Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,29-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Fructífero.
Hoy el Señor nos muestra cómo a través de los frutos veremos que está Su reino entre nosotros. Y el Señor quiere que vivamos Su reino aquí, en nuestro matrimonio y en nuestra familia. Por eso es muy importante ver qué está pasando a mi alrededor: ¿Hay frutos del buen espíritu? Como dice en Gálatas 5, esos frutos son: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad…
Por tanto debo pararme y hacer un examen a la luz de Dios y ver si estoy en comunión con mi esposo, si con mi esposo tengo palabras de caridad, si vivo la humildad y no el orgullo. Y también si cada ocasión en la que mi esposo peca, veo que es una oportunidad para yo poder crecer en una virtud contraria al pecado. En definitiva, si veo en mi esposo a quien Dios escogió para llegar al Cielo, y vivir el Cielo aquí en la tierra, entonces habrá frutos de vida eterna en nuestro matrimonio y familia.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Inma: Pablo, creo que debemos ir a misa juntos
Pablo: Yo también lo creo, pero se hace muy difícil Inma.
Inma (al llegar por la tarde): Pablo, yo me voy a misa, tú haz lo que quieras, pero yo me voy.
Pablo: Pues yo no puedo, así que vete tú sola.
Inma: Pues tú verás, pero si no vienes pues ahí te quedas.
(Y a la vuelta de Misa)
Inma: Hola cariño, la verdad es que en Misa reflexionaba lo que rezábamos en la catequesis pasada con el grupo de matrimonios de Proyecto Amor Conyugal, que el Señor murió en la Cruz, derramó hasta la última gota de Su sangre, y que se ha quedado en la Eucaristía para instaurar nuestro sacramento, y yo al hablarte así de mal lo estoy despreciando y pisoteando… perdóname Pablo.
Pablo: No, al revés, gracias Inma, por recordarme lo importante que es la Eucaristía, y que ir juntos siempre nos ayuda a vivirla mejor, y a que haya más comunión entre nosotros.
Inma: Bueno, pues podemos organizarnos e intentar ir juntos los lunes, miércoles y viernes que trabajas en casa.
Pablo: Me parece estupendo cariño. Doy muchas gracias a Dios porque siempre me ayudas a centrarme.
Madre,
Muéstranos a tu Hijo, Jesús: fruto bendito de tu vientre, que se haga Su voluntad aquí en la tierra, y así vivamos aquí Su reino. ¡Bendito y Alabado sea por siempre el Señor!

