza de nuestro corazón. Cuando nos empeñamos en no escucharle, en no acoger Su plan, y esto supone un mal para nosotros mismos. Si ves que tu hijo, después de haberle advertido varias veces que los enchufes son peligrosos, va a meter un objeto metálico por el agujero del enchufe ¿No le pegas un grito? No es un grito ofensivo, no es acusador, no es contra el niño, es por su salvación. Igual hace Dios con nosotros en determinadas situaciones en que, por la dureza de nuestro corazón, no queda otra salida para nuestra salvación.
Aterrizado a la vida Espiritual:
Fátima: D. Demetrio, me he dado cuenta de que, cuando sale mi ira mala contra mi esposo, muchas veces es porque Dios, movido por Su ira buena, quiere darme una sacudida para mi conversión.
D. Demetrio: Muy buena observación, querida Fátima. Yo también, a veces me veo obligado a aplicar la ira de Dios a algunos por su salvación. Es mi responsabilidad. Luego ellos, pueden responder enfadándose conmigo o pueden reaccionar y volver con un corazón contrito, que es el paso previo a la conversión. Por tanto, Fátima, hija mía, cuando te venga esa ira mala, mira bien a ver si no es una llamada de Dios para tu conversión, sobre todo si ya te ha puesto en esa situación varias veces.
Fátima: Gracias padre. Me arrepiento de no haber acogido esas llamadas de Dios a través de mi esposo. ¿Me da Vd. La absolución?
D. Demetrio: Sí, hija, Dios te ama mucho y te perdona…
Madre,
Que no respondamos con ira frente a la ira de Dios, sino que seamos sencillos y acojamos la conversión a la que nos llama. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.