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EVANGELIO
Quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús:
«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.
Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».
Palabra del Señor.
Bendito Santo.
Quien escucha a los sucesores de los Apóstoles, a Cristo escucha. Y si además es Papa y santo, no te cuento…
Hemos escuchado Tu voz, Señor a través de San Juan Pablo. ¡Qué maravilla! Cómo nos está ayudando a ver y vivir la sobrenaturalidad de nuestro matrimonio, una alianza con la que ya empezaba Dios su obra de salvación y que culmina con la relación nupcial de Cristo con nosotros. Un gran misterio que es signo y realización de Su obra redentora. Y San Juan Pablo va poco a poco desgranando como nadie ese gran misterio y mostrando su esencia, su belleza y su sacralidad. Gracias a ti, San Juan Pablo, estamos viviendo un amor que es más grande que nosotros y que nos santifica.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Luis: Cariño, este amor que experimento hacia ti, es sobrenatural.
María: ¿Cómo lo sabes?
Luis: Porque es más fuerte y más grande que yo, porque me transforma, porque es más fuerte que mi pecado y que el tuyo, porque produce unos efectos en mí que superan mis capacidades, porque atraen a muchos con una fuerza que no es humana y porque nos está santificando. ¿Necesitas más pruebas?
María: No. Sería una desagradecida y el Señor no podría hacer más milagros en mí si no lo reconociera. Alabado sea por siempre.
Luis: Alabado sea.
Madre,
Esta espiritualidad Conyugal me está calando hasta lo más profundo de mi alma. Una espiritualidad que nace del Amor nupcial de Cristo y se realiza en nuestro amor nupcial hasta hacerse uno con el Suyo. Bendito seas San Juan Pablo. Ruega por nosotros