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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
Brotes del corazón duro.
Más allá del mensaje apocalíptico, en este Evangelio entresacamos una promesa, un compromiso de Dios de que podemos empezar a vivir aquí el reino de Dios cuando nuestro matrimonio empieza a echar brotes. Lo hermoso es que el Señor puede sacar brotes del tronco más viejo y reseco, y el camino es el dolor. Compararíamos un tronco seco con un corazón duro, que para que emerja el brote de la sabia del Espíritu Santo que corre por su interior, debe romperse la cáscara. ¿De qué brotes estamos hablando y cómo podemos detectarlos? Diríamos que hay dos tipos de brotes: Uno el de los anhelos sostenidos y otro el de la perseverancia.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Andrés: Después de este tiempo ¿cuándo dirías que hay brotes en un matrimonio, Agus?
Agustina: Diría que cuando surge un anhelo por Dios y Su plan para el matrimonio que permanece vivo. Y segundo, cuando hay una perseverancia. Cuando los matrimonios buscan, se involucran, no se rinden, se sumergen en grupos de matrimonios que tienen esos mismos intereses.
Andrés: Pero eso cuesta un sacrificio ¿no?
Agustina: Claro, Andrés. Sólo hay una manera de crecer en el amor y es por la vía del dolor, por la vía de la cruz. Sólo el que cae en tierra y muere puede dar fruto.
Andrés: Entiendo…
Madre,
Ama hasta que te duela, decía Santa Teresa de Calcuta. Que no nos rindamos y sigamos perseverando en el amor para que el Señor pueda hacer Su obra en nuestro Matrimonio. Alabado sea por siempre.