Archivo por meses: octubre 2025

Sin desfallecer. Comentario para matrimonios: Lucas 18, 1-8

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 18, 1-8

En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.
«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:
“Hazme justicia frente a mi adversario”.
Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:
“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».

Sin desfallecer

El Señor está deseando tener una relación personal con cada uno de nosotros. Sólo tenemos que creernoslo. Pero con tristeza nos pregunta si encontrará una fe manifestada en esa intimidad.
Cuántas veces sólo acudimos al Señor a pedir y a pedir, y en cuanto pasa un tiempo, ya dejamos de pedirlo y dejamos de hablarle al Señor de aquello y comenzamos a pedir por otras cosas y así sucesivamente, sin llegar a tener una relación íntima con Él, en la que nuestras cosas sean Sus cosas, y nuestra vida sea una conversación con Él, impregnada de confianza.
En el matrimonio puede ocurrirnos también, que nuestra relación con el esposo sea sólo pedir cosas o distribuir tareas, sin ninguna intimidad. Matrimonios funcionales, sin una verdadera comunión.
Lo mismo que un alma sin la oración está como muerta, también un matrimonio sin oración termina «muriendo».
La oración conyugal diaria es el mejor medio para poder construir esa intimidad a tres: entre los esposos y con el Señor en medio, que nos lleve a la vida verdadera. ¡Esposos! ¿a qué esperáis para comenzar con perseverancia ese camino de oración? ¡El Esposo nos está esperando!

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Manuel: Teresa ¿no crees que Antonio y Raquel son un poco exagerados con eso de la oración?
Teresa: bueno, a veces pienso que sí. La verdad es que hasta me agobio.
Manuel: también es verdad que cuando hacemos oración, estamos mejor.
Teresa: la verdad, pensándolo bien, tienes razón, cuando hacemos oración y perseveramos como nos dicen, cambia nuestra mirada, o por lo menos veo que me miras y te miro con más… ¿Misericordia?
Manuel: es como si despertáramos de un largo sueño, y al contrario, cuando no hacemos oración, estamos perezosos, adormilados y nos cuesta más hacerlo todo.
Teresa: creo que después de todo, tienen razón, sin la oración, sin la Gracia no podemos nada.
Manuel: es verdad, estoy pensando que hoy nos vamos a ir a la Eucaristía y hacemos después un ratito de oración allí, con el Santísimo.
Teresa: pues no me parece mal
Manuel: si al final le vamos a coger el gusto jajaja.

Madre,

Tú que guardabas todas las cosas en tu Corazón, enséñanos a orar como Tú, con esa oración de silencio, de intimidad, tan agradable a Dios. ¡Bendita Madre!, ¡Bendito sea Dios!

 

Sólo Dios basta. Comentario para matrimonios: Lc 10, 1-9

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas, 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía:«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: “El reino de Dios ha llegado a vosotros”».

Nos sobra todo, sólo Dios basta.

El Señor nos dice “poneos en camino”, siempre Él tiene la iniciativa, a través de una catequesis, un retiro, una charla con un matrimonio,…, que hemos recibido la Verdad, su amor misericordioso, seguido nos dice “poneos en camino”, no te quedes dando vueltas, siguiendo en la tibieza, en la mediocridad, ponte en camino hacia el que es la Verdad y el Amor. Pero nos dice que nos envía como corderos en medio de lobos. En ese poneos en camino nos quiere decir preparaos el corazón, fortaleceos con la oración, vivir en comunión en el matrimonio perseverando en la entrega con humildad y la acogida con caridad entre los esposos, porque viviendo así le dejamos al Señor habitar en nuestro corazón para que en la misión nos lleve El y no mi yo. Nos dice el Señor que “no llevéis ni bolsa, ni alforja, ni sandalias”, refiriéndose a que confiemos en Él, a su providencia, sin apegos del mundo, para que en nuestras decisiones no pese más el dinero, los bienes materiales, las seguridades que estar en comunión con Él. Tras esto nos dice “no saludéis a nadie en el camino”, no caigamos en distracciones, disfrazadas de razones para no hacer la Voluntad de Dios. Porque el Señor tiene prisa, a esto nos dice que “la mies es abundante y los obreros pocos”. Seamos constantes en la oración para que Dios traiga más obreros a su mies.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Pablo: Mamá, a veces me siento raro con mis amigos… Como que no encajo. Se burlan o me miran distinto porque no hablo como ellos, o porque no hago lo mismo que hacen.
Maria: Te entiendo, hijo… y me duele verte así. Pero ¿sabes? Jesús ya sabía que esto podía pasarnos. Por eso dijo que nos enviaba como corderos en medio de lobos.
Pablo: ¿Y qué significa eso mamá?
Maria: Cariño, que a veces, por seguir a Jesús, vas a sentirte diferente… pero no estás solo. Ser cordero no es ser débil. Es ser fuerte sin dejar de ser bueno y tú estás siendo muy valiente. Papá y yo nos hemos sentido muchas veces como tú pero la confianza en el Señor nos ha fortalecido.
Pablo: Pero a veces me canso, mamá…
Maria: Lo sé, amor. Pero cada vez que eliges hacer lo correcto, aunque nadie te aplauda, estás siendo luz para todos los que te rodean. Y eso, aunque ahora no lo veas, puede tocar muchos corazones. Jesús está muy orgulloso de ti y nosotros también.

