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EVANGELIO
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-5. 10. 12-14
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?».
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
«En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial.
¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».
Palabra del Señor.
Canonizando criterios.
De todos los aspectos de la infancia espiritual a la que hace referencia Jesús cuando nos exhorta a ser como niños, la docilidad es quizás la actitud clave.
Cuánto daño me hace cuando canonizo mis criterios, porque esa actitud me cierra a seguir «entendiendo» la Palabra aplicada a mi vida particular. Quién pueda, que entienda, dice el Señor.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Magda: Me doy cuenta de que discuto muchas veces contigo porque me falta docilidad, y veo que la diferencia de los que creen y de los que no creen es precisamente eso, la docilidad.
Andrés: Es cierto, se nos llena la boca de decirles a los matrimonios que vienen a los retiros que abran el corazón, y luego yo lo sigo teniendo más duro que el pedernal.
Magda: Es bonito que el Señor nos haga verlo con la Palabra de hoy. Eso significa que ha sembrado la semilla de la docilidad en nosotros ¿No te parece?
Andrés: Pues Señor, haz en mí según tú palabra.
Magda: Amén.
Madre,
Del matrimonio entre Tú y S. José aprendemos la docilidad. Bendito ejemplo. Gracias Madre.
Ya he dicho que la parábola de las ovejas no cuadra con la economía. ahora mismo pastores si pierden una oveja, la dejan pérdida, no es económico dejar a todas las demás e ir a buscar a la pérdida. Espero que nos situamos en el contexto temporal para comprender estas cosas. El Señor nos ayude a comprenderlo y a entender y trabajar como a El le guste que lo hagamos.
Depende. Si la oveja que se te ha perdido es la que criaste desde pequeña, que te sigue a todas partes, y a la que siguen todas las demás, entoces más te vale encontrarla, porque si no, se te puede desperdigar todo el rebaño.
Nosotros no conocemos los planes de Dios, no sabemos por qué para Él todos somos importantes. Puede que lo único de provecho que hagamos en nuestra vida sea acercar a Dios a una sola oveja descarriada, y que ésa sea la «importante» a nuestros ojos. Pero sin la que lo acercó a Dios, no habéis podido realizar su misión.