Madre,

Gracias por habernos llamado a vivir como Tú. Aunque nos siempre seamos comprendidos, danos amor, mansedumbre y firmeza para ser testigos tuyos en nuestra familia. Bendito y alabado seas por siempre Señor.

Parte del plan. Comentario para matrimonios: Lucas 12,1-7

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,1-7

En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos:
«Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse.
Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.
Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la “gehenna”. A ese tenéis que temer, os lo digo yo.
¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios.
Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».

Parte del plan.

En este Evangelio el Señor nos recuerda que cada uno de los pelos de nuestra cabeza los tiene contados. Nada se le escapa. En nuestro día a día, no hay casualidad, no hay nada que Dios Padre haya dejado al azar. Todo está dentro de Su plan de salvación para nosotros.
Y para nosotros los esposos el Señor tiene un plan de salvación muy concreto, ese plan es mi esposo. El cuenta con mi esposo para mi salvación y viceversa, ¡nos hace, en cierto sentido, corredentores!
Así mis dones y los de mi esposo están ahí para entregarlos. Al igual que mis debilidades y las de mi esposo, que están ahí para que ambos crezcamos en la prueba y en la dificultad, y acogiendo así a mi esposo en el pecado, nuestro matrimonio se fortalece en la prueba.
¡Nada más grande e ilusionante que el Señor nos haga partícipes en nuestra salvación mutua!

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Santi: Hola María, cariño, ¿puedes bañar tú al peque hoy?
María: Santi, estoy muy cansada, acabo de trabajar ahora mismo y ¡tengo que preparar la cena!
Santi: Pues quizá podrías dejar de trabajar antes y así no estás tan cansada ¿no?
María: (Se queda pensativa…) Esta es la oportunidad que el Señor me pone para acoger Su Gracia y poder acoger a Santi en su debilidad. Este es el momento que me da para seguir purificando el corazón, así que voy a acoger la Gracia de Dios y crecer en humildad.
María: Santi cariño, yo le baño, tú ve y descansa que has tenido un día duro.
Santi: Cariño, no sabes lo que te agradezco que me entiendas. Muchas gracias, ¡mua!
María: Claro que sí. Demos los dos gracias a Dios porque está cambiando nuestros corazones y nuestro matrimonio, ¿te parece?
Santi: ¡Claro que sí cariño!

Madre,

Tú dijiste sí al plan de Dios, enséñanos a decir Si en cada circunstancia aunque no entendamos. ¡Alabado seas por siempre Señor!

Jesús nos alerta. Comentario para matrimonios: Lucas 11,47-54

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 11,47-54

En aquel tiempo, dijo el Señor:
«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron vuestros padres! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis mausoleos.
Por eso dijo la Sabiduría de Dios: “Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos de ellos los matarán y perseguirán”; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación.
¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido!».
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.

Jesús nos alerta.

Hoy Jesús, porque nos ama, nos alerta: “Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación” ¡Ay de vosotros que no entráis e impedís que otros entren!
Hoy es un día para examinarme: ¿Qué hay en mí corazón y en mi comportamiento que me impide entrar en el reino de los cielos, vivir en gracia? ¿Qué que dificulta o impide que mi esposo y mis hijos puedan entrar?
Quizás sea mi afán de dominio y tener siempre razón, mis ataques de ira, mi desconsideración y malos modos. Quizás mi carácter, que en vez de acoger y animar, lo que provoca es desánimo y tristeza.
¡Gracias Señor por despertarme! ¡Bendito seas, cuánto me amas!

Aterrizado a la vida Matrimonial:

(Por la noche en oración conyugal)
Jorge: Carmen, perdóname. Hoy he estado insoportable, de mal humor, saltando a la mínima. He estado todo el día dándole vueltas a la “porqueriilla” en mi corazón. Y lo que más me duele es que he provocado que tú también estuvieras mal.
Carmen: Jorge, sí, ha sido un día duro. Y yo en vez de acogerte en tu pecado, he unido el mío. Nos hemos hecho daño y hemos herido también al Señor.
Jorge: Quiero ayudarte a vivir aquí un anticipo del Cielo, los dos unidos al Señor. ¡Cómo anhelo esa intimidad de los tres!
Carmen: Qué maravilla es nuestro sacramento del matrimonio. Cómo nos rescata Jesús una y otra vez.
Jorge: Mañana les pediré perdón a los niños porque hoy les he exasperado
Carmen: Querido esposo, tienes un corazón precioso.

Madre,

contigo proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador. ¡Alabado sea el Señor!

 

Compartiendo yugo. Comentario para matrimonios: Mateo 11, 25-30

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Compartiendo yugo.

Gracias, Señor, por tus palabras. ¿Has revelado estas cosas a los pequeños? Claro, si me creo que yo sé cómo son las cosas, sólo me escucho a mí mismo y no te escucho a ti. Señor, realmente no sé nada, te quiero escuchar.
¿Estoy cansado y agobiado? Pues muchas veces. Entonces, ¿qué he de hacer? Otra vez no puedes ser más claro. Debo ir a ti que Tú me aliviarás. ¿Y tomar tu yugo? Claro, cuando me empeño en llevar todo solo, la carga es demasiado pesada. Pero si tomo tu yugo, Tú la llevas conmigo. Si el yugo lo llevo contigo y con mi «cónyuge» (co-yugo, compartiendo yugo), la carga será ligera, porque estaremos los dos unidos y unidos a ti.
¿Y qué más? Con mansedumbre y humildad. Sabiendo que no sé nada, que Tú lo sabes todo, que Tú lo puedes todo. Que mi enemigo es mi amor propio. Que el antídoto es el amor a Ti y a mi «cónyuge» sobre todas las cosas. No hacer mi voluntad, sino la Tuya, la suya.
Gracias, Señor. Te escucho y con tu ayuda voy con mi «cón-yuge» a por ello.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Teresa: Carlos, ¡no puedo más!, ¡estoy agotada!, ¡lo tengo que hacer yo todo!
Carlos: Cariño, por favor, déjame que te ayude.
Teresa: ¡Ojalá, te lo llevo pidiendo todo el día y ni caso!
Carlos: Perdona, de verdad. No me he dado cuenta. Pero hazme un favor, recuerda en lo que quedamos. Vamos a rezar primero.
Teresa: ¡Anda ya!… (pero deja que el Espítitu la guíe) Bueno, vamos.
(Se ponen en oración)
Carlos: Señor, te pido perdón. Teresa, te pido perdón. Señor, ayúdame a estar más pendiente de mi esposa.
Teresa: Señor, perdóname por haberme puesto nerviosa. Carlos, perdóname. Señor, contigo todo lo puedo. Sin ti nada. Ayúdame a entregarme sin medir. A saber que puedo contar con Carlos, aunque a veces no entienda cómo no se da cuenta de lo que necesito. Gracias por darme esta oportunidad para crecer en mansedumbre y humildad.
Carlos: Señor, gracias por darme la mejor esposa del mundo. Perdóname por estar en ocasiones más pendiente de mis cosas que de ella. ¡Gracias Teresa por ser tan maravillosa!
Teresa: Gracias, Señor. Gracias, Carlos. ¡Eres increíble! Y ahora ayúdame, que juntos con el Señor todo lo podemos.

Madre,

Por favor, ayúdanos a escuchar de verdad a tu Hijo y a hacerle caso. Que el mundo no nos pueda. Que vivamos pegados a ti, contigo, para hacer Su Voluntad siempre unido a mi «cón-yuge».  ¡Alabado sea tu Hijo